Pensar en el sistema
En estos días de descanso, los líderes del gobierno mexicano podrían dedicar un tiempo a leer un libro que les resultaría de gran utilidad: “Pensar en sistemas: un manual de iniciación” de Donella Meadows. La autora fue una científica ambiental, maestra y escritora estadounidense, conocida por ser también una de los autores de los “Los límites del crecimiento”. Estudió Química en Carleton College, en 1963, y un doctorado en Biofísica en la Universidad de Harvard, en 1968. Después se convirtió en investigadora del MIT y profesora de Dartmouth College.
El pensamiento sistémico no es neoliberal. Se utiliza entre escritores, artistas, científicos, empresarios y gobernantes. Cuando se encabeza un nuevo gobierno, siempre hay áreas que pueden mejorar, especialmente después de los primeros 100 días, y cuando han desaparecido los frenos y contrapesos de la división de poderes.
Como explica Donella Meadows, “una vez que vemos la relación entre la estructura y el comportamiento, podemos empezar a entender cómo funcionan los sistemas, qué hace que se produzcan malos resultados y cómo transformarlos en mejores patrones de comportamiento”.
Un gobierno es su propio sistema, en el que cada elemento afecta a los demás en una red interconectada. El objetivo del pensamiento sistémico es comprender los impactos sutiles y duraderos que cada decisión tiene en la red en su conjunto.
No es sencillo ver la interconexión dentro de un sistema completo. En la política mexicana somos mucho más propensos a pensar de manera reductiva, tratando cada componente dentro de un silo. Eso destruye valor.
Lo primero que tendrán que aceptar nuestros líderes políticos es que la transición les ha heredado un problema, una discapacidad autoritaria explosiva, que es algo serio. No se trata de un hecho aislado sino de un problema crónico. Tiene una historia.
Los pasos para desactivar las minas y bombas que los nuevos funcionarios se encontraron debajo de sus escritorios son:
Entender el nuevo sistema político mexicano. Identificar sus “puntos clave de influencia”. Meadows lo explica: son los lugares en donde “un pequeño cambio en una cosa puede producir grandes cambios en el todo”.Cambiar mentalidades y paradigmas del equipo heredado.Identificar los patrones, tendencias, modelos, pautas para averiguar qué partes del sistema necesitan ajustes.Ver más allá de cada evento y hacerse las preguntas clave: ¿Qué nos sucedió? ¿Qué está causando el problema?Anticipar, predecir y planificar.
Es difícil ver las estructuras subyacentes que causan los eventos; la parte del iceberg oculta debajo de la línea de flotación. Un pensador de sistemas no supone que la parte visible del iceberg es todo lo que hay; hace deducciones basadas en estructuras internas para llegar a una conclusión.
Para entender mejor los retos que enfrenta el gobierno mexicano hoy se requiere aceptar que existe una diferencia entre “problemas de personas” y “problemas de sistema”. A veces no están relacionados.
El libro “Thinking in Systems: A Primer” de Donella Meadows ofrece un marco para comprender sistemas complejos e interconectados. Aunque su objetivo principal es abordar desafíos ambientales, sociales y económicos, sus principios son igualmente aplicables al análisis de sistemas políticos.
Los sistemas políticos, como cualquier otro, constan de componentes interdependientes que interactúan para lograr ciertos objetivos, determinados por ciclos de retroalimentación, flujos, existencias y puntos de influencia.
Lo que me interesa aquí es ayudar a explorar cómo se puede utilizar el pensamiento sistémico de Meadows para analizar y comprender mejor la dinámica, los desafíos y las posibles mejoras del sistema político mexicano.
Comprender la política mexicana como un sistema
En términos de Meadows, un sistema es un conjunto interconectado de elementos organizados para lograr un objetivo. Un sistema político se ajusta a esta definición, ya que abarca instituciones (legislaturas, tribunales y ejecutivos), procesos (elecciones, formulación de políticas, aplicación) y participantes (ciudadanos, políticos, grupos de interés). Sus principales objetivos incluyen la gobernanza, el mantenimiento del orden social y la atención de las necesidades e intereses de la población.
