Legitimar a Nicolás Maduro

El gobierno de Maduro perdió las elecciones abrumadoramente y decidió robárselas. Está claro para cualquiera que no esté o fanatizado, o comprado con los escasos dólares que produce hoy el petróleo venezolano.

En adelante, y como la oposición encabezada por Edmundo González Urrutia y Corina Machado no cede, a pesar de que el primero tuvo que exiliarse en España antes de ir a la cárcel, el régimen de Maduro se ha lanzado a una escalada represiva que, aunque varían un poco los números según la fuente que consultes, tiene como resultados unos 2 mil detenidos, incluidos 120 menores de edad, seguramente porque le han aprendido esto a los cubanos, y unas 20 muertes sólo en los dos días que siguieron a la elección, muertes por la brutalidad policiaca.

Para rematar, de momento al menos, la faena –en los próximos días veremos, sin duda y tristemente, más salvajadas–, la dictadura decidió ayer detener a ocho opositores más, incluidos un excandidato a la presidencia, Enrique Márquez, y el yerno de González Urrutia, Rafael Tudares. Claro que “detención” es una palabra muy amable. Fue un secuestro. Lo interceptaron y subieron a una camioneta unos sujetos encapuchados cuando iba a dejar a sus hijos a la escuela. Mientras, el régimen se dedicó a hostigar a la madre de Machado, una mujer enferma de 84 años.

¿Por qué el subidón represivo? Porque se vienen las protestas contra el golpe, otra vez, en Venezuela, con González y Machado a la cabeza, y con una presión internacional que probablemente no servirá de nada, pero que hará algún ruido y evidenciará nuevamente, más todavía, a los criminales del neo chavismo.

Esta brutalidad y este cinismo antidemocrático explican que incluso buena parte de la progresía planetaria, que luego es tan manga ancha con los tiranos siempre que sean ideológicamente aceptables, haya decidido exigirle a Maduro y el resto de los narcos que gobiernan a ese país que respete el resultado de las elecciones y libere a los presos.

Entre los progres que dijeron “hasta aquí” se cuentan el chileno Gabriel Boric, que ya retiró al representante diplomático de su país de Caracas, e incluso el Partido Demócrata, con todo y la infiltración woke que ha sufrido en los últimos años.

Para nuestra vergüenza y nuestra preocupación, México, como Brasil, como Colombia, y como las tiranías abiertas del continente, legitimará esa atrocidad cuando envíe a un representante, el 10 de este mes, a la toma de posesión del golpista. Y no, no importa lo chiquito que sea el representante.

 

     @juliopatan09

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