México ante el desafío del crimen organizado: una encrucijada para la administración Sheinbaum
En las últimas horas, México ha sido testigo de una serie de operativos contra el crimen organizado que reflejan la complejidad y persistencia de este flagelo en el país. En Culiacán, Sinaloa, fuerzas federales detuvieron a cuatro individuos, decomisaron armas y vehículos blindados, y un agente resultó herido. Simultáneamente, en Pantelhó, Chiapas, se aseguraron arsenales significativos, incluyendo armas largas, granadas y miles de cartuchos.
Estos acontecimientos se producen en un contexto de creciente violencia en Sinaloa, donde facciones del Cártel de Sinaloa, como “Los Chapitos” y “Los Mayos”, se disputan el control territorial. La reciente captura de Ismael “El Mayo” Zambada ha intensificado estas tensiones, generando una escalada de violencia que desafía la estabilidad de la región.
La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta una prueba crítica en materia de seguridad. Su administración ha desplegado miles de efectivos de diversas corporaciones de seguridad, incluyendo fuerzas especiales, en Sinaloa, marcando un giro hacia una estrategia más agresiva contra los cárteles, alejándose del enfoque de “abrazos, no balazos” de su predecesor. Este cambio podría interpretarse como una respuesta a las presiones externas, especialmente ante la postura del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha manifestado su intención de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que podría justificar intervenciones más directas en territorio mexicano.
Sin embargo, la militarización de la estrategia de seguridad no está exenta de riesgos. Experiencias pasadas han demostrado que el uso intensivo de las fuerzas armadas puede derivar en violaciones a los derechos humanos y en una espiral de violencia difícil de contener. Además, la infiltración del crimen organizado en las estructuras políticas y sociales, como se ha señalado en Sinaloa, complica la implementación de políticas efectivas y transparentes.
La administración Sheinbaum debe equilibrar la necesidad de una respuesta contundente al crimen organizado con la implementación de políticas que aborden las causas estructurales de la violencia. Es imperativo fortalecer las instituciones de seguridad pública, mejorar la coordinación entre los distintos niveles de gobierno y promover el desarrollo social y económico en las regiones más afectadas. Solo a través de un enfoque integral que combine la acción inmediata con soluciones a largo plazo se podrá aspirar a una paz duradera en México.