El y la aprendiz

Aprendiz.- Persona que aprende algún arte u oficio.

La palabra aprendiz, por cierto, es de las pocas palabras que en castellano no se pueden modificar para referirse a lo femenino.

No existe aprendiza, por ejemplo, así que tendré  que utilizar la palabra aprendiz para referirme a lo femenino también.

Hace unos días, convocada por mi hijo adolescente, vi la película “El aprendiz”, llamada así por el reality show que Donald Trump presentó de su vida del 2004 al 2015,  del o lo que en inglés se dice y escribe como  “The apprentice”.

Me gusta cómo suena en inglés esta palabra, le da un tono francés al pronunciarla.

Pues bien, esta película protagonizada por el actor Sebastián Stan como Donald Trump es una delicia.

Estoy segura que contará con bastantes Golden Globes y premios Oscar. Es una película que a su vez me dejó bastante ansiosa.

Ambientada y ubicada sobre los primeros años de la carrera impresionante de Donald Trump, nos deja ver una relación entre él con el abogado y un enorme tiburón en su rama  Roy Cohn,  quién es un fiscal de Nueva York que tiene y se sabe todo lo que en México se le llaman “maromas” para jugar sucio en un ambiente donde se mueven políticos y gente de mucho poder, tanto que llevó casos muy complejos en Estados Unidos de varias personas con mucho poder, siendo un abogado sin escrúpulos y sin piedad.

Donald Trump antes de cumplir los treinta años se lo encuentra en una reunión y ahí el abogado se vuelve su mentor y Donald Trump el aprendiz.

La película te aclara que lo que ahí se ve es ciencia ficción, pero creo que está perfectamente bien documentada y analizada pues hace un repaso de la vida psíquica del expresidente y el ahora futuro presidente de los Estados Unidos.

La película plantea a un Donald Trump sin mucha idea de qué hacer pero con mucha hambre de poder.

Dan a entender que sin su mentor Donald Trump no hubiera podido trascender y te muestran que él en realidad era solo un chico que tenía ambiciones como todos pero que alcanzó a generar muchísimo dinero y amasar el poder de sus manos que su estado mental colapsó.

Casándose muy enamorado por primera vez (Melania Trump no aparece en escena) vemos a un hombre que va perdiendo el control de él mismo emocionalmente pero que se va convirtiendo a su vez en un enorme tiburón que sabe e intuye cómo sobrellevar lo que lo ha hecho millonario.

Adiestrado por su abogado Roy, el cual le dice que para ser exitoso y millonario  no  deben de caber los sentimentalismos por nadie, Donald Trump va adquiriendo poder pero también dureza.

No se apiada de su hermano alcohólico y tampoco de su esposa a la cual viola cuando ella en un arranque de hartazgo le dice que está calvo y gordo. Por cierto, Donald Trump quiso demandar a la producción de esta película por integrar tal escena, ya que no es real en absoluto, dicho por Donald Trump y por Ivana Trump, quien antes de fallecer en el 2022 asegurará que Trump nunca violó a ninguna mujer.

La película pone en el centro a un Donald Trump muy  narcisista. Y eso es muy peligroso. Lo es porque en realidad en la película vemos la soledad que vive todo el tiempo Trump a pesar de estar rodeado de lujos y forrado de billetes, lo que le va generando a nivel inconsciente un nivel de autoestima demasiado baja, que compensa haciéndole creer a la gente que él se siente poderoso e invencible.

Pero nunca se le ve feliz. Es claro que el tenia  un trauma con su padre quien siempre ninguneó a su hermano menor y a él.

La idea de construir la Torre de Trump en Nueva York era un especie de revancha que tenía con su padre quien había construido un edificio de menor altura. Una manera de vengarse de él .

Las enseñanzas de su abogado se quedaron tatuadas en Donald Trump como cuando le decía que “atacara y atacara” y tres pasos para el éxito:  Negar todo, todo el tiempo,  que negara lo que se le cuestionara que cantara victoria ante la derrota y que no se valía ser sentimentalista.

Vemos en la película a un Donald Trump que confía en pocas personas pero desconfía mucho de él y por lo tanto se apoya en su esposa para la administración de sus bienes y del gran edificio en Nueva York.

Realmente fue un gran aprendiz. Pero tanto aprendió a serlo que de pronto cambió su forma de ser y durante la película se va transformando en un hombre implacable.

La película me gustó mucho. Sé que hay gente que la odió. El propio Donald Trump se opuso a ella. Por algo será.

Ahora la cargada viene sobre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Trump no está bromeando y Claudia ha minimizado esto, diciendo que Donald Trump “así habla”.

Donald Trump tomará posesión como presidente reelecto en enero del 2025.

Noto a Claudia Sheinbaum sola en este sentido. Porque por más que López Obrador sea su maestro y en este caso Claudia sea la aprendiz de él, no será suficiente  para enfrentar los embates de Trump contra México.

No me queda duda: la única solución será que México cierre filas apoyando a Claudia Sheinbaum.

Lo interesante será saber si Claudia Sheinbaum está dispuesta a recibir el respaldo de todos, o claramente sólo se apoyará en gente de Morena.

Me parece que Marcelo Ebrard era alguien que podía haber tendido buenos puentes de comunicación entre Trump y Claudia Sheinbaum pero no hay química entre Ebrard-Sheinbaum.

Hablando de aprendices Claudia ha sido  también aprendiz de López Obrador pero ella necesita algo más que una mentoría.

Quizá en verdad que Omar García Harfuch hubiera venido bien que fuera el portavoz de Claudia Sheinbaum.

Pues, bueno, si no tienen mayores planes estos días de asueto navideño, regálense ver esta película, El aprendiz, que está en Prime Video.

Es cuanto.

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