Se ve en paz, pero la realidad es otra…
La masacre en Querétaro muestra que la presencia de la delincuencia organizada se da en todo en todo el país. En unas entidades su actividad es más discreta, silenciosa o sigilosa, y en otras más ruidosa y estridente. No porque no haya ruido, no hay grupos delictivos operando, o viviendo, mientras trabajan en otros lados.
Guerrero, Veracruz, Morelos y Guanajuato son los estados en los que los grupos delictivos, hasta ahora, habían protagonizado una disputa a fuego y sangre, en las calles, de manera abierta.
En esas entidades se observa la penetración de la delincuencia, incluso, en algunas instituciones o cuerpos policíacos. Ayer, por ejemplo, fue detenido el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública de Chilpancingo, como un presunto responsable del asesinato del alcalde.
El caso de Querétaro es distinto. Se había caracterizado por su imagen de entidad que crecía, a grandes pasos, sin el cáncer de la delincuencia, a pesar de su vecindad con Guanajuato y Michoacán, otros de los puntos rojos por violencia en el país.
En la entidad queretana operan cuatro grupos criminales de alta peligrosidad, según información con que cuentan los mismos cuerpos de seguridad local; específicamente, hablamos del Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Santa Rosa de Lima, Los Hades y Los Caballeros Templarios.
La masacre ocurrida el pasado fin de semana, de acuerdo con datos de la Mañanera del pueblo, habría derivado de una confrontación entre el CJNG y el CSRL por el control del narcomenudeo y, en consecuencia, de las vías por las que pasan los ilícitos en esa entidad.
De acuerdo con los reportes de seguridad con que cuenta el propio Gobierno federal, e, incluso, especialistas en seguridad, el poderoso Cártel Jalisco opera en municipios como Querétaro, San Juan del Río, Corregidora, Pedro Escobedo, Huimilpan. En esos mismos espacios se registra la presencia del de Santa Rosa de Lima, un grupo delincuencial surgido en el vecino estado de Guanajuato, que se dedicaba inicialmente a actividades de huachicoleo; rápidamente añadió el cobro de piso, robo de camiones y el secuestro como parte de su operación
En Querétaro tiene presencia preponderante el grupo local Los Hades, que ha extendido su presencia al estado de Hidalgo, de Julio Menchaca. Ese grupo criminal, también conocido como el Cártel de Palmillas, opera en la capital queretana, San Juan del Río, Tequisquiapan y Ezequiel Montes; donde realiza actividades de extracción ilegal de hidrocarburos, narcomenudeo y sicariato.
Los Hades fueron los responsables de que el centro del país, más específicamente Hidalgo, se convirtiera en la zona con más huachicoleo del país.
Por último, en el municipio queretano de Amealco de Bonfil se asentaron Los Caballeros Templarios. Un grupo criminal que se desprendió de La Familia Michoacana por allá de 2011 y llegó a ser uno de los cárteles más poderosos- y sanguinarios- del país, dedicado principalmente a la extorsión.
#LoboSapiensSapiens
Los giros negros de Izcalli
Las autoridades de Gobierno Federal tienen claro una cosa: La masacre en el bar de Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, tiene un aspecto diferente al de Los Cantaritos en Querétaro, el Bling Bling es un giro negro, que opera sin ningún permiso, y que ni siquiera es supervisado por Protección Civil, ademá de que evade impuestos, lo que lo convierte en un centro de operación idoneo del crimen organizado, y en un punto de posible lavado de dinero.
@chimalhuacano