Espejos y catalejos. Oaxaca: En busca del deber cumplido y por una nueva cultura constitucional
El inicio de un nuevo año invita a detenerse para voltear al espejo retrovisor y mirar el pasado, bajar la velocidad, detenerse y usar catalejos para explorar el horizonte.
En el espejo retrovisor aparecen dos siglos de historia con tres procesos dialécticos: Independencia, Reforma y Revolución, es decir, impulsos inicialmente modernizantes desde lss elites o “desde arriba”, ante cuyos efectos dañinos para las mayorías populares empobrecidas se alzaron movimientos sociales “desde abajo”.
Enseguida, se mira que las dos tendencias contrapuestas desembocaron en un nuevo pacto y régimen social, económico y político que fueron escritos en textos constitucionales federales en 1824, 1857 y 1917, y se reflejaron en las correspondientes constituciones locales, por ejemplo, la de Oaxaca del 10 de enero de 1825.
En el espejo retrovisor bifocal, que permite ver el territorio del pasado cercano, aparece el siglo XX con la Constitución federal de 1917 modificada a través del llamado “constituyente permanente” o “poder revisor” no solo más de 700 veces en casi todo el texto sino en algunas de sus instituciones fundamentales.
Ejemplos:
Derechos sociales sobre derechos individuales de 1917 a 2011 y lo contrario de 2011 a 2018.Presidencialismo fuerte de 1933 a 1994 y débil de 1994 a 2018, incluida la posibilIdad del gobierno de coalición, reforma de 2014, como una opción posible ante la preocupante anemia del hipo-presidencialismo frente al “hiper-feuderalismo” y la pérdida de gobernabilidad debido a la globalización, fragmentación, anomia e ilicitud incentivada.Cambios profundos en los sistemas electorales y de justicia electoral, entre otros: de reelección a no reelección, entre 1917 y 1933, y, de nuevo, a reelección de 2014 en adelante; o bien, diputados y hasta senadores plurinominales (únicos en el planeta) de 1977 y 1996 en adelante.Nuevas formas de nombramiento de ministros y menos o más poder al poder judicial frente al ejecutivo, el congreso y otras instancias, ya sea en 1934 o en 1994, hasta la creación del tribunal electoral adscrito al poder judicial de la federación en 1996.Más Estado y menos mercado desregulado, sobre todo de 1934 en adelante, lo que propició el “milagro mexicano” de 1940 a 1980, y de allí a más mercado (internacional) y sociedad metaburguesa, a la vez que menos Estado con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica de 1994 en adelante.Una más, en síntesis: De sistemas políticos, económicos, sociales y culturales protegidos de 1934 hasta 1994 a otros desprotegidos y con mayor libertad que toleraron los excesos del neoliberalismo (individualista y depredador) y la pérdida del “espíritu” original previsto por las normas constitucionales, sobre todo desde 2014 en adelante, todo ello con su frente o cauda de reformas jurídicas e institucionales.
Un ajuste al espejo retrovisor para ver el pasado inmediato o reciente permite descubrir la reaparición de la insurgencia institucionalizada que impulsa a la contratendencia popular dialéctica, ahora llamada Cuarta Transformación o 4T. Van botones de muestra:
La fundación y registro de Morena en 2014 como opción de izquierda radical y pragmática frente al sistema del PAN-PRi-PRD con el propósito de detener y revertir la tendencia neoliberal, ya entonces muy cuestionada en ámbitos internacionales, para ofrecer un proyecto alternativo de nación y un nuevo régimen institucional.La conquista y liderato participativo de la mayoría de los espacios de representación política federales y locales en una década, de 2014 a 2024, incluida la presidencia de la Republica.La reposición del Estado fuerte, mercados regulados y sociedad modulada, mas protección diferenciada y menos desigualdad y pobreza, mas democracia popular y menos intermediación corporativa, mas autenticidad y menos simulación, corrupción e impunidad.De 2018 a 2024, una nueva cauda de reformas constitucionales y legales, y la intensificación, como en 1991-1994 o 2011-2014, del “constituyente permanente” en busca de más soluciones urgentes, algunas de ellas extremas, para seguir recorriendo la descomposición que, además, fue agudizada por la pandemia de Covid-19 entre 2020 y 2022.
