Los 100 días de Sheinbaum: promesas y realidades en el abismo
Ayer, en el Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum rindió cuentas de sus primeros 100 días de gobierno ante una multitud enfervorizada. El discurso, como era de esperarse, fue una celebración de logros, pero para los que llevamos años observando la política mexicana, la omisión de los desafíos y promesas incumplidas resultó más elocuente que las palabras pronunciadas.
Comencemos por la seguridad, un tema que Sheinbaum prometió abordar con una estrategia integral. Sin embargo, los números hablan por sí solos: más de 7,000 homicidios y casi 4 desaparecidos diarios desde que asumió el cargo. ¿Dónde quedaron las estrategias innovadoras y efectivas? La violencia en Sinaloa no sólo no ha disminuido, sino que ha alcanzado niveles alarmantes con la guerra entre “Los Chapitos” y “La Mayiza”. La retórica de “colaboración y no subordinación” con las fuerzas armadas parece haber sido un adorno discursivo más que una política aplicada, pues la realidad en las calles sigue siendo de inseguridad y miedo.
En el ámbito económico, la promesa de mantener la estabilidad sin aumentar los precios de los combustibles se ha desvanecido con el gasolinazo que ha impactado los bolsillos de los mexicanos. Las reformas económicas prometidas, que debían impulsar el crecimiento y el bienestar, aún no han mostrado resultados palpables. La inflación sigue su curso, y el aumento del salario mínimo, aunque bienintencionado, no ha logrado contrarrestar la escalada de precios que vive la población.
Sheinbaum abordó con orgullo los programas sociales, pero la realidad es que la ejecución de estos ha sido desigual. La pensión para mujeres de 60 a 64 años, por ejemplo, se ha prometido para 2025, pero sin detalles claros sobre cómo se financiará y asegurará su sostenibilidad. La reforma al poder judicial, otro de los puntos estrella de su discurso, promete una democratización del sistema, pero a costa de la autonomía judicial, lo que genera preocupación sobre la independencia de poderes.
La salud es otro campo donde las promesas brillan por su ausencia en la práctica. Las quejas por la falta de medicamentos en hospitales no han cesado, y el anuncio de la creación de las farmacias del bienestar parece más un reconocimiento tardío de la crisis que una solución inmediata.
Lo más preocupante es la desaparición de derechos y organismos clave. La reforma constitucional ha dado lugar a la eliminación de órganos autónomos, lo que podría abrir la puerta a una mayor centralización del poder. La pregunta que muchos nos hacemos es: ¿a qué costo se está construyendo este “segundo piso de la Cuarta Transformación”?
En conclusión, este discurso de los primeros 100 días de Sheinbaum refleja una administración que aún busca su propio rumbo. Hay un claro desfase entre lo prometido y lo ejecutado. La transformación que tanto se proclama necesita más que palabras; requiere de acciones concretas y resultados tangibles. La verdadera prueba de este gobierno vendrá no solo en los próximos días, sino en los años que quedan por delante. Sheinbaum tiene por delante la tarea de convertir sus promesas en realidades, de lo contrario, podría quedar en la historia como una presidenta de buenas intenciones, pero de escasos logros.