¿Y a mí qué me importan los órganos autónomos?

No es que el Instituto Nacional de Transparencia vaya a cambiar una política pública. O podría pensarse que el Coneval pueda ser sustituido por las mediciones hechas por el INEGI. Las mediciones de la política educativa efectivamente podrían hacerse desde un órgano dependiente del gobierno federal.

Pero la realidad es que la eliminación de los órganos autónomos, que se prevé discutir esta misma semana, va más allá de solo su sustitución por otros entes de gobierno.

Habla de una concentración de poder y la reducción de miradas críticas y contrapesos en las decisiones que puedan tomarse al interior del gobierno. Además de las funciones que sostenía cada uno de los siete órganos autónomos que van a disolverse, la presencia de los órganos autónomos hablaba de la posibilidad de puntos de vista independientes de la órbita de gobierno.

Había una independencia presupuestal y de mando sobre los órganos como el Coneval, el IFT, la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Cofece, Mejoredu, el INAI y la CRE.

Si bien siempre hay formas de mejorar el gasto del dinero público, la desaparición de los órganos autónomos no necesariamente representa la opción más efectiva por las repercusiones que podría tener.

Algunos ejemplos: en el caso del Coneval, los expertos que se han dedicado a lo largo de décadas a analizar y explicar la pobreza, aseguran que el INEGI aún no tiene la capacidad personal y técnica para hacer esas mismas mediciones.

Además, el Coneval no solo logra las mediciones, también hace interpretaciones sobre los resultados que se obtienen y una metodología completamente replicable para cotejar resultados y repetir las mediciones.

Esto garantiza la posibilidad de que los gobiernos no sean juez y parte. Que no haya una intención de manipular los resultados para afirmar que las políticas a favor de los más pobres efectivamente tienen un efecto en la población.

El caso del INAI se ha documentado mucho más. De un tiempo para acá, a los periodistas mexicanos nos envidian pocas cosas. Hay condiciones precarizadas y es una profesión de riesgo. Según artículo 19, han asesinado a 168 periodistas en los últimos 24 años. Sin embargo una de las cosas que resultaba una ventaja era la operación del INAI en México.

El sistema de transparencia tenía la ventaja de que los criterios y los plazos en los que la información debía hacerse pública eran marcados por un pleno independiente con una capacidad de presupuesto particular.

Y la diferencia que habrá de aquí en adelante será quién y cómo decidirá qué información se hace pública. Prácticamente las acciones de medición y escrutinio quedarán subordinadas a las instrucciones del poder en turno.

Y aquí viene la duda genuina: ¿ y por qué debería importarnos qué pasa con los órganos autónomos?

La respuesta creo que tiene que ver con el hecho de que el gobierno en turno cada vez controla más los contrapesos. Y eso nunca le conviene a nadie.

 

     @Micmoya

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