La tetralogía mozartiana

Este 27 de enero de 2025 agregamos un aniversario más al nacimiento de Mozart, uno de los genios más grandiosos que, pese a todo, ha gestado la humanidad. Como he escrito en otra ocasión en este espacio, Amadé (como él se llamaba a sí mismo) tuvo una vida breve y dolorosa, pero más doloroso habría sido que Mozart no hubiera existido; doloroso para nosotros. Fue breve vida y breve tiempo para él, pero gigantesca existencia, gigantesco tiempo para la humanidad.

Por alguna razón personal, cada aniversario natal de Mozart siento el impulso de escribir sobre ello; pero me contengo. Ahora que con un nuevo ciclo se presenta otro 27 de enero, he caído en cuenta de que hay un texto que no he publicado en SDPnoticias, la reseña crítica de un libro que trata sobre lo que he llamado tetralogía mozartiana. Se publicó en el volumen de 2019, De Caruso a Juan Gabriel. Una mirada de la cultura en México (agotado y en espera de la segunda edición). Aprovecho la ocasión para reproducirlo en este espacio porque, ahora que lo reviso, veo que está muy bien y no le modifico absolutamente nada (sólo incorporaré, como usualmente ya, algunos fragmentos de las cuatro óperas para el concierto paralelo a la exposición; fragmentos asociados a diversas maneras de la perversidad).

|Primer fragmento. El aria “in quegli anni in cui val poco”, del perverso abogado y médico Don Basilio, retorcido personaje de Las bodas de Fígaro. Aria donde reflexiona sobre el proceso de maduración de la persona, el paso de la tontería a la lucidez. Este fragmento usualmente se elimina en la representación en vivo acaso porque retrasa la trama principal y porque está interpretado por tenores secundarios, pero es magnífica, arroja el perfil del personaje. Es tan encantadora el aria que, aunque el rol es secundario, la han cantado muy buenos tenores; ¡incluso Plácido Domingo la grabó!, y aquí va con él|:

La tetralogía mozartiana

En el último tercio del siglo XX se volvió un lugar común citar, ya sea por fama, éxito, belleza, perfección, genialidad o cualquier otra adjetivación, las cuatro óperas más representadas de Mozart: Le Nozze di Figaro (1786), Don Giovanni (1787), Cosí fan tutte, (1790) y Die Zauberflöte (1791). No están concebidas como unidad de ninguna especie, pero tienen comunidad cronológica (interrumpida sólo por La clemenza di Tito; 1789) y fueron creadas en la madurez del autor, lo cual da para imaginar una tetralogía.

A más de 200 años de su estreno continúan vigentes en su música y sus textos. Han obtenido un prestigio asombroso entre expertos y eruditos y la aceptación creciente de un público generalmente boquiabierto ante la ópera romántica del siglo XIX. Se cuentan por decenas los exhaustivos análisis desde las más inesperadas perspectivas. Esto, claro, entre la academia y los musicólogos de Europa y Estados Unidos, donde se ha producido una fiebre por los estudios que diseccionan cada una de las recónditas partes de la anatomía operística y musical. Pocos de estos trabajos se traducen y editan en México. De allí que sorprenda encontrar un libro que se titule Una visita a cuatro óperas de Mozart y más aún que el autor, Luis Gutiérrez Ruvalcaba, sea un autoproclamado aficionado a la música nacido en México, según la solapa. En principio suena extra lógico. La lectura revela a un conocedor que, por el uso de tecnicismos musicales ajenos a un aficionado medio, se aproxima al lenguaje del músico formal. Hay que decir, no obstante, que la estructura del discurso es similar a la de numerosos estudios especializados, en particular a The Complete Operas of Mozart. A critical guide, de Charles Osborne (ÍNDIGO, 1997; publicado por vez primera en 1978 en Londres).

|La brevísima aria del libertino Don Juan, un elocuente personaje de la perversidad de todos los tiempos; “Fin ch’han dal vino”, con Cesare Siepi|:

El resultado del libro en cuestión parece ser un buen aderezo de lugares comunes, datos genéricos, cierto sentimentalismo cercano al melifluo estilo de Díaz Du-Pond en La ópera en México de 1924 a 1984, y absurda adjetivación aplicada a las tonalidades musicales que en sí mismas son ambientes abstractos, objetivos: “Aristocrático Si bemol mayor”, “Plebeyo Sol mayor”, “Sensual La mayor”,… Sin embargo, tiene el mérito de ser una de las escasas publicaciones mexicanas sobre el tema y de presentar una correcta síntesis de los textos no traducidos ni existentes en las librerías del país.

|La perversidad en Don Alfonso, el filósofo de Cosí fan tutte que reflexiona e intriga sobre las creencias en torno a la fidelidad femenina; “Non son cattivo comico”, con Stefan Hadžić|

Finalmente, una pregunta. ¿A quién está dirigido el libro de Gutiérrez Ruvalcaba? Según el autor, a quien decida hacer su propia visita mozartiana, lo cual no está nada mal. Mas no deja de extrañar que no exista una sola referencia mexicana con respecto a estas óperas (de allí lo extra lógico). ¿A los austriacos? Les sobran estudios sobre el tema. ¿A los lectores mexicanos? Si atienden al llamado de Gutiérrez, tendrían que tomar un vuelo a Nueva York o Viena. He aquí el mayor descuido de este libro editado por una institución educativa pública mexicana: ignorar el medio que lo ve nacer y perder de vista al lector a quien se dirige. Silenciar incluso el dato histórico de la experiencia mexicana con estas cuatro óperas formidables. Una posible reedición debiera corregir el yerro y darle así sentido a la visita de la tetralogía mozartiana en el propio medio en que se ha elaborado la invitación para la fiesta.

Una visita a cuatro óperas de Mozart. Luis Gutiérrez Ruvalcaba. UAM, Colección Molinos de Viento. 1997.

|Finalmente, la perversidad materna en La Flauta mágica. La reina de la noche canta “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen” (La venganza del infierno hierve en mi corazón), interpretada por Edda Moser|

Héctor Palacio en X @NietzscheAristo

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