Cuauhtémoc, único héroe a la altura del arte

I. Cuauhtémoc y las expresiones del arte

Tuvo razón Ramón López Velarde en La suave patria: Cuauhtémoc es el único héroe [mexicano] a la altura del arte. ¿Por qué? Por su vida trágica y su injusta muerte joven: Ascender por urgencia y necesidad del gobierno de Tlatelolco a la dirigencia del imperio mexica, luchar con valentía contra la ventajosa invasión española, el tormento al que fue sometido en Coyoacán y su ahorcamiento, su asesinato en las selvas del sureste del hoy territorio mexicano. Esa biografía breve y el hecho de su ejecución a edad temprana no dieron tiempo a las debilidades del poder y del envejecimiento que otros héroes pudieron experimentar. Un manto de valor e injusticia se cierne sobre su figura, por ello es el joven abuelo de la patria que el poeta loa, glorifica y eleva a la altura del arte. ¿Qué arte? Todo el arte posible, todos los géneros, desde la poesía a la música que también puede ser poesía o debiera de ser sobre todo poesía sin palabras.

Paradójicamente, y también por su condición trágica, es Moctezuma quien, del pueblo mexica y en general del universo prehispánico, ha merecido la mayor atención entre los artistas, en particular extranjeros. Otro personaje que ha sido objeto de arte y hasta usada como herramienta del psicoanálisis freudiano ha sido Malintzin o Malinalli; que no la Malinche equiparable a la traición, una irracionalidad de quien así concibe a esta mujer que no traicionó a nadie. Verdaderos traidores de los mexicas, tlatelolcas y tlacopenses son, por ejemplo: Tlacotzin y Motelchiuh, que prácticamente entregaron a Cuauhtémoc y su primo Tetlepanquetzan a la horca.

Sin embargo, ese Cuauhtémoc histórico ha merecido bellos trabajos artísticos como los versos del “Intermedio” de López Velarde en La suave patria o el poema de Carlos Pellicer. Pero veamos algunas otras aproximaciones que me propuse revisar en cuanto se anunció el homenaje oficial por el 500 aniversario del asesinato del héroe un 28 de febrero de 1528; aunque no sean exhaustivas, destaca la diversidad de los productos artísticos que arroja la figura del trágico héroe mexica.

Pintura y escultura

De acuerdo a Angélica Velázquez, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM (algo también establecido por el antropólogo Matos Moctezuma y, por supuesto, los registros históricos), la figura de Cuauhtémoc como héroe oficial es un fenómeno que surge y se acentúa en el siglo XIX. Después de la independencia de México, se quiso rescatar su figura desde la perspectiva del Estado. Toma fuerza durante la república restaurada y se consolida durante el Porfiriato. De ahí que el cuadro El suplicio de Cuauhtémoc –que muestra la tortura en Coyoacán del tlatoani mexica y su primo– realizado en 1893 por Leandro Izaguirre sea, además de elocuente, muy significativo. Pero ese cuadro creado para una exposición en Estados Unidos, tiene antecedentes claros que lo “inspiraron”:

1. Una litografía de mediados de siglo XIX, Sacrificio de Guatemotzin, de autor desconocido.

2. Una lámina del Calendario Popular, de 1861.

3. Un dibujo de Primitivo Miranda de 1873.

4. Un monumento en el Paseo de la Viga, erigido en 1869.

5. La emblemática estatua a Cuauhtémoc en el Paseo de la Reforma, realizada por Miguel Noreña e inaugurada en 1887, que en uno de los costados del pedestal reproduce la tortura ejecutada por los españoles.

6. Como culminación de los antecedentes, la pintura de Leandro Izaguirre es de 1893, El suplicio de Cuauhtémoc, de acuerdo a Velázquez, se inscribe en el realismo académico y la temática pictórica nacionalista que dominó durante el Porfiriato, en particular antes del inicio del siglo XX.

7. Otras obras pictóricas reconocidas son Tormento de Cuauhtémoc y Apoteosis de Cuauhtémoc, de David Alfaro Siqueiros, ambas en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Cine

1. Hay una película del cine mudo de 1919, Cuauhtémoc, dirigida por Manuel de la Bandera y con las actuaciones principales de Salvador Quiroz, Miguel Ángel Ferriz y Lucrecia Herrera.

2. Cuauhtémoc (1949), dirigida por Fernando de Fuentes, relata la resistencia y los últimos días del héroe. Existen sin duda otros trabajos en torno a su figura en el contexto de obras sobre la “conquista”.

