Tenemos hambre

“La alimentación y la agricultura son el frente y la espalda de un mismo cuerpo.”

MASANOBU FUKUOKA

Lo bueno: Julio Berdegué reconoció que hay problemas en el agro. Lo malo: Berdegué, secretario de Agricultura, rechaza que el campo se encuentre en crisis o colapsado.

Valgan algunos datos para que usted, estimado lector, decida si el campo en México está en crisis o rechazamos —como hace el funcionario— el que estamos en serios problemas.

De los mexicanos catalogados viviendo en pobreza extrema (alrededor de 45 millones), cerca de 7 millones se encuentran en el campo. Campesinos que no tienen dinero ni siquiera para comprar la canasta básica alimentaria. Esto, más que una ironía, es una maldición.

La producción agropecuaria en México continúa cayendo. Este año ha sido el peor en ese aspecto en más de una década. La contracción en 2024 fue del 2.1% contra 1.4% en el 2014. Hay quien diga que una disminución de un solo dígito es pequeña; no lo es. Todavía menos cuando es el segundo año consecutivo en que la producción nacional ha disminuido. Para el caso del maíz y del trigo, su descenso fue de dos dígitos. La producción de frutas y verduras descendió en un 3%.

México sufrió la peor sequía en los últimos 50 años. Pero si bien la sequía generalizada fue una importante causa en la pérdida de los alimentos y por ende en su incremento de precio, no es la única variable que ha impactado en la cadena agropecuaria. El 80% de la producción agroindustrial paga derecho de piso en algunas partes de Guanajuato, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas y Michoacán (Sergio Sosa, presidente del Sector Agroindustrial de la Canacintra). En este último estado es tal la “intromisión” del crimen organizado que, especialmente por lo que se refiere al limón y al aguacate, deben pagar tanto productores como transportistas. Se ha perdido la ventaja comparativa de estos productos y los precios los han vuelto impagable.

En términos prácticos, el crimen organizado está poniendo precio a la agricultura mexicana, ya sea debido al derecho de piso o porque han hecho que los campesinos abandonen sus tierras. Se han perdido millones de hectáreas de cultivo en décadas recientes.

Pero las extorsiones de los cárteles no se dirigen solo contra los campesinos. Atacan a la producción, a la transformación y a la comercialización. La criminalidad es posiblemente el factor que hoy por hoy más afecta la producción agrícola en México.

Algunos dirán que todo lo que he descrito antes es una falsedad porque México exportó el año pasado más de mil millones de dólares en productos agrícolas. La cifra es correcta, mas dichas exportaciones se concentraron en cultivos específicos de alta demanda en el extranjero.

Independientemente de lo anterior, el gobierno federal ha decidido disminuir el presupuesto para el campo, a la vez que eliminó los fideicomisos para productores. La incongruencia de los legisladores queda manifiesta cuando hablan de autosuficiencia alimentaria, pero le bajan el presupuesto al campo mexicano… Igual que sucede con casi cualquier industria o sector, la 4t está desmantelando el sistema agroalimentario del país.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, hace ya seis años se estableció el programa Sembrando Vida… En Tabasco (tierra del macuspano) ya se le denomina “Sembrando Fraude”, pues la deforestación y la mala utilización de los recursos públicos ha dejado territorios áridos y agrestes donde apenas hace unos años había bosques. Viveros abandonados, árboles talados y especies cultivadas no idóneas para esas tierras. Más de 176 mil millones de pesos se han destinado a dicho programa y este no ha dado resultados. La administración pública oculta la información por lo mismo.

El gobierno dijo, eso sí, que Sembrando Vida estuvo considerado en la cumbre #COP26. La realidad es otra. En los acuerdos económicos de la COP (UN Climate Change Conference) ni siquiera lo mencionaron…

¿Qué vamos a comer? Los recortes al presupuesto, aunado a la eliminación de apoyos para la comercialización de granos desde el sexenio pasado, entre una serie de apoyos que se daban al sector agro, más incrementos en los costos de producción y fuertes volatilidades en los precios en el mercado internacional han puesto en jaque a los productores de nuestro país.

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