Comunalidad ante imperialismo
El imperialismo es la costumbre de extender e imponer los valores propios a los ajenos, sobre todo de unas a otras naciones o pueblos, mediante el uso de la fuerza económica, política o las armas.
El imperialismo suele venir junto con el personalismo y la acción de elites oligárquicas autoglorificadas por sus propios mitos.
El imperialismo tiende a negar la otredad y establecer sistemas de dominación rígidos que hacen imposible la libertad y la emancipación de personas, pueblos o comunidades.
Por el contrario, reproduce lo propio y lo instaura con un sentido conquistador, subordinante, extractivo y excluyente.
Ante el imperialismo de los fuertes, es vital despertar, promover y oponer el comunalismo de los nunca vencidos.
La comunalidad es una cultura y forma de vida en la que el individuo coexiste y se realiza con los otros.
Cultiva y respeta la reciprocidad y honra la palabra, el compromiso y la lealtad por el bien de todos.
La comunalidad se sostiene el la fuerza no del egoísmo, la competencia o las armas, sino del trabajo colectivo.
Se respalda y reproduce en economías redistributivas, el honor y el prestigio del vivir bien personal y en grupo.
Afirma y reafirma el amor a la vida, la familia, el territorio sagrado, la naturaleza, el patrimonio biocultural y órdenes jurídicos dinámicos y justos.
Por sobre todo, la comunalidad defiende valores mas allá de lo material y vincula a la economía con el crecimiento social y espiritual.
Al imperialismo del capitalismo depredador, moderno o posmoderno, ya sea el de la tierra, la fábrica o los servicios globales digitales, se le equilibra con la cultura de la comunalidad.