Elección del Poder Judicial del bienestar, ¿en qué vamos?

Entrampados por los riesgos que supone para el país la toma de protesta de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, hemos obviado el proceso de “selección’’ del próximo Poder Judicial del bienestar, cuyo impacto en la vida nacional debe preocuparnos más que una onírica invasión militar.

 

Hasta antes del periodo vacacional de invierno, el proceso se encontraba en la presentación de las listas que cada comité evaluador de cada uno de los tres Poderes presentó.

 

Estas enormes listas, en las que destacan figuras afines a la 4T y uno que otro colado que no presentó documentos y aún así fue “seleccionado’’, sufrirán un recorte, proceso que se supone está en marcha.

 

Las listas depuradas deberán ser publicadas el último día de este mes y será el 4 de febrero próximo cuando el Comité de Evaluación en el Senado realizará una tómbola, rifa, sorteo o más pomposamente llamada “insaculación’’, para determinar los nombres de los candidatos que aparecerán en las boletas el próximo primero de junio.

 

Nada más atípico y peligroso que dejar la impartición de justicia a funcionarios que serán electos mediante tómbola.

 

Solo vea los resultados que dicho proceso, de patente morenista, arrojó en las Legislaturas pasada y en la presente.

 

Nada de la preparación por años y los concursos de oposición para un puesto; aquí la suerte (o la suerte de ser recomendado), puede jugar a favor o en contra del candidato y, por supuesto, del mexicano común.

 

Morena dijo que no influirá en el último tramo del proceso, pero lo mismo habían dicho durante la selección de la fiscal de la CDMX y ya todos conocemos la historia.

 

El 12 de febrero, el Senado deberá entregar las listas definitivas al INE para que se manden a imprimir las boletas.

 

No habrá campañas para ninguno de los candidatos, al menos hasta ahora, por lo que los ciudadanos deberán votar casi a ciegas, a menos que reciban línea.

 

En esas estamos.

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Tabasco y Oaxaca se están convirtiendo en una sucursal de Sinaloa, a pesar de los intentos por minimizar los hechos de violencia generados en ambas entidades en días recientes.

 

En Tabasco, el gobernador Javier May se encuentra a dos fuegos: por un lado la delincuencia organizada y por el otro, el grupo de funcionarios públicos y políticos locales leales a Adán Augusto López, con quien sostiene un pleito abierto.

 

May, que tampoco ha sido una lumbrera política, le declaró la guerra muy temprano a Augusto López y ahora no haya cómo salir del atolladero.

 

Raro que desde Palacio Nacional no hayan salido a tirarle un laso, como ha ocurrido con Rubén Rocha Moya.

 

En el caso de Oaxaca, el estado vive la peor crisis de inseguridad de su historia desde la llegada del “luchador social’’, Salomón Jara.

 

Mil muertos tan solo en el 2024, una caída en el empleo y problemas políticos y sociales derivados de la forma tan “ligera’’ de gobernar, tienen al estado en crisis permanente.

 

Pero eso sí, Jara ha comenzado a mover sus fichas de cara a su sucesión.

 

Y como para darles un calambre a propios y extraños, decidió que Flavio Sosa, el exdirigente de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), fuera el secretario de las Culturas y las Artes.

 

Antes había sido Jefe de Gabinete y coordinador del gabinete social.

 

A Sosa se le recuerda por sus traiciones políticas y por el hecho de haber mantenido, más de un año, a la capital Oaxaca en estado de sitio.

 

      @adriantrejo

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