El México que quiere Claudia Sheinbaum y el camino para lograrlo
Presencié el fin de semana el informe y reiteración de compromisos a 100 días de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo y al inicio de semana asistí también como testigo a la presentación del “Plan México”, mi opinión es que estamos en el momento en que la presidenta de la república cohesiona y lanza la que será su visión para todo el sexenio.
Temas tan relevantes como el lugar que buscará tenga México entre las economías del mundo, para pasar de la posición 12 actual a la 10 y cómo es que se integrarán en este plan elementos fundamentales como ciencia, educación, tecnología, políticas de desarrollo e incluso de seguridad pública a partir de una planificación centralizada de parte del gobierno, dan cuenta de la visión, ambiciosa que tiene nuestra presidenta para impulsar al país y consolidar lo hecho.
Claudia Sheinbaum ha decidido continuar con la estrategia de ampliar el mercado interno a partir de una estrategia agresiva de construcción de infraestructura y polos de desarrollo, que incluyen a todas las regiones del país, se trata de generar 1 millón 500 mil empleos adicionales de los 22 millones 600 mil con que recibió al país, de generar al menos a 750 mil nuevos profesionistas que se integren a las nuevas cadenas de valor y de involucrar al país con el desarrollo de nuevas tecnologías.
En este empeño México sigue además con la visión de la integración regional, proteger su sociedad con Estados Unidos y Canadá y promover la integración de todo el continente como unidad económica, que pueda competir de frente con el reto de Asia y además hacerlo sustituyendo el enorme volumen de importaciones que de manera errónea promovió el proceso acelerado de liberalización de mercados, esa apuesta a la globalización sin frenos que tantos problemas le acarreó primero a Estados Unidos y con efectos colaterales sobre sus socios comerciales.
Está claro que México está jugando en el mismo tablero que sus socios principales y que en esa visión busca contribuir a preservar el orden económico mundial con los Estados Unidos como cabeza, pero sacando el mayor partido posible de ello.
En pocas palabras la apuesta de Claudia Sheinbaum es convertir a México en jugador de primer orden en la economía internacional, abandonar el rol de segunda línea que el proyecto neoliberal buscó asignar al país y aportar al proceso con sus recursos humanos, recursos naturales, capacidad logística e inventiva, a fin de avanzar en el entorno global.
La noticia en 2022 de que México alcanzó la posición 12 entre las mayores economías del mundo, sacudió los dictados sobre economía y mercados, pues aunque México decidió emprender su propio camino con una política económica distinta (ahora llamada humanismo mexicano), sorprendió a propios y extraños al rebasar a España, Corea del Sur y Australia.
Ahora el reto es mayúsculo, avanzar 2 tableros más para desplazar a Rusia y Canadá y entrar al exclusivo club de las 10 mayores economías del orbe, algo que se dice fácil, pero costará mucho trabajo.
México tiene los recursos y la capacidad de alcanzar esas metas, pero se necesitaba una estrategia con objetivos claros y con una visión de corto, mediano y largo plazo.
Nuestro país necesitaba también definir una política industrial, más allá de la salida fácil de la manufactura y la relocalización, un país que busque ser protagonista, necesita de innovación, desarrollo tecnológico, infraestructura, desarrollo humano y equilibrios internos, es decir una economía de consumo fuerte y el acceso de su población a satisfactores.
Entre las 10 economías más grandes del mundo se ubican los protagonistas de siempre, países que llegaron temprano a la industrialización y que se beneficiaron de diversos procesos, como el colonialismo, o la expansión a costa de otras naciones, aparecen ahí como ejemplos claros de esto Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y el mismo Estados Unidos y Canadá.
Los otros países que han logrado afianzar posiciones en el top 10 son China, la India y Brasil, que por la vastedad de sus poblaciones, sus territorios y sus recursos naturales, lograron consolidar sus propios procesos por otros caminos; México tiene el reto de equiparar su proceso de desarrollo con esas naciones.
Justo aquí me remito al informe de los 100 días del domingo, donde Sheinbaum decide enviar un mensaje al próximo inquilino de la Casa Blanca, diciendo que México colaborará sin subordinarse y que nuestro país será su socio y su aliado, siempre y cuando haya una relación de respeto.
Me gustaron ambos actos, encabezados por una Claudia Sheinbaum que muestra tesón, disciplina y un profundo entendimiento de lo que es hoy México y lo que tiene que hacer nuestro país para dar los siguientes pasos hacia el frente.
Con su mensaje de los 100 días la presidenta mostró fortaleza y seguridad, con el Plan México, Sheinbaum Pardo enseñó el camino y la estrategia, cerró filas con los empresarios del país y encima de todo mostró la determinación de una lideresa que podrá llevar a México hasta donde se lo proponga.
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