La agenda internacional mexicana hace un guiño a Trump
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, tomará su lugar en la cumbre de líderes de los 20 países más ricos del mundo mientras estas líneas se publican. Para arribar a Brasil, sede del evento, abordó un vuelo de línea en apego a la tradición iniciada por su antecesor, de no utilizar aviones del gobierno mexicano para viajes.
México, siendo la economía 15 del mundo y el mayor socio comercial de la primera potencia económica global: Estados Unidos, participa en el marco del reordenamiento mundial que la llegada de Donald Trump implica. En este contexto, lo que todo mundo espera en la reunión son los acuerdos bilaterales entre un Joe Biden que deja el puesto tomando medidas controversiales como la de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance para atacar territorio ruso. Así pues, tanto el rol de la saliente administración Biden, como el del núcleo que representa al llamado Sur global (autodenominado BRICS), son las líneas que guiarán las acciones y comportamiento de los jefes de Estado que acudan a esta reunión.
En tanto a la posición de los BRICS, unas semanas antes de la elección en los Estados Unidos parecía evidente que este conjunto de países iba a abandonar el dólar norteamericano como medida de presión frente a la beligerancia demostrada por Estados Unidos a uno de sus principales integrantes: la Rusia de Putin. Con ese antecedente, la reunión tendrá una marcada polaridad, pero en un ambiente distinto pues, el propio Putin tras el triunfo de Trump, declaró que no era intención de Rusia abandonar el sistema del dólar americano.
Los países occidentales que incluyen a las economías más grandes (salvo China), están en una compleja encrucijada porque en Estados Unidos fue derrotado el modelo intervencionista y se ha desatado una crisis política en Alemania que coloca a esta entente liberal en una situación de evidente debilidad.
El momento para la cumbre es complejo porque los países occidentales tratarán de influir en los procesos por venir, con una serie de medidas y declaraciones que tienen un horizonte de existencia de muy corto plazo.
Por otro lado, los países del Sur global ahí representados (que incluyen a China, Rusia, Brasil y la poderosa India), están en una especie de impasse respecto a las medidas que podrían tomar si Donald Trump abandona la beligerancia de Biden y lleva al campo comercial su confrontación con China; por tanto, la presencia de Sheinbaum en este escenario es indispensable para que pueda percibir en primera persona los alineamientos de las grandes economías que son, sin duda importantes, frente a la inminente renegociación del T-MEC en América del Norte. Sheinbaum no ha seguido el canto de las sirenas propuesto por Canadá en el sentido de enfrentarse con la administración Trump en temas que aún no se han planteado en forma definitiva, y tampoco sostendrá una reunión bilateral con Putin o Xi Jing Ping. Se reunirá con el francés Macron, el coreano del sur Yoon Suk-Yeol; lo hará también con su socio Trudeau de Canadá, con el nuevo primer ministro laborista del Reino Unido, Keir Starmer, así como con Nerenda Modi de India, y el primer ministro Ishiba, de Japón. También lo hará con el primer ministro pro norteamericano de Vietnam.
La política comercial mexicana se encuentra en un momento delicado pues, Estados Unidos, con quien sostenemos un intercambio de 740 mil millones de usd, con un superávit para México de 80 mil millones, ha anunciado endurecer su política comercial contra China, a quien le compramos 90 mil millones y sólo nos compra 5 mil; esto es, nos genera un déficit, prácticamente equivalente a nuestro superávit con Estados Unidos.
El camino para México es obvio: sustituir las importaciones chinas, incrementar nuestras fortalezas industriales, fundamentalmente en materia de fabricación de teléfonos móviles y otras tecnologías relacionadas, así como buscar estos insumos en Estados Unidos, los países nórdicos y Japón. Las señales que la administración Sheinbaum transmite provienen de una evidente sensibilidad y son, desde luego, bien tomadas por los actores de la administración Trump que están por tomar posesión.