Teatro y Danza

1. Cuauhtémoc y Eulalia, en Diálogos de Salvador Novo, pieza dramática en un solo acto de 1956. Novo, que ofreció varias muestras de su interés por lo indígena, estrenó Cuauhtémoc, otra pieza en un acto en el Teatro Xola, en 1962. De acuerdo al estilo de Novo, el tratamiento del personaje no es tradicional, en la primera de las piezas el personaje histórico dialoga con un personaje contemporáneo.

2. En ballet y danza existen, entre otras obras, Cuauhtémoc, de Guillermo Arriaga (1955); Cuauhtémoc, águila que cae, del ballet folclórico de Amalia Hernández (80’s); Cuauhtémoc, Compañía Nacional de Danza (90’s).

Música y Ópera

1. Guatimotzin (aunque la mayoría de las referencias escriban Guatemotzin, con “e”), ópera en un acto de Aniceto Ortega con libreto escrito por él mismo basado en la novela de la escritora cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, Guatimozin, último emperador de Méjico (1846), que recrea la entrega de Cuauhtémoc prisionero a Hernán Cortés. Su estreno fue en el Gran Teatro Nacional de la Ciudad de México el 13 de septiembre de 1871. Esta ópera sin duda es parte de la dinámica de resurgimiento y consolidación de la figura del tlatoani tlatelolca en la sociedad mexicana del siglo XIX, tal como hemos visto en el caso de la pintura y la escultura o estatuaria. Y aunque tiene el interés del personaje, el tema de la “conquista” y el hecho de que se cante en español, en realidad la música está más apegada a la predominante en México en ese siglo: la ópera italiana. Estrenaron la obra el tenor Enrico Tamberlick y la célebre Ángela Peralta. (Y aquí, solicito a los interesados leer una NOTA al final de esta columna sobre una sorpresa que no me esperaba y estaba fuera de la concepción original e este texto; al final, para no interferir con el objetivo central sobre el héroe mexica).

2. Guatimosin, ossia la Conquista del Messico, drama en cinco actos de Paulino Franchi estrenado en Milán, Italia, en 1889.

3. Cuauhtémoc, ópera en un prólogo y dos actos, de Fernando González Peña y libreto de José María Rodríguez y Coss. Estreno el 15 de agosto de 1908, Ciudad de México.

4. Couauhtemotzin o La Conquista del Messico, ópera en tres actos de J. Alesandri (cito a Gabriel Pareyon: “obra hallada por Jesús C. Romero en 1930, siendo este el encargado de la Academia de Investigaciones Históricas del Conservatorio Nacional; se consignó, sin catalogar, a la biblioteca de ese plantel, dirigida entonces por Candelario Huízar”).

5. El vencedor vencido, ópera de Federico Ibarra con libreto de Enrique Serna dividida en tres actos y estrenada en abril de 2024 en el Teatro del Palacio de Bellas Artes. Y trata precisamente de la expedición de Cortés a las Hibueras llevando preso a Cuauhtémoc, quien una vez ejecutado regresa como una suerte de espíritu a atormentar nada menos que al vencedor, vencido por el remordimiento pero que siguió vivo, como sabemos. Lo cierto es que no la recibieron muy bien ni el público ni los críticos presentes en las dos funciones realizadas.

6. Cuauhtémoc. Obra sinfónica de José Rolón estrenada en 1929.

7. Cuauhtémoc, poema sinfónico de Leonardo Velázquez a partir de los versos de Carlos Pellicer.

8. Preludio a Cuauhtémoc es una pieza del director Luis Herrera de la Fuente, que tuvo en planes escribir una ópera con ese título pero se quedó sólo en el preludio, no pudo realizar el proyecto; una lástima.

9. “To huey tlahtzin Cuauhtémoc” es la tercera canción del ciclo Cuatro canciones en Náhuatl, compuesto por Salvador Moreno (1951), que quizá sea la obra vocal de mayor valor en torno a la figura del héroe mexica. El texto es de José María Bonilla y está realmente logrado en la condición histórica y su dramatismo, la música de Moreno acentúa el drama; esta es la pieza que debió cantarse en el zócalo el pasado 28 de febrero. Transcribo los primeros y los últimos versos en español:

Señor, nuestro gran señor,

amo y señor Cuauhtémoc.

Venimos aquí tus hijos

a ofrecerte cempasúchil.

