Avelina Landín, un “canto de corazón” que se impuso a los pesares

No he querido caer en la vorágine, que puede incluso ser moda, de anteponer a la mujer en todo (no es necesario el plural, una mujer simboliza a todas las mujeres) por el hecho de reconocer que en México esta condición de género ha significado históricamente su sometimiento ya sea de manera violenta o enmascarado de convenciones civiles, tradiciones familiares y costumbres de pueblos ancestrales. Se vive un buen momento en México para la mujer, un quiebre histórico en su favor y beneficio que difícilmente sufrirá un retroceso. Pero me parece importante no caer en radicalismos y excesos, hay que cuidarse de quedar atrapado con los ojos abiertos en la pesadilla de Snàporaz en La ciudad de las mujeres (Federico Fellini, 1980). Una vez dadas por ley y por uso la igualdad entre hombre y mujer, se tendrá que valorar el talento tanto o más que la mera equidad.

Dicho lo anterior en el contexto de la celebración del Día Internacional de la Mujer y del cincuenta aniversario de la primera Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer celebrada en México en 1975, es importante exponer el arte interpretativo de una mujer que tuvo que dejar el canto al momento de contraer matrimonio (algo muy común en el pasado: ¿por amor u obligación?), aunque tuvo la fortuna de recuperarlo, Avelina Landín.

|Avelina interpreta “Tú, ¿dónde estás?”, de Gabriel Ruiz, de la cual hay dos versiones, la primera más clásica que la segunda aunque la segunda es muy buena también, con un arreglo más homogéneo, más moderno; la primera tiene el encanto destacado del piano, por ello la he preferido|:

Y lo hago porque, también en el contexto del estudio y difusión que he venido haciendo de cantantes de los años treinta a sesenta del siglo XX que tuvieron entrenamiento vocal clásico y se dedicaron al canto popular o que sin tener esa formación lograron destacar por su talento y lo que he llamado el estilo dentro de un espíritu de época, hubo muchos más cantantes hombres que mujeres. Sin embargo, estuve a punto de no escribir sobre Avelina porque me pareció que ante la presencia destacada de su propia hermana, María Luisa, o de otras intérpretes como Toña la Negra, Ana María González y Ana María Fernández (quien también dejo el canto al momento de casarse en una segunda ocasión), su carrera había sido breve y no tan destacada, hecho agravado por el abandono del canto que hizo desaparecer el dueto de las Hermanas Landín (del que tengo planeado escribir como rival artístico del dueto de las Hermanas Águila, que ya he expuesto en estas páginas).

Es decir, que estuve a punto de caer en una censura más a Avelina Landín, la tercera, pues la primera fue en cierta manera la de su padre, que no quería artistas en la familia (y le salieron dos), y el matrimonio como impedimento, la segunda. Así que en ese contexto pero sobre todo reconociendo el talento interpretativo de Avelina, corregí el error para participar del canto bolerístico cálido, poco común en México, en el timbre y color de la mezzosoprano (en este ámbito, Toña la Negra es excepcional).

|“Dos gardenias”, de Isolina Carrillo|:

Avelina Landín (1919-1991) también tiene la desventaja de contar con poca información biográfica y nulo análisis de su canto y su trayectoria; ¿cuál fue su formación, cuáles sus maestros, el suyo fue un canto espontáneo? Además de nacer en la Ciudad de México, se sabe formalmente que a pesar de la oposición del padre, Avelina y María Luisa iniciaron su trayectoria como dueto grabando varios discos sencillos y compitiendo en la radio y el medio artístico con las Hermanas Águila. Su dueto desapareció cuando Avelina se casó en 1941. Como hemos visto en estas páginas, María Luisa tuvo una carrera descollante en lo que su hermana –tal vez con una mejor calidad vocal– se dedicaba al marido y a tener tres hijos.

|“Ahora y siempre”, de José de Jesús Morales Galindo, canción que escuchamos aquí hace tiempo en la magnífica interpretación en voz de Mario Alberto Rodríguez|:

No hay registro de cuándo regresó Avelina a la canción y al disco, pero grabó para RCA Víctor, Peerless y Musart. Volvió a tener presencia en la radio, en particular en la XEW, y con el tiempo en la naciente televisión además de tomar el rol de cantante en tres películas (en una de ellas presta su voz a María Félix). Además de un buen número de sencillos, grabó dos LP’s en estudio: La voz que canta al corazón (Orfeón; 1968) y Nostalgia (Caleidofon; 1976). Pero sin duda, su éxito ya no fue ni el de su hermana ni el de otras colegas. Y siempre ha existido como sombra la pregunta: ¿qué habría sido de Avelina Landín si no deja un tiempo el canto en favor del matrimonio y la familia? Su “sacrificio”, ¿fue obligado o fue realizado por amor?; la época sin duda podría dar repuestas.

|Qué interesante fragmento de la película La diosa arrodillada (Roberto Gavaldón, 1947), la voz hablada es de María Félix y la cantada es de Avelina Landín; “Revancha” de Agustín Lara|:

|Y aquí, una interpretación en televisión de “Nadie”, también el infaltable Agustín; aunque es un canto tardío en vivo, aún se aprecia sus cualidades vocales e interpretativas|:

La descripción de identidad de Avelina, su “apodo”, su carta de promoción tan característicamente usada por los cantes la época fue “La voz que canta al corazón”, como el título de su primer álbum discográfico. Naturalmente, tiene que ver con el efecto de suavidad y tersura que produce su canto de mezzosoprano no estridente, íntimo. Armonía y tersura que ofreció y dejó como testimonio de su canto y paso por el mundo. Un “canto de corazón” que se impuso a los pesares.

“Amor”, de Gabriel Ruiz, en vivo:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo

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