Por fin termina la huelga de Boeing
Después de 7 semanas, los trabajadores de la fabricante de aviones norteamericana Boeing, finalmente conjuraron la huelga que mantenían, que por supuesto traía muy nerviosos a los directivos.
Esto sucedió en vísperas de la elección para presidente en los Estados Unidos de Norteamérica, y es que ante la incertidumbre de cuáles iban a ser los resultados electorales, prefirieron enterrar el hacha de guerra y aceptar la oferta que la empresa había puesto en la mesa.
Vayamos al principio: ¿qué es lo que pedían los trabajadores de Boeing? Ellos solicitaban un aumento del 40% en un contrato multianual de 4 años; la fabricante ofrecía tan solo el 25% de aumento, y este fue el detonante para que los trabajadores iniciaran la huelga.
Ahora, ¿qué fue lo que ganaron? Si bien es cierto que no lograron ese 40% multianual a cuatro años, sí se acercaron bastante a esa cifra, pues la negociación aceptada tanto por Boeing como por parte de los trabajadores representados por la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM por sus siglas en inglés), con sede en Seattle, quedó en un 38%.
Lo que no ganaron los trabajadores, a pesar de la huelga, fue su plan de pensiones, que Boeing congeló hace poco más de 10 años, y que formaba parte integral de la propuesta. Jon Holden, presidente de la Sección (District) 751 de la IAM, expresó a diversos medios de comunicación que “Es hora de que nos unamos. Esto es una victoria. Se mantuvieron firmes, y ganaron”.
Aunque -como todo en esta vida- a pesar de que votó casi el 60% de los trabajadores aceptando la propuesta de Boeing, también hay voces dentro del sindicato que no estuvieron de acuerdo, que opinan que se vieron literalmente “obligados” a aceptar, ya que Boeing es una empresa “moribunda” y que no fueron capaces de conseguir siquiera dos tercios de su pliego petitorio original.
Lo comenté en la columna sobre el acuerdo entre el sindicato de pilotos de nuestro país, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) y Aeroméxico, que a pesar de llegar a un acuerdo, siempre habrá quienes se muestren inconformes con el resultado.
Pero es parte “natural” de este tipo de negociaciones; además, los trabajadores lograron evitar que Boeing desapareciera un bono de “rendimiento”, y que con el nuevo contrato colectivo a cuatro años, obtuvieran un bono de “ratificación” de 12 mil dólares, que se dará a cada trabajador.
Este fue uno de los motivos por los cuales los líderes sindicales creyeron que habían estirado lo suficiente la liga, y si no lograron todos y cada uno de los puntos de su pliego petitorio, sí podemos decir que no es nada despreciable un aumento directo al salario, más las prestaciones, del 38%.
Por otra parte, el todavía presidente de la nación más poderosa del mundo, Joe Biden, “felicitó” a los trabajadores por su decisión de terminar con la huelga y aceptar la propuesta de Boeing, aunque yo estoy segura de que Biden ni enterado estaba de esto, y lo digo porque el hombre sufre de demencia senil, pero ese es otro tema.
El punto es que la presidencia norteamericana reconoció el esfuerzo que se dio entre los trabajadores y la empresa para terminar con la huelga, y llegar a un buen acuerdo entre ambos, sobre todo de una compañía tan emblemática como Boeing.
En realidad, a quien se le debe el mérito de interceder entre Boeing y los trabajadores es a Julie Su, la secretaria del trabajo, quien estuvo al pie del cañón debido al interés que hay por parte del gobierno norteamericano con la fabricante.
Otro personaje que debe estar saltando de alegría por la llegada de este acuerdo es Kelly Ortberg, el nuevo CEO de Boeing, quien recibió a la empresa como una papa caliente de manos de su antecesor Dave Calhoun, pues le tocó lidiar con una huelga por parte de los trabajadores, algo que no se había en varios años, y menos con tanto tiempo de duración.
Dentro de las medidas que Robert “Kelly” Ortberg ha tomado para que Boeing no se hunda ha sido recortar trabajadores. Tan solo el mes pasado hizo público su plan para despedir a por lo menos a 17 mil trabajadores.
Ahora, ya con un poco de oxígeno para respirar, Ortberg ha anunciado que recortará el 10% de su planta a nivel global, porque el agua, literalmente le estaba llegando a los aparejos.
Y por supuesto, ahora que los trabajadores regresan a sus labores, la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA por sus siglas en inglés) a través de su administrador Mike Whitaker, se ha reunido con Kelly Ortberg con la finalidad de que la empresa comience las labores, utilizando el “sistema de gestión de riesgos de seguridad aérea”, sobre todo en la fabricación de los aviones de la familia 737MAX.
Por su parte, la FAA anunció que habrá una nueva investigación sobre la gestión de los procesos de seguridad y calidad en la fabricación de las aeronaves. El pasado mes de octubre la oficina del “Inspector General del Departamento de Transporte” hizo acérrimas críticas a la supervisión realizada por la FAA sobre Boeing.
Esto después de lo que arrojó una auditoría concluida en febrero de este año, donde se registraron más de 90 “incidentes”, según lo reportado por la agencia Reuters; los hallazgos encontrados fueron sobre “problemas en el control del proceso de fabricación de Boeing, la manipulación y almacenamiento de piezas y el control de productos”.
Aplaudo a los más de 30 mil trabajadores que lograron un aumento importante a sus salarios y prestaciones, y espero que la gestión sobre los procesos de seguridad aérea ahora sí sea más importante que las ganancias.
Porque no nos olvidamos cómo es que Boeing está metido en este terreno de fango, pues fue por priorizar las ganancias económicas por encima de la seguridad aérea, y eso no se puede permitir en una empresa como la fabricante Boeing.