Claudia Sheinbaum en el G-20: entre el discurso y la realidad
Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, decidió dar un salto en su carrera internacional al participar en la cumbre del G-20 celebrada en Brasil este noviembre, un evento que reunió a las potencias más grandes del mundo., Sheinbaum, con un discurso de poco mas de 5 minutos, se presentó ante líderes globales con la esperanza de dejar claro que México tiene voz, aunque al parecer, no todos escucharon de la misma manera.
Es importante recordar que Sheinbaum por cuestiones de agenda o quizá por prioridades estratégicas, se ausentó de la Cumbre Iberoamericana, celebrada justo unos días antes del 12 al 15 de noviembre. Una decisión que dejo a muchos rascándose la cabeza, pues es un foro con influencia en los países de habla hispana y portuguesa, por lo que habría sido su terreno natural. Pero no, ella optó por el G-20, el gran escaparate global, como si se tratara de un desfile de moda internacional, donde no basta con ser elegante, sino que hay que saber posar.
El discurso: ¿promesas o fantasía?
La participación de Sheinbaum no pasó desapercibida. Al ser la quinta en tomar la palabra, dejó claro que su presencia no era meramente simbólica. Con un tono firme mencionó logros de su gobierno, pero como suele suceder en estos foros, las cifras flotaron en el aire como confetis. “México es el país menos endeudado de la OCDE” dijo, y aunque esto podría parecer una hazaña, la realidad es que la deuda externa de México ha crecido en términos absolutos, aunque no tan rápidamente como en otras naciones del G-20. Eso sí, en comparación con economías más grandes, México va a la cabeza en deuda manejable, ¿pero que significa eso cuando luchamos con la pobreza y la desigualdad en la esquina mas oscura de la casa?
También hizo énfasis en la baja tasa de desempleo, lo que suena muy bien el papel, pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿cuánto de ese empleo es de calidad? Porque el empleo en el sector informal sigue siendo una bomba de tiempo económica que no se puede ignorar. En fin, Sheinbaum se presentaba como la campeona del bienestar social, afirmando que el 80% de las familias mexicanas reciben algún tipo de apoyo directo a través de programas sociales. Un buen dato, sin duda. Pero no olvidemos que la pobreza sigue siendo un espectro a la vista de todos y el apoyo directo del gobierno, aunque apreciable, no ha resuelto los problemas estructurales que limitan el desarrollo real.
La gran propuesta: ¿un fondo militar para los bosques?
Sin duda, el momento mas original de su discurso fue cuando propuso que los países del G-20 dedicaran el 1% de su gasto militar global a un fondo de reforestación. Según Sheinbaum, esto podría generar 24,000 millones de dólares (12 veces más de lo que México destina a programas como Sembrando Vida, que de ahí parte la idea). Este tipo de propuestas, tan grandiosas como suenan, no siempre encuentran eco en la diplomacia global. Imagínense la cara de Joe Biden o Xi Jinping al escuchar la propuesta: “¡Claro, vamos a dedicar el dinero que usamos para defendernos de potenciales amenazas para plantar árboles!”. Aunque el sueño de un mundo más verde suene bonito, la realidad es que, en el G20, hablar de desarme y reforestación no siempre tiene la misma acogida que en un foro ambientalista.
A lo largo de su intervención, Sheinbaum intentó presentarse como la gran líder ambiental y social, tomando la bandera de la justicia climática, mientras que los países del G-20 probablemente no pasaban de un “si claro” mientras revisaban sus celulares.
La participación de Sheinbaum en el G-20 también deja entrever posibles consecuencias para las relaciones internacionales de México. A nivel bilateral, su encuentro con Canadá cobró particular relevancia, especialmente en el marco de la renegociación del T- MEC en 2026. Algunos analistas ya han especulado sobre una posible salida de México del tratado, dando su rol de “facilitador” de las relaciones comerciales de China en la región. ¿Se logró en esta cumbre convencer a Canadá de que México sigue siendo un socio confiable o simplemente se volvió un actor más en una guerra comercial que no controla?
Además, las promesas de Sheinbaum sobre el bienestar social y la prosperidad económica no dejan de ser tentadoras para quienes buscan un México más progresista. Pero al mismo tiempo, las cifras desmentidas por los mismos organismos que ella citó como la OCDE o el Banco de México, no tardan en salir a la luz, mostrando que la realidad mexicana, lejos de ser una economía floreciente, sigue luchando con desafíos estructurales que no desaparecen con discursos.
En todo escenario, no se puede dejar de mencionar que Sheinbaum es una mujer al mando de una nación. En un G-20 tradicionalmente dominado por hombres, su presencia tiene un peso simbólico más allá de las cifras y promesas. La política internacional siempre ha sido un terreno de hombres y que una mujer se levante ante las grandes potencias mundiales no es un simple detalle. Es sin duda un mensaje de cambio. En este sentido, su participación en el G-20 fue un triunfo, pero uno que dependerá del largo y sinuoso camino que tendrá que recorrer para que su liderazgo sea mas que una anécdota histórica.
En mi opinión el paso de Claudia Sheinbaum por el G-20 en Brasil no dejo de ser una muestra de ambición y proyección internacional, cabe recordar un evento como el G7 donde la mandataria Angela Merkel (”La dama de Hierro”) demostró como una mujer puede imponerse con una elocuencia ante los mandatarios más importantes en su momento, quien dice que el papel de Claudia Sheinbaum puede ser igual de imponente en un futuro cercano y pueda surgir una figura imponente como una “Dama de Acero”.
Si bien los datos que presentó sobre la economía son ciertos en ciertos aspectos, las dificultades estructurales y las tensiones políticas internas no desaparecerán con una propuesta de reforestación global. La cumbre, por más glamurosa que sea, no puede ocultar las grietas internas del país ni las dudas externas, o el futuro de las relaciones comerciales de México. Y al final, lo que importa no es cuanto se dijo en el G-20 sino como se actúa una vez que los micrófonos se apagan.