Presidenta Poncia (con A) Pilatos
“Bueno, ya me enchilé. ¿Últimadamente a mí de qué se me acusa?¿El occiso habló? ¿Hay indicios indicatorios? ¿Huellas dedales?”
MARIO MORENO ‘CANTINFLAS’
Tiempos de cuaresma, de definiciones, pero sobre todo de fea política y de condenable grilla. La ‘corrupción moral’ pulula.
De verdad, lo pregunto muy en serio: ¿qué puede ser más importante que dar con —y resarcir a— las víctimas? Autoridades, todas, todos y todes, escúchenlo bien: no hay NADA más importante.
Ante el holocausto de Jalisco (aunque hay otros; Edomex, Morelos, Guerrero, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, etcétera) y el pasmo de lo que se pensó no volvería jamás después de lo ocurrido en la Alemania nazi en contra de los judíos, la presidenta de México (por cierto, de raigambre judía, y que por lo mismo sabe de las atrocidades sufridas por el pueblo de sus ancestros) ha preferido señalar al gobierno estatal jalisciense. Ya me lo temía yo y lo dije hace dos días; todo esto lo iban a politizar los de la 4t. Son expertos en ello.
Decir desde Palacio Nacional que el narcoinfierno ese “estaba bajo resguardo estatal” es contar solo una parte de lo que sucedió. La parte que, políticamente hablando, a la primera mandataria le conviene decir. Ante crímenes federales —y lo que ahí estuvo ocurriendo desde el 2019 era federal— se requería un resguardo integral y compartido CON instancias del Ejecutivo federal.
Pero no caeré en el juego sucio que juega la presidenta Sheinbaum. La repartición de culpas, especialmente señalando a las autoridades locales y con mayor enjundia al tratarse de autoridades emanadas de la oposición, no se debe dar ni ahora ni nunca. Hay en México una descomposición social brutal, ¿que no lo entienden? Ningún país del mundo, ninguno, vive la putrefacción que existe en el pueblo de México.
En todo caso, lo que hoy se debe priorizar es saber quiénes fueron las víctimas y quiénes los asesinos (materiales e intelectuales). Lo primero porque es lo mínimo que se merecen los deudos y familiares; lo segundo para que los horrores no los reproduzcan los criminales, al menos no en específico esos malditos que estuvieron detrás de la barbarie en Teuchitlán. Llegará el tiempo en que las autoridades responsables de vigilar el resguardo paguen por su omisión. Pero en este momento la prioridad es saber quienes son las víctimas y quiénes son los perpetradores.
Si acaso hay repartición de culpas, que estas sean sobre quienes cometieron estos crímenes de lesa humanidad. Y el señalar solo a la autoridad local es pretextar que la autoridad federal nada sabía o que tenía otros datos. Es obviar el daño realizado durante seis años con la farsa de ‘abrazos, no balazos’. Al ‘segundo piso’ de la transformación no se lo vamos a tolerar; defender a López Obrador bajo la premisa ‘Enrique Alfaro’ resulta una burla más para quienes ya no pueden ser abrazados por sus deudos.
Porque si se trata de repartir responsabilidades y de no solucionar la tragedia de quienes fueron ahí exterminados —y por consiguiente de sus familiares—, ahí les van dos encargados: Alejandro Gertz Manero (titular de la FGR hoy, ¡pero también durante el sexenio anterior!) y Claudia Sheinbaum Pardo (hoy por hoy cabeza de la Guardia Nacional, de la Secretaría de Seguridad, de la Sedena). Esto lo digo porque una y otra autoridad no están asegurando las líneas de custodia/evitando que se pierdan los rastros de evidencia.
Miren que, tras haberse conocido los hallazgos del crematorio en tierras tapatías, existió la posibilidad de que periodistas, madres, curiosos entraran a dicho lugar, que estén trabajando en el sitio peritos sin guantes, es invitar a que se contamine la escena/las escenas del crimen. El no sellar y aislar adecuadamente la localidad dice mucho del gobierno (en este caso del federal). Más que hallar culpables, pareciera buscan desaparecer evidencias y, con estas, la posibilidad de poder dar con la identidad que quienes ahí fueron calcinados.
¿Cómo es posible que los distintos sitios donde se han encontrado restos y evidencias de actos criminales NO hayan estado asegurados? ¿Por qué no exigir a la Guardia Nacional, a los militares, que para el caso son lo mismo, resguarden los lugares del delito? Increíble que quienes señalaron todos los errores de las pesquisas en el caso Ayotzinapa, ahora toman decisiones que indican que no aprendieron nada de los 43. Falta que dentro de algunos meses o semanas, la discusión derive en cómo estos lugares se contaminaron…
El blindar y sellar una zona sí es responsabilidad absoluta de las autoridades DE AHORA, de las actuales.
Claudia Sheinbaum, cual moderna Poncia Pilatos prefiere pelearse con las cifras, con quienes exigen respuestas, en lugar de que exigir a sus subalternos aseguren las cadenas de custodia y encuentren a las cabezas criminales. ¡Qué falta de responsabilidad hacia el país y hacia los muertos! En lugar de reaccionar correctamente, como mujer, como heredera de la inmolación de un pueblo y como estadista, prefiere lavarse las manos.
Giro de la Perinola
Dado que han hallado cráneos en la casa de Dionicio Emanuel Álvarez Anonales, excolaborador de Cuauhtémoc Blanco, ¿votarán los diputados de la 4t para que no se le investigue? O a diferencia de lo que pasó con los criminales nazis, que se les juzgó en los imparciales juicios de Nuremberg, ¿aquí a los criminales asociados a Morena les dictarán sentencia absolutoria los nuevos jueces simpatizantes del régimen electos vía la reforma oficialista al PJ?
Si las iglesias, las madres buscadoras, las distintas ONGs cuestionan las omisiones y las cifras ocultas de las autoridades, no es momento de que Sheinbaum refute sus datos o sus cuestionamientos con otros datos y con una retahíla de nimiedades. Es momento de buscar hasta encontrar a los asesinos.
Molesto silbido en el oído debe estar sintiendo López Obrador. Hoy más que nunca se recuerda su burla al pueblo de México (que no a sus críticos): “ahí tienen sus masacres, jejejeje”.