Sí estamos solos

Estoy solo y no hay nadie en el espejo

Jorge Luis Borges

 

Negar la existencia de extraterrestres y su presencia en la tierra no es el motivo del título de esta columna. De hecho, aunque los hubiera y estuvieran entre nosotros, los terrícolas de hoy en día seguiríamos estando más solos que nunca en toda la historia de nuestra especie, debido al uso excesivo de las tecnologías de entretenimiento, información y comunicación, especialmente los videojuegos y las redes sociales.

Pero comencemos por el nudo de este cuento: la soledad. Ya todos la conocemos, unos para bien, la mayoría para mal, porque, como decía el ilustre escritor y diplomático italiano Carlo Dossi (1849-1910): “Son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos”.

La soledad es tanto una condición externa, concretada simplemente en la falta de compañía, como la conciencia sobre dicha circunstancia, que puede derivar en paz interior y plenitud, cuando estamos conectados con nosotros mismos, o en desolación, cuando estamos en desconexión tanto interna como externa.

Es en este último caso cuando socializar puede volverse doloroso, porque carecemos de aptitud para establecer vínculos significativos con otros; pero también puede convertirse en un escape del angustiante vacío que implica vivir a distancia de nuestra propia alma.

Es muy importante señalar que las relaciones profundas con otros solo pueden provenir de una fuerte conexión con nosotros mismos. En tanto esto no suceda, solo estaremos distrayéndonos con la compañía ajena o, aún peor, dependiendo de ella, para no precipitarnos en los intensos sentimientos de indefensión y extravío de la soledad no elegida, que azuzan todos nuestros miedos. Entre esto y la depresión hay una línea casi invisible.

Esto le ha sucedido toda la vida a los seres humanos. Mientras pocos disfrutan su soledad, la mayoría la aborrece. Ahora introduzcamos en la ecuación los videojuegos y las redes sociales. El tiempo que ocupamos en ambos se lo restamos a la imprescindible introspección, sin la cual la vida deja de tener significado y sentido.

Así es, todos buscamos darle a nuestra vida contenido de calidad, pero éste solo puede obtenerse de la conexión con nosotros mismos, no de la oferta indiscriminada de lo que sea que estemos consumiendo sin filtros.

Mientras más tiempo inmersos en esta tecnología, menos vinculados a nosotros mismos y viceversa. Parar el círculo vicioso es un problema, porque opera a nivel de adicción, ya que nos da la ilusión de cercanía con otros, mientras en realidad aumenta la desconexión. Toda adicción, para y por serlo, nos ofrece algo prometedor, que en realidad nunca se cumple y al final nos arrebata todo.

Las redes sociales y los videojuegos son malas imitaciones y dañinos sustitutos de las relaciones persona a persona, por difíciles que puedan ser éstas. De hecho la dificultad de establecerlas y mantenerlas es parte de un desarrollo físico y emocional sano.

Capte, cuando se encuentre solo o acompañado, el momento en que sienta el impulso o la necesidad de tomar su teléfono celular y concentrarse en las redes sociales o los videojuegos. Es buen momento para hacer un ejercicio de introspección y ver cómo se siente, por qué se está desconectando de usted mismo o de los demás, o por qué no ha llegado siquiera a conectarse.

Una de las actividades de interiorización que realizan las personas que aprecian su soledad es enterarse de qué cosas disfrutan hacer justo porque no están en compañía de otros, ya sean estimulantes, como leer, meditar, ejercitarse, pintar, escribir; o de descanso, como tejer y armar rompecabezas, e incluso de placer, como cocinarse algo especial, saborear un buen vino, oír música o ver una película. El requisito es que sean constructivas para que propicien la conexión satisfactoria con nosotros mismos. Lo que sea que elijamos, hagámoslo siendo plenamente conscientes del disfrute. Así, la soledad nos reclamará pronto y acudiremos a ella felices. Luego regresaremos plenos a los demás. Agradecidos con la vida.

 

       @F_DeLasFuentes

delasfuentesopina@gmail.com

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