10 millones de militantes y un abrumador triunfo en 2027

Los detractores de Andrés Manuel López Obrador, a través de los medios de comunicación, anunciaron la edificación en aras de obtener el registro oficial del Frente Cívico Nacional como partido político. A como se ve la situación, parece que, dentro de muy pronto, oficializarán una fuerza encabezada por Xóchitl Gálvez y Guadalupe Acosta Naranjo, y todos aquellos que, por determinación del PRIAN, fueron defenestrados desde las elecciones del pasado dos de junio. Siendo así, hay muchas razones, entre ellas la presencia en el legislativo y el uso de prerrogativas, así como la quimérica idea que podrán doblegar el dominante paso que ha construido el movimiento lopezobradorista, para manufacturar una oposición. Veo muy complicado que eso suceda, sobre todo con el momento inmejorable que vive la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum.

Lo único que podemos esperar, nos hemos acostumbrado a ello, es al discurso descalificador. Una fuerza, como tal, se antoja muy difícil que puedan construir, máxime por la división que sufrirán las filas del conservadurismo. El nacimiento de un nuevo partido, para nada, abona a las aspiraciones del PRIAN, sobre todo en vísperas de una elección intermedia que, desde ahora, se juega en todas las canchas. No lo digo yo, sino las propias encuestas que, por mucho, anticipan un abrumador triunfo para Morena en el 2027. Por eso, es iluso para la oposición comenzar a armar posibles escenarios de qué serán un contrapeso vigoroso. En las circunstancias como están, y luego del fracaso que significó Xóchitl Gálvez como abanderada del Frente por México, no hay muchas esperanzas políticas para ellos. De hecho, su estructura no equivale, si medimos una fuerza con otra, a lo que constituye en este momento Morena.

Precisamente hoy, cuando las primeras encuestas comienzan a esbozar algunas evaluaciones con miras al proceso intermedio del 2027, nos damos cuenta de la degradación que sigue viviendo el PRIAN. Caso contrario, Morena, de acuerdo con las apreciaciones de distintas metodologías, tiene un dominante paso como partido político. Cuando muchos aseguraban que la distancia de Sheinbaum— el pasado dos de junio— era un disparate, tuvieron que tragarse sus palabras cuando conocieron la conclusión. Hoy, con esa premisa, ha quedado claro que los sondeos que se vienen realizando, evidentemente, tienen un contenido que nos acerca al pulso real de la población civil que, al final de cuentas, son quienes tomarán las determinaciones. Morena, por ejemplo, está muy por encima de todas las expresiones; es decir, tiene una enorme ventaja que, a su vez, le permitirá administrar y mantener la pauta para llegar sólidos a la cita en dos años más.

Precisamente en este momento, sin exagerar, Morena tiene asegurado el triunfo en 15 entidades federativas, eso sí, con amplio dominio en el margen de intención del voto. Sé, por lo que se ha comentado, que se reafirmará la coalición con el PT y PVEM. Ellos, por cierto, están muy por encima de partidos como el PRI y MC. Entonces, contar con la suma de sus estructuras, además de reafirmar el compromiso con la transformación, sellaría técnicamente el tsunami que se avecina en 2027. A pesar de la guerra sucia, y de la construcción del Frente Cívico Nacional como partido, eso no frenará la fuerza que constituye el lopezobradorismo a nivel nacional. Los mismos datos confirman que, a menos de 16 meses que se lance la convocatoria interna, el partido guinda se alzaría con el triunfo en Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Nayarit, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, uno de los epicentros claves de la coalición Seguimos Haciendo Historia.

Desde luego, de eso podemos estar convencidos, sobre todo por los altos niveles de aprobación de Claudia, que por cierto jugará un papel crucial como estratega de las elecciones intermedias del 2027. Y con los comicios de arranque, de manera no oficial, también comienzan a circular nombres que, a la postre, es muy probable que se encaminan como los coordinadores de la defensa del voto, especialmente por el trabajo territorial que vienen haciendo y, lo más importante, por la consagración que tienen como líderes. Vayamos en ese orden que citamos en el fragmento anterior, ya que, buena parte de todos ellos, serán, sin temor a equivocarme, los próximos candidatos y, con ello, futuros gobernadores.

En Baja California, dicen los que saben, Fernando Castro Trenti puede encarrilarse, pues él, al máximo, está aprovechando el papel clave que juega en San Lázaro como uno de los operadores claves; en Baja California Sur, sin temor a equivocarme, hay tres perfiles con alta competitividad. Hablamos de Milena Quiroga, alcaldesa de la Paz, lo mismo que Homero Davis y Lucía Trasviña, uno y otro, por cierto, senadores de la República; en Campeche suena con fuerza el nombre de Aníbal Ostoa; para Chihuahua, queda claro, las condiciones están dadas para Andrea Chávez, legisladora en la cámara alta. Otras entidades, a su vez, también permiten que muchos cuadros se asomen; en Colima, otro de los bastiones obradoristas, Ana Karen Hernández y Gricelda Valencia, encabezan las encuestas; si es por paridad, puede colarse Virgilio Mendoza; en Guerrero, como tal, el juego es entre Félix Salgado Macedonio y Beatriz Mojica, que no quede duda; para Michoacán, en el tema de equilibrio de género, puede dar el salto definitivo la coordinadora de la fracción parlamentaria del Congreso local, Fabiola Alanís Sámano; en Nayarit, todo apunta a que sea así, la balanza se inclinaría por Geraldine Ponce; en Quintana Roo, de acuerdo con la lógica, los aires soplan a favor de Gino Segura; para San Luis, Sonora y Sinaloa, el proceso interno se ha tornado muy cerrado, según los sondeos que se han divulgado. Probablemente Zacatecas, por el clima que se ha generado, el instante perfecto es para Saúl Monreal, que es como el prototipo perfecto del relevo generacional que, en su momento, hizo énfasis Andrés Manuel López Obrador.

Todo eso será posible, queda claro, por la consagración de Morena como expresión, y la ratificación del voto popular del pasado dos de junio que, en su inmensa mayoría, decidió darle el voto de confianza a Claudia Sheinbaum. A eso hay que sumarle que, como propósito, la dirigencia nacional se fijó la meta de afiliar a 10 millones de militantes que, en definitiva, son posibles. Todos ellos, en las circunstancias que vivimos, serán el vehículo para lograr, sin duda, 15 de las 17 entidades que se jugarán en 2027 a favor de Morena.

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