No basta con ser bueno

Elon Musk, Vivek Ramaswamy, Susie Wiles, Marco Rubio, Matt Gaetz, Pete Hegseth, John Ratcliffe, Mike Waltz, Elise Stefanik, Tom Homan, Kristi Noem, Stephen Miller, son sólo algunos de los integrantes del equipo del presidente Trump que ocuparan las posiciones de primer nivel. Sus decisiones y acciones tendrán un impacto en México. ¿Los conocemos bien? ¿Sabemos cómo será su estilo de gobierno?

En política exterior, el adagio “cuanto menos entiendas a tu vecino, más deberías entenderte a ti mismo” pone de relieve la importancia fundamental de la autoconciencia y la introspección para navegar por las aguas turbulentas de las relaciones bilaterales.

Cuando se tiene una comprensión limitada de las motivaciones e intenciones del vecino, los gobernantes son más propensos a malinterpretar las acciones. Lo que un estado ve como una medida defensiva puede ser percibido como una acción agresiva por otro. Esta percepción errónea puede conducir a conflictos innecesarios y a la pérdida de oportunidades de cooperación.

En vista de estos desafíos, los responsables de las políticas públicas deben dirigir su lente analítica hacia el interior. Al desarrollar una comprensión profunda de las motivaciones, capacidades y limitaciones de su propio gobierno, podrán:

Comprender los propios sesgos y preconcepciones. Esto puede ayudar a evaluar de manera más objetiva las situación internacional.Identificar el interés nacional. Esto puede evitar reacciones exageradas o intervenciones equivocadas.Conocer las verdaderas fortalezas y debilidades, capacidades y limitaciones. Esto ayuda a formular objetivos de política exterior realistas y alcanzables.Entender el contexto histórico. Esto puede conducir a una diplomacia matizada.Examinar críticamente sus propias estructuras de política exterior. Esto permite entender los sistemas de valores que guían la toma de decisiones.Gestionar las crisis con prudencia. Esto ayuda a comprender las propias motivaciones y líneas rojas para evitar una escalada.Ajustar la estrategia. Esto logra atender la resistencia burocrática y la opinión pública.

La autocomprensión en política exterior es similar a una brújula que guía las decisiones ante la ambigüedad y la complejidad. Cuando un país no comprende las motivaciones o capacidades de su vecino (ya sea por secretismo, desinformación o marcos culturales divergentes), las interpretaciones erróneas y las sobreestimaciones pueden tener consecuencias graves.

Ante los complejos retos que se avecinan en la relación de México con Estados Unidos, creer que uno es bueno no es suficiente. El gobierno tiene que esforzarse por llegar a la excelencia.

Esto me recordó el libro de Jim Collins, “Good to Great”, publicado en 2001, que ofrece una poderosa exploración de las cualidades y estrategias que diferencian a las empresas excepcionales de las promedio. Aunque está dirigido al sector privado, sus lecciones son aplicables al gobierno y a la gestión pública:

1. Liderazgo de nivel 5: humildad y determinación para el servicio público

Collins define el “liderazgo de nivel 5″ como una combinación de humildad y determinación feroz. Los líderes de nivel 5 priorizan el éxito de su organización antes que la ambición personal, centrándose en objetivos a largo plazo en lugar de victorias rápidas o reconocimiento. En el gobierno, este tipo de liderazgo es esencial.

En la práctica, esto significa que los líderes gubernamentales deben demostrar humildad, escuchar a las partes interesadas y priorizar las políticas y los programas que brinden beneficios significativos a la comunidad. En lugar de buscar el crédito, los líderes deben centrarse en fortalecer las instituciones y fomentar la confianza en el gobierno. Deben llevar a cabo iniciativas desafiantes hasta su finalización, incluso en medio de obstáculos políticos o burocráticos. Este compromiso con la humildad y la determinación puede conducir a un gobierno más confiable y eficaz.

2. Primero quién, luego qué: cómo formar equipos públicos eficaces

Collins sostiene que “subir a las personas adecuadas al autobús” es el primer paso fundamental para cualquier gran organización. Sugiere que es más importante tener a los miembros idóneos en el equipo que contar con una estrategia completa. En el sector público, esta lección subraya la importancia de reclutar, retener y empoderar a funcionarios públicos capacitados y motivados por una misión.

El gobierno enfrenta desafíos únicos para atraer a los mejores talentos debido a las limitaciones presupuestarias y la mala percepción pública. Sin embargo, quienes ocupan puestos de liderazgo pueden crear una cultura de propósito y responsabilidad que atraiga a personas capacitadas y apasionadas por el servicio público.