Flujos y existencias en la política: Pensemos que las existencias en un sistema político pueden incluir la confianza pública, los recursos económicos o los marcos legislativos. Los flujos representan cambios en estas existencias, como decisiones políticas, cambios en la opinión pública o cambios en la asignación de recursos. Por ejemplo, la cantidad de confianza pública puede aumentar debido a una gobernanza transparente o disminuir debido a escándalos de autoritarismo o corrupción.Ciclos de retroalimentación: Los sistemas políticos se rigen por ciclos de retroalimentación tanto de refuerzo (positivos) como de equilibrio (negativos). Un ciclo de refuerzo puede ocurrir cuando las políticas exitosas de un gobierno aumentan la confianza pública, lo que lleva a un mayor apoyo y la capacidad de implementar más reformas. Un ciclo de equilibrio, por otro lado, puede implicar controles y equilibrios entre las ramas del gobierno, asegurando que ninguna rama acumule un poder excesivo.Oscilaciones: Los sistemas políticos a menudo oscilan entre ideologías o partidos en competencia. Por ejemplo, un país puede alternar entre administraciones liberales y conservadoras, impulsado por la insatisfacción pública con los fracasos percibidos del titular.Retrasos: los retrasos en los ciclos de retroalimentación pueden crear ineficiencias o crisis. En política, las respuestas tardías a las quejas públicas (como la lentitud de los esfuerzos de socorro en caso de desastre) pueden exacerbar los problemas y erosionar la confianza en las instituciones.Resiliencia: un sistema político resiliente puede adaptarse a los shocks, como las crisis económicas o el malestar social, sin colapsar. Esta resiliencia depende de factores como la fortaleza institucional, la participación ciudadana y los mecanismos de rendición de cuentas.
Puntos de influencia en un sistema político
Meadows identifica puntos de influencia: lugares en un sistema donde un pequeño cambio puede generar impactos significativos. En los sistemas políticos, estos puntos de influencia van desde ajustes superficiales hasta cambios estructurales profundos:
Puntos de influencia superficiales: los ajustes a las políticas o parámetros, como las tasas impositivas o los niveles del salario mínimo, son más fáciles de implementar, pero es posible que no aborden en realidad los problemas sistémicos. Por ejemplo, aumentar la financiación de la educación puede producir beneficios, pero no resolver las desigualdades subyacentes del sistema.Puntos de influencia profundos: Cambiar la estructura, los objetivos o los paradigmas del sistema político tiene potencial transformador. Por ejemplo, la transición de un régimen autoritario a uno democrático implica alterar los objetivos y las estructuras fundacionales del sistema, lo que sí tiene consecuencias de largo alcance.
La caída de un sistema
Para ilustrar la aplicación del marco de Meadows, consideremos la aplicación del pensamiento sistémico a la política mexicana antes del inicio del primer gobierno de la cuarta transformación. Morena ganó en 2018 porque:
Identificación de flujos y reservas: El nivel de confianza pública en las instituciones gubernamentales era bajo, mientras que el flujo de ganancias financieras ilícitas entre los funcionarios era alto.Círculos de retroalimentación: La corrupción creó círculos de retroalimentación que se reforzaron, donde los funcionarios usaron su poder para perpetuar prácticas corruptas, erosionando aún más la confianza pública. Los círculos de equilibrio, como las agencias anticorrupción, existían pero se vieron debilitados por la falta de recursos o la interferencia política.Comportamientos dinámicos: Las demoras en el procesamiento de los casos de corrupción condujeron a la desilusión pública. Las oscilaciones ocurrieron cuando se implementaron reformas durante una administración pero se revirtieron en la siguiente.Puntos de influencia: Abordar el problema a un nivel superficial podría implicar sanciones más estrictas para la corrupción. Sin embargo, una intervención más profunda podría implicar cambios estructurales, como mejorar la independencia judicial o la transparencia electoral para reducir la influencia del dinero en la política.
Desafíos y limitaciones
Si bien el pensamiento sistémico ofrece información valiosa, su aplicación al sistema político mexicano presenta desafíos:
Complejidad: el sistema político mexicano está influenciados por factores culturales, históricos y sociales que son difíciles de cuantificar o predecir.Resistencia al cambio: incluso cuando se identifican puntos de influencia, los intereses creados y la inercia institucional pueden obstaculizar la implementación.Consecuencias no deseadas: intervenir en una parte del sistema puede producir efectos secundarios inesperados en otras partes. Por ejemplo, descentralizar el poder para combatir la corrupción podría debilitar inadvertidamente la cohesión nacional.
El libro de Donella Meadows ofrece una lente poderosa para analizar el sistema político mexicano. Al comprender sus existencias, flujos, ciclos de retroalimentación y puntos de influencia, los responsables de las políticas y los ciudadanos pueden identificar formas más efectivas de abordar los desafíos sistémicos y mejorar la gobernanza.