Trump y el “Servicio de Ingresos Externos”: un reto para México
La propuesta de Donald Trump de crear una nueva agencia arancelaria, el “Servicio de Ingresos Externos”, ha puesto en alerta a los gobiernos de los principales socios comerciales de Estados Unidos, entre ellos México. Este movimiento, anunciado con bombos y platillos por el presidente electo, no es simplemente una reestructuración administrativa; es un potencial cambio de paradigma en la política comercial estadounidense que podría tener repercusiones significativas en la economía mexicana.
Es evidente que la creación de este nuevo organismo no es una simple formalidad. Trump ha sido claro en su intención de utilizar aranceles como una herramienta de negociación y presión, especialmente hacia países como México, Canadá y China. Con promesas de imponer un arancel del 25% sobre productos importados de México si no se controla la migración y el tráfico de drogas, la administración Trump busca no solo recaudar ingresos sino también influir en la política interna de sus vecinos.
Para México, este anuncio es un llamado a la acción. La presidenta Claudia Sheinbaum y su equipo tienen ante sí un reto complejo. Por un lado, deben seguir promoviendo el comercio bilateral, que ha sido vital para la economía mexicana, especialmente en sectores como la manufactura y la agricultura. La relación con Estados Unidos es demasiado valiosa como para dejarla a merced de políticas unilaterales sin respuesta.
Por otro lado, México podría aprovechar esta situación para diversificar sus mercados de exportación. La dependencia comercial con Estados Unidos, aunque provechosa, también es un punto débil. La apuesta por fortalecer lazos comerciales con Europa, Asia y América Latina podría mitigar el impacto de cualquier barrera arancelaria impuesta por Washington. Además, la inversión en infraestructura y tecnología para mejorar la eficiencia y la competitividad de las industrias nacionales se vuelve más urgente que nunca.
Otra vía de acción es la diplomacia. México debe estar listo para negociar, pero no desde una posición de debilidad. La experiencia de la renegociación del TLCAN (ahora T-MEC) demostró que con una estrategia bien pensada, se pueden lograr acuerdos mutuamente beneficiosos. Es crucial que México mantenga una postura firme, utilizando la interdependencia económica como un punto de negociación. Asimismo, la colaboración en temas como la seguridad y el control migratorio podría servir como moneda de cambio para aliviar las presiones arancelarias.
Sin embargo, las consecuencias de una política arancelaria agresiva no se limitan al ámbito comercial. La imposición de aranceles podría incrementar los precios de los bienes importados en México, afectando a los consumidores y potencialmente exacerbando la inflación. Además, la incertidumbre generada por estas políticas podría frenar las inversiones tanto extranjeras como nacionales, lo que a su vez podría ralentizar el crecimiento económico.
En conclusión, la propuesta de Trump de crear un “Servicio de Ingresos Externos” no debe tomarse a la ligera por parte del gobierno mexicano. Es un momento para la reflexión estratégica, la planificación y, sobre todo, para la acción diplomática y económica proactiva. México tiene la oportunidad de no solo reaccionar sino de anticiparse, construyendo una economía más resiliente y diversificada en un mundo donde las políticas proteccionistas parecen estar ganando terreno. La historia nos ha mostrado que, en tiempos de desafíos, también se encuentran las mayores oportunidades para el crecimiento y la innovación.