Los servidores públicos deben fomentar un entorno de trabajo colaborativo y de apoyo. Las políticas públicas sólo serán tan buenas como las personas que las implementan. Se debe contratar personas que crean en la misión y los valores del servicio público y tengan la resiliencia para enfrentar desafíos. Invertir en capacitación y aprendizaje continuo puede ayudar a que el gobierno alcance la excelencia.

3. Enfrentar la brutalidad de los hechos: aceptar la realidad para mejorar las políticas

Un principio clave en “Good to Great” es enfrentar “los hechos brutales” sobre la situación de una organización. Los grandes líderes no rehúyen las verdades incómodas, sino que las utilizan para tomar mejores decisiones. El gobierno debe fomentar una cultura de honestidad y transparencia. Esto significa evaluar rigurosamente los programas y las políticas, recopilar datos precisos y alentar un diálogo abierto sobre lo que funciona y lo que no.

Los servidores públicos pueden utilizar la retroalimentación de los ciudadanos, las auditorías independientes, los estudios e investigaciones para obtener una visión realista del impacto de las políticas. En lugar de ocultar o evitar las deficiencias, hay que abordarlas abiertamente y hacer los ajustes necesarios. Al enfrentar la realidad, el gobierno puede generar confianza pública, tomar decisiones más informadas y, en última instancia, prestar servicios de manera más eficaz.

4. El concepto del erizo: definir una misión y un enfoque claros

El “concepto del erizo” en “Good to Great” se basa en la idea de la simplicidad y el enfoque: comprender en qué puede sobresalir la organización, qué impulsa su motor económico y qué le apasiona. Para el gobierno, esto puede traducirse en definir una misión clara y centrarse en las competencias básicas, que giran en torno a la prestación de servicios esenciales, la protección del bienestar público y la defensa de la justicia y la equidad.

El concepto de erizo implica evitar las distracciones y concentrarse en brindar los servicios más importantes de manera eficaz. Cuando el gobierno agota sus recursos o asume múltiples iniciativas conflictivas, corre el riesgo de tener un desempeño deficiente en todos los ámbitos.

5. Cultura de disciplina: equilibrar las reglas con el empoderamiento

Collins escribe que las grandes empresas cultivan una cultura disciplinada que equilibra la autonomía con la responsabilidad, lo que permite a los empleados tomar decisiones dentro de los límites de un propósito y un marco compartidos. Para el gobierno, esta lección es crucial. La burocracia excesiva puede obstaculizar la iniciativa y sofocar la innovación. Para cultivar una cultura disciplinada, los servidores públicos deben establecer pautas claras y, al mismo tiempo, empoderar a sus equipos para que tomen la iniciativa y se adapten a circunstancias específicas.

Una cultura de disciplina significa establecer metas y resultados claros para cada dependencia y empoderar al personal para determinar el mejor camino a seguir dentro de sus límites. Esto requiere equilibrar la necesidad de reglas de procedimiento con flexibilidad, de modo que los equipos puedan abordar desafíos complejos y dinámicos con dedicación y creatividad, sin verse limitados por regulaciones rígidas.

6. La tecnología como acelerador: usar la tecnología para mejorar, no reemplazar, el servicio público

Collins sostiene que la tecnología es un facilitador, no es el principal impulsor del éxito. Para el gobierno, esta idea es un recordatorio de que la tecnología debe servir para mejorar la prestación de servicios. Si bien la transformación digital es esencial para el servicio público moderno, la tecnología respalda, no reemplaza, los objetivos centrados en el ser humano.

Se puede usar la tecnología para agilizar los procesos, aumentar la accesibilidad y mejorar la prestación de servicios, pero se debe evitar depender demasiado de ella a expensas de los valores o metas fundamentales.

7. El “flywheel” y el “ciclo fatal”: generar impulso mediante un esfuerzo constante

El concepto de “flywheel” de Collins ilustra cómo el impulso sostenido a partir de esfuerzos continuos y centrados conduce a la excelencia, mientras que el “ciclo fatal” representa el fracaso que resulta de la inconsistencia y el pensamiento a corto plazo. En la gestión pública, las pequeñas mejoras acumulativas pueden transformar gradualmente los servicios públicos. Al invertir en iniciativas que generen un progreso constante y mensurable, el gobierno puede generar impulso y lograr mejoras significativas con el tiempo.

El gobierno debe seguir centrado en objetivos a largo plazo que trascienda los cambios políticos, lo que permite la continuidad y la estabilidad. Se debe resistir la tentación de cambiar constantemente las prioridades con cada nuevo ciclo político.

El libro de Collins nos recuerda que la excelencia no está reservada al sector privado; con disciplina, concentración y resiliencia, el gobierno también pueden dar el salto de lo bueno a lo extraordinario, creando impactos positivos duraderos en la sociedad.

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