La farsa avanza

En medio de las distracciones provocadas por los aranceles de Trump y por la declaraciones del gobierno de Estados Unidos, sumado a las reacciones de la presidenta Sheinbaum, han tenido lugar dos sucesos: la aprobación de la ley del Infonavit por la Cámara de Diputados y la publicación de las listas de seleccionados de los comités ejecutivo y legislativo que estarán en la boleta electoral.

Ha trascendido, y basta con echar un vistazo al nombre de las personas seleccionadas, que la mayoría de los afortunados son personas que están, o han estado en el pasado, cercanas al obradorismo.

No ha resultado sorpresa para nadie que personajes como Roberto Gil Zuarth, panista de pura cepa, excalderonista y excoordinador de la campaña de Vázquez Mota en 2012, haya sido “barrido” de la lista del Ejecutivo; un comité dirigido por el cien mil veces impresentable Arturo Zaldívar.

El ex presidente de la Corte, bien conocido por su tráfico de influencias y por servir de transmisor de la voluntad del Ejecutivo en el Consejo de la Judicatura, fue nombrado por la presidenta para presidir el Comité, al lado de otros hombres y mujeres que no han vacilado en demostrar sus filias hacia el régimen.

Tampoco es una sorpresa que otros individuos como el abogado Eduardo Andrade, bien conocido por sus múltiples posicionamientos “jurídicos” en favor de las ilegalidades cometidas por la 4T, haya sido seleccionado por el Legislativo para ser candidato nada más ni nada menos que a la Suprema Corte en la llamada “elección judicial”.

El fraude avanza, y lo hace aceleradamente. Lleno de irregularidades y colmada de procesos ilegítimos, sobornos y despropósitos sin límites, el régimen persiste en su empeño de crear una “facción política-judicial” dirigida a capturar a uno de los poderes de la Unión.

Y no ha se ha limitado a eso. Ayer la presidenta Sheinbaum anunció que no invitaría a ningún representante de la Suprema Corte a la ceremonia del 5 de febrero; como si ellos fuesen los propietarios de una Carta Magna que pertenece a todos y que establece a la letra la existencia de un Poder Judicial. Resulta inaceptable por donde se le mire.

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