La “grafología” NO es una ciencia
Hasta hace unos días, desconocía la existencia de la señora María Fernanda Centeno Muñoz, alias “Maryfer Centeno”, quien en el caos de la televisión abierta y su intersección en las redes sociales se ha hecho un nombre como “perito en grafología” y por su pelea con un doctor conservador que gusta de subir videos a Tik Tok, como para mi disgusto es costumbre en nuevas generaciones.
No tengo vela en ese entierro de “influencers”, pero cualquier persona con dos dedos de frente puede comprender cosas tan sencillas como que: a) escribir de cierta manera no te ayuda a bajar de peso b) la “grafología” es una pseudociencia que data del siglo XIX y c) que el “análisis” de la forma en que uno escribe, como el que hace la señora Centeno, no sigue el método científico.
Y eso no lo digo yo, esta información que desmiente a esta “ciencia” se puede consultar con facilidad en la página de JSTOR, una de las más grandes fuentes de diarios académicos, libros y fuentes primarias.
De acuerdo a la información que puede consultarse en dicho sitio en su original idioma inglés: “El análisis de la escritura —conocido como grafología— ha sido considerado una pseudociencia por la mayoría. Surgió en el siglo XVIII, ganó popularidad en el XIX con el auge de la psicología y se consolidó en el XX, en paralelo con la idea del yo individual y los temores asociados a la modernización y la cultura de masas. En el ámbito judicial, la validez de la escritura como evidencia siempre ha sido dudosa, y muchas de las técnicas actuales tienen raíces en el Renacimiento inglés”.
Aún más, “A medida que se expandía, la grafología se unió a otras pseudociencias como la frenología y la eugenesia, que usaban supuestas bases empíricas para justificar discriminación racial, de género y de clase. La frenología afirmaba que el tamaño y la forma del cráneo determinaban el carácter, mientras que la eugenesia promovía la idea de ‘mejorar’ las características hereditarias de la humanidad. De manera similar, la grafología se utilizó para evaluar la aptitud laboral, detectar ‘criminalidad’ e incluso dar consejos sobre matrimonio.”
O sea que la señora Centeno no solo usa una pseudociencia para lucrar con conferencias, libros (acaba de presentarse, con fuertes críticas, en la FIL de Guadalajara) y programas televisivos, sino que perpetúa esta construcción racista con sus juicios.
Desde el siglo pasado, la grafología perdió su “popularidad frente al creciente rigor empírico de las ciencias, la grafología siguió utilizándose en contextos como el empleo, la mercadotecnia y el asesoramiento personal. Hoy en día, los grafólogos afirman que características como la inclinación de las letras, los trazos de las ‘t’ o los espacios entre palabras revelan aspectos del carácter, desde la honestidad hasta el aislamiento social”.
En fin. Espero que charlatanes y charlatanas tengan las puertas cerradas en medios y otros lugares, más si lucran con la ignorancia y credulidad de la gente.