Y la ola nunca volvió…
IRREVERENTE
Les platico:
Anoche fui con la irreverente de mi Gaby a la última función de la temporada 2024 de “Hasta que vuelva la ola”, escrita por Hernán Galindo y dirigida por André Borda, en Casa Musa.
Un día le escuché a Alejandro Jodorwsky decir que el buen teatrista debe vivir en el teatro.
Y el dramaturgo Hernán Galindo cumple con creces ese adagio del genio chileno: La casa donde vive es un teatro, Casa Musa, en la Colonia Mitras Centro, de Monterrey.
El Angel Exterminador
Uno de los actores menciona una sola vez este nombre.
Se trata de la película que el cineasta español Luis Buñuel filmó en 1962, durante su doble exilio en México: no podía volver a su natal España a causa de la guerra civil, y fue declarado persona non grata por el gobierno de Estados Unidos.
Junto a Luis Alcoriza, el cineasta español escribió un guion al que en un principio titularon “Los náufragos de la calle Providencia”, pero su amigo José Bergamín le había platicado sobre una obra de teatro que quería titular “El Angel Exterminador”.
Ese nombre sedujo a Buñuel y le preguntó si podría utilizar ese nombre para una película que tenía en ciernes.
Bergamín le dijo que no habría problema, pues dicho título lo había sacado del Apocalipsis, las revelaciones de Jesucristo a sus discípulos sobre cosas que iban a suceder pronto.
Así comenzó a rodar el proyecto, que fue producido por Gustavo Alatriste, quien en 1962 era esposo de Silvia Pinal, protagonista de este film.
La trama narra lo que sucede con un grupo de adinerados que tras asistir a la ópera, son invitados a una lujosa cena en casa de uno de ellos.
Lo surrealista de la historia es que de pronto, nadie puede salir de esa casa, por lo cual se genera un caos en su interior.
Se trata de una de las mil mejores películas que se han filmado en la historia del cine, según The New York Times y fue adaptada a una ópera que se estrenó en el Met de esa ciudad en el año 2016.
Contiene una visión de la aristocracia que alberga en su interior, instintos salvajes y secretos inconfesables.
A Buñuel le apasionaba ese tema, de ahí que una de sus postreras películas fue una auténtica obra de arte: “El discreto encanto de la burguesía”, comedia satírica surrealista hispano-ítala-francesa, de 1972.
Tema recurrente en Galindo
Hace varios años, Hernán escribió y dirigió una obra de teatro ambientada en la frivolidad y trivialidad de la sociedad sampetrina: “Mármol en el cielo”, sobre la cual se creó una narrativa -mitad realidad mitad ficción- que levantó muchas cejas.
Llegó a decirse que el sponsor de dicha obra fue el finado Carlos Bremer, que pensó ofrecerla en funciones privadas a sus adinerados clientes de la Casa de Bolsa Value, pero que al darse cuenta de que se trataba de una pieza satírica contra el ambiente sampetrino, dejó de promoverla.
No recuerdo cuánto tiempo estuvo esa obra en escena, pero no fue mucho.
“Hasta que vuelva la ola”
Es teatro experimental y como dice uno de sus actores, Arturo Mariscal, el público regio no está del todo acostumbrado