Más que un Tratado
El T-MEC enfrenta un momento de alta presión. Las recientes acusaciones de que México opera como una puerta trasera para productos chinos, sumadas a la propuesta estadounidense de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, han generado un clima de incertidumbre económica que peligra la próxima revisión del Tratado.
Estados Unidos y Canadá han expresado su preocupación por la creciente importación de productos chinos por parte de México; pues en 2023 éstas alcanzaron los 114 mmd, siendo los productos del Código SA 85 (máquinas, aparatos y material eléctrico) los más destacados. Sin embargo, lo que enciende las alarmas es que México exporta estos mismos productos a Estados Unidos, donde representan el 19.47% de las exportaciones mexicanas.
Esta aparente triangulación comercial ha sido descrita como un abuso de las reglas del tratado, pero, ¿hasta qué punto estas acusaciones reflejan la realidad? Al parecer poco. Muchos de los productos que México importa de China son transformados y procesados dentro del país antes de ser exportados, generando valor agregado. De esta forma, culpar exclusivamente a México es ignorar las dinámicas complejas que rigen las cadenas de suministro globales, donde los procesos de integración regional son esenciales para el crecimiento económico.
Asimismo, cabe señalar que, aunque algunos han planteado la posibilidad de que México busque nuevas alternativas al T-MEC, la realidad es que Estados Unidos compra el 80% de las exportaciones mexicanas, mientras que China apenas representa el 1.54% –una situación que por ahora, parece un mal negocio para México.
Otro de los principales puntos de preocupación es la propuesta de un arancel del 25% sobre las importaciones mexicanas a Estados Unidos. Este impuesto afectaría directamente a sectores clave como el automotriz; donde, por ejemplo, el 88% de las camionetas pick up vendidas en Estados Unidos provienen de México. Además, se estima que estas medidas podrían provocar la pérdida de hasta 400 mil empleos en la región y ralentizar el crecimiento económico tanto en México como en Estados Unidos.
Sin duda, la relación comercial entre México, Estados Unidos y Canadá enfrenta retos complejos, pero también presenta oportunidades significativas para consolidarse como un bloque líder en el ámbito global. Cabe recordar que este último año el comercio intrarregional entre estos países alcanzó los 1.776 bdd, consolidando a la región como generadora del 30% del PIB mundial. Por lo que fragmentar estas economías mediante tarifas no sólo encarecería la producción, sino que debilitaría su competitividad frente a bloques como Asia y Europa.
Frente a tales circunstancias, parece ser que sólo la cooperación y una visión estratégica común serán clave para sortear las tensiones actuales. Preservar este acuerdo y fortalecer las relaciones será crucial, no sólo para mantener la competitividad frente a otras economías globales, sino también para garantizar la estabilidad y el bienestar de millones de trabajadores y comunidades que dependen del comercio trilateral.
Consultor y profesor universitario
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