Dos triunfos, pero la guerra sigue

El Gobierno mexicano debería andar con cuidado con eso del magno festejo que se realizará el domingo en el Zócalo, luego de conseguir un mes de plazo (otro) para evitar que Donald Trump imponga aranceles del 25% a los productos mexicanos.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha ganado dos batallas, pero la guerra continúa.
Sus triunfos se han reflejado en dos pausas, cada una de 30 días, antes de que Trump ejecute una de sus ocurrencias, costosa para ambos países.
Y si bien ayer, después de que se hizo público el acuerdo de suspender la aplicación de los aranceles a todos los productos mexicanos de exportación incluidos en el T-MEC, todo eran risas y jolgorio, falta responder a la gran pregunta: ¿a cambio de qué?
No somos partidarios de la intriga, pero Trump no da paso sin huarache, como se dice en Francia.
Algo no sabemos los mexicanos ni los estadounidenses sobre las condiciones que permitieron el acuerdo entre ambos mandatarios.
México, en las disputas con Estados Unidos, de cualquier índole, llega con el papel de víctima.
¿Qué podría haber anunciado Sheinbaum el domingo si no hubiera convencido a Trump de suspender aunque fuera temporalmente la aplicación de ese impuesto?
Lo que haya negociado con el estadounidense, los mexicanos lo veremos en los próximos días.
Ya sea otras cabezas de grupos delincuenciales, más vigilancia en la frontera norte, cerrarle el paso a las importaciones Chinas, apoyar a Rusia en la guerra con Ucrania, puede ser todo o parte de eso nada más.
Ya habrá tiempo para descubrir a cambio de qué México fue objeto de la benevolencia del bully, cuya credibilidad en su país está también por los suelos, pues como dice una cosa, dice otra.
Por lo pronto, lo que estaba originalmente planeada como una concentración “informativa’’, será el carnaval de la victoria y el monumento al elogio.
Cuidado, la guerra seguirá 4 años más; no vaya siendo que se trate de victorias pírricas.
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Apenas se hacía el anuncio del acuerdo Sheinbaum-Trump y ya estaba en Washington Omar García Harfuch, de cuya visita poco se conoció al cierre de este espacio.
Evidentemente no fue coincidencia el viaje del secretario de Seguridad al Capitolio; seguramente la visita formó parte del acuerdo entre los mandatarios para tratar de temas de delincuencia organizada, que tanto preocupan al gobierno del vecino del norte.
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El gobierno “humanista’’ de Andrés Manuel López Obrador no sólo no atendió los reclamos de las mujeres que marcharon en su sexenio en conmemoración del 8M, sino que las criminalizó.
Ahora, con una mujer en la Presidencia de la República, se espera que el trato sea diferente, sobre todo por la repetición de la famosa frase “llegamos todas’’.
Las manifestaciones del 8M son catárticas, en el más amplio sentido de la palabra, pues miles de mujeres violentadas, que no son escuchadas o que son revictimizadas por las autoridades, las aprovechan como escape a sus frustraciones y hartazgo.
Ya veremos, mañana, si el hecho de que la Presidenta sea mujer al igual que la jefa de Gobierno de la capital, marcan una diferencia en el trato hacia las mujeres víctimas de cualquier violencia.
Dicho de otra forma, ya se verá si en realidad llegaron todas.
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Trump ha impuesto la agenda política en el país en las últimas semanas, pero eso no debe distraer a la opinión pública de los problemas que siguen ocurriendo en el país.
Los jóvenes descuartizados en Oaxaca presuntamente a manos de un grupo criminal y policías de Huatulco, no deben pasar desapercibidos.
@adriantrejo