Has muerto ya, gran señor.

En orfandad nos dejaste.

Aquí ante ti lloramos,

amo y señor Cuauhtémoc.

Y aquí una versión del Artik Dúo, de Escandinavia, compuesto por Tania Naranjo y Rocío Olalde. Universidad de Lund, 2010:

II. El héroe y la memoria

Aparte de los textos clásicos, desde los informantes de Sahagún, las relaciones de Alva Ixtlixóchitl y de Chimalpain que sintetiza Miguel León Portilla en Visión de los vencidos, y luego la versión de Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo, entre otros, resulta muy interesante la biografía que Manuel Payno hace de Cuauhtémoc en el Libro rojo, 1520-1867, que publicó junto con Vicente Riva Palacio, Juan A. Mateos y Rafael Martínez de la Torre. También existe la versión de Salvador Toscano sobre el héroe. Otro libro interesantísimo publicado en 1991 por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, La ruta trágica de Hernán Cortés. Coatzacoalcos-Las Hibueras, de Pedro Vega Martínez, dedica un capítulo al asesinato del joven tlatoani; y claro, hay mucho más material en torno al héroe trágico tlatelolca y mexica.

Un héroe a la altura del arte que merece estar también lo más alto posible en la memoria y el presente de los mexicanos.

III. NOTA FINAL INESPERADA

Esta nota escapa a mi control, es una nota producto de la indignación. En el evento encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum en homenaje al 500 aniversario del asesinato de Cuauhtémoc, de pronto el locutor anunció la interpretación de un fragmento de “la ópera Cuauhtemoctzin en lengua náhuatl del autor Samuel Maynez y música de Aniceto Ortega”. No lo podía creer. ¡Uta, otra re-significación!, gruñí en silencio. Como está establecido, la ópera Guatimotzin es autoría de Aniceto Ortega con música y libreto suyos. ¿Qué ha hecho Maynez entonces, otra “intervención”, “reelaboración”, “re-significacaión” de una obra original ajena como lo hizo con Motezuma de Vivaldi? Intervención, reelaboración, re-significación: Plagio descarado, para ser exactos. Utilizar la creación de otros, la ficción de otros, el arte de otros para apropiarse e imponer una supuesta verdad histórica. Qué irritante que esa farsa se presente al nivel de la presidenta de la república. Intuí que eso no podía venir más que del valedor de Maynez en Palacio, Alfonso Suárez del Real (de quien tengo ya una crónica para la celebración de un próximo aniversario), patrocinador con 9 millones de pesos del plagio a Vivaldi en el zócalo en 2019.

Habrá que revisar con atención este otro caso, el de Ortega. Un video fechado el 12 de octubre de 2021 registra cómo, ante la fracción de Morena en la Cámara de Diputados, Maynez presenta “SU” ópera con música de Ortega, tal cual anunciaron en el Zócalo este 28 de febrero de 2025. El “autor” explica a los diputados la “intervención” que realizó y presentó con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, y justo en el fragmento de la obertura se anuncia claramente: “Cuauhtemotzin ópera de Samuel Maynez Champion sobre músicas de Aniceto Ortega”. El doctor re-significador, re-elaborador, interventor, justifica que cambió el título de Guatimotzin de Ortega y el Guatemuz que usaba Cortés por lo que considera el náhuatl correcto y reverencial: Cuauhtemotzin (aparte, ya conocemos su mecanismo creativo: “interviene” libreto, idioma, estructura, estilo, instrumentación y otras cosillas). ¡Pero si se trata de una maldita ópera, carajo, de una ficción o visión original de un artista no de Historia! Qué engañabobos. ¿Por qué no compone el doctor sus propias obras para establecer su verdad de lo que quiera?

Increíble, como vamos, el campeón (Champion) de la verdad histórica va a resignificar todo el repertorio que tenga que ver con el universo de la historia mexicana, y la música universal toda del mundo mundial también, ¿por qué no?, incluyendo la oriental, la africana y la de los polos; podrá resignificar a Mozart, Beethoven o Wagner, incluso las canciones de Juan Gabriel o, mejor, a Emilia Pérez, de Audiard.

P.d. Un mejor final. La creación de Leonardo Velázquez a partir del poema de Pellicer tiene mucho de tradicional e incidental, como fondo musical de película; independientemente de nuestro juicio sobre ella, es una concepción original del compositor, “Oh, destino de la tragedia, oh destino de la tragedia inexorable y gigantesca”:

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo

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