Mientras usted dormía plácidamente, don Roberto, vea lo que hicieron con sus pasajeros

IRREVERENTE

Les platico:

El mandamás de esa aerolínea es Roberto Alcántara Rojas, propietario también de las empresas de transporte Amealcenses, Autobuses ETN/Turistar, Costa Line y Parhikuni.

Es operador del tren suburbano de la CDMX, que administra en asociación con la empresa española CAF.

Además, ganó la licitación para el servicio de telepeaje de las autopistas, llamado IAVE y así se metió en el negocio de las autopistas de cobro.

Tenía un socio en la línea aérea: Irelandia Aviation, un fondo de inversión del sector, pero les compró el 49% de sus acciones.

Que se sepa, don Roberto Alcántara Rojas no viaja nunca por Viva Aerobus, cuyo director general es Juan Carlos Zuazua.

A los dos años de iniciado el pasado sexenio, anunció en una reunión con santones de la I.P., que su aerolínea se la iba a jugar con López Obrador.

Fue la primera que se apersonó con sus slots en el AIFA y se ha ido apoderando poco a poco de los que dejan libres otras aerolíneas, como Interjet, que tronó como sapo hace unos tres años.

Para ser catalogada como de “bajo costo”, Viva Aerobus convierte sus vuelos en estanquillos de 4a.

Todavía van rodando los aviones por la pista antes del despegue, cuando los sobrecargos comienzan a ofrecer su mercancía a los pasajeros.

Les voy a platicar lo que sucedió entre ayer domingo y hoy lunes en el vuelo 721 que debió salir de Denver a Monterrey, a las 3:10PM y terminó saliendo a las 11:30PM. Sí, ocho horas después. ¿Arre? ¡Arre!

El avión apenas fue ocupado en una tercera parte de su disponibilidad de asientos.

Una buena parte de ellos tenían conexiones para el mismo domingo hacia otras ciudades, como León, Oaxaca, Guadalajara, CDMX y otras.

Pues se fregaron, porque después de abordar los tuvieron tres horas encerrados en el avión en una posición remota del aeropuerto de la capital del Estado de Colorado.

Luego de que el capitán anunciara por el altavoz que estaban esperando la llegada de personal de mantenimiento y por eso no podrían despegar, los bajaron.

Nunca explicaron que estaba sucediendo y las sobrecargo respondían fastidiadas las interrogantes de los pasajeros.

Se veían fastidiadas, como diciendo: “Otra vez la misma chingadera”, como si este tipo de situaciones sucedieran a cada rato.

Una de ellas se animó a “platicar” con una mujer que argumentaba que después de tanto tiempo de demora, había perdido su conexión para viajar a Oaxaca.

Luego adoptó una postura docta cuando le respondió a otra pasajera: “¿No escuchó la explicación que dio el capitán?, el avión tiene que ser revisado por personal de mantenimiento por una señal de alarma que sonó en la cabina de mando y yo no sé más que eso”.

“Es como si usted va al médico y le pregunta a la secretaria el por qué de su dolencia”, remató.

A las dos horas de estar varados en la pista, las sobrecargos comenzaron a vender sus productos entre los pasajeros cada vez más encabronados.

Cuando bajaron al aeropuerto les dijeron que podían comer donde quisieran y que después se metieran al sitio oficial de Viva Aerobus para pedir que les reembolsaran su dinero.

Un pasajero comió, pagó 25 dólares por un escuálido sandwich, después quiso gestionar su reembolso en la página mentada y a los 30 minutos desistió, porque el mismo portal no lo dejaba avanzar.

Por los altavoces anunciaron que el avión que debió despegar a las 3:10 de la tarde, lo harían hasta las 11:30 de la noche, pues estaban esperando a otro aeroplano llegara por ellos al rescate.

Como lo que sobraba era tiempo, algunos pasajeros se metieron a internet y en una página del gobierno encontraron el reglamento que aplica para casos como éste.

Dice claramente que después de cuatro horas de una demora atribuible a la aerolínea y no al clima, los pasajeros pueden solicitar su reembolso.

El retraso terminó siendo de ocho horas y a pesar de que aludieron a dicha regla, los empleados del mostrador se negaron a aceptarles el trámite de reembolso.

Todos madreados volvieron a treparse al avión y a las 11:35 de la noche finalmente salieron hacia Monterrey.

En el trayecto les ofrecieron como cortesía y a manera de disculpa, agua y una bolsa de papitas -de las chiquitas- para hacerles más llevadero el viaje.

Aterrizaron en Monterrey a las 2 de la madrugada y a esa hora, los que tenían conexiones -por ejemplo, a León a las 7AM- a echarse en una de las incomodísimas sillas de la Terminal A.

Los que no a buscar un taxi, que no había porque ¿a quién diablos se le va a ofrecer uno a esas horas de la madrugada?

Otros que tuvieron la fortuna de que fuera alguien por ellos, rogándole al Dios de Spinoza para que no se fueran a matar en el camino por quedarse dormidos al volante.

Al bajar del avión, el capitán y su copiloto salieron al pasillo y con cara de diplomáticos discípulos de Marcelo Ebrard, fueron agradeciendo uno a uno a los bien madreados pasajeros, por el favor de viajar por Viva Aerobus y se disculpaban por los inconvenientes.

Como los asientos de esta aerolínea no se reclinan, casi nadie pudo dormir durante el trayecto.

Cajón de Sartre:

“¿Ya ve, don Roberto, lo que hacen las hordas contratadas por Juan Carlos Zuazua para ofrecerle a usted pingües ganancias en su aerolínea de bajo costo?, pero usted no se preocupe, cuando se publique esta columna seguramente usted todavía ni se habrá despertado”, remata la Irreverente de mi Gaby.Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván ni dejar de recordarle al respetable público, la falta de acción de Samuel García, el ex alcalde de San Pedro Garza García, Miguel Treviño y de los cuerpos consulares, en el caso del técnico extranjero de los Jonas Brothers que fue atacado por pandillas en el otrora municipio más seguro de México

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