Nos vamos dando cuenta de las luces y sombras de los escenarios del ayer. Sacamos los catalejos. En breve:
Complementar la agenda legislativa del proyecto de la 4T y su segundo piso (4T2P) para reafirmar los principios y sentimientos de la Nación renovados: “por el bien de todos, primero –pero no solo– los pobres”, y otro que va implícito: “no a la desigualdad” de ningún tipo, incluido el género y los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos; “con el pueblo todo y sin el pueblo nada”; “austeridad republicana”, y otro adyacente, “no robar, no mentir, no traicionar” y uno que va implícito: “predicar con el ejemplo o al averno”.Más, pero, sobre todo, mejor Estado: instituciones fuertes con mecanismos múltiples, pero no viciosos, de garantía de racionalidad con más vínculos y controles directos del propio pueblo y sus comunidades. Ese es el sentido genuino de la reforma judicial, que corresponde a una modalidad del constitucionalismo popular radicalPolíticas sociales coordinadas con la política económica mediante economía moral, humanismo y estabilidad con corresponsabilidad.Intervención inteligente en el tema de seguridad y la relación bilateral con los Estados Unidos.
Dejamos, por el momento, espejo retrovisor y catalejos. Ahora pensamos, ¿y la nueva Constitución? ¿Y las constituciones locales?
Al respecto, podemos inferir que quizás ahora, en 2025, el proceso pueda ser inverso: comenzar desde lo local reafirmando el nuevo pacto social y constitucional federal en formación y consolidación. Constructivamente, a la 4T2P, reforzarle los pilotes con los mejores pilotos
Pongo sobre la mesa un ejemplo proyectivo:
Oaxaca, en el bicentenario de la Constitución de 1825, con el recuerdo vivo de aquella temprana Primavera de la República de hace 200 años, que regó, sembró y cosechó el terreno juarista y liberal de la Primera y la Segunda Transformación.
Hoy, con una nueva generación de gente comprometida puede aportar rayos de luz para que al usar los catalejos veamos un horizonte más luminoso y, al mirar mañana por el espejo retrovisor, apreciemos un paisaje que refleje el deber cumplido.
Las nuevas constituciones locales deben revolucionar el constitucionalismo. El federalismo obliga a que una Constitución como la de Oaxaca para el siglo XXI y la casa común en regeneración responda a otros diseños:
Que abra con un Preámbulo en español y en los principales idiomas indígenas en el que se recojan y expresen las creencias y anhelos de las y los oaxaqueños.Refleje y proteja los valores y prácticas de la oaxaqueñidad: de los sistemas normativos a la justicia indígena y los milenarios patrimonios culturales materiales e inmateriales.Priorice los derechos colectivos e interculturales.Reconozca y facilite las formas de democracia representativa, participativa, popular y comunitaria.Reordene y haga viable la coordinación entre poderes, instituciones y ámbitos de gobierno.Redignifique y empodere a los gobiernos municipales, sub municipales y metropolitanos.Repiense a los órganos autónomos auto y heterocontrolados para evitar extravíos.Establezca nuevas formas de responsabilidad y rendición de cuentas que sean efectivas.Obligue a que el desarrollo económico sea social y comunitariamente compartido.Prevea sus formas de interpretación, reforma y preservación, en formatos jurídicos y políticos.
La tendencia al centralismo también la explica un pobre federalismo. Reinventar el Estado de la 4T2P no solo es reflejar las legítimas innovaciones centrales, sino también recuperar y trascender con los mejores pilotes y pilotos locales.
Este es el tiempo de las mujeres, ciertamente.
Estimo que deben ser acompañadas por los mejores hombres y las mejores instituciones al servicio de la comunidad nacional.
¡Vamos Oaxaca! ¡Por una Constitución del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo! Más aún, ¡Por una nueva cultura constitucional! ¡No más! ¡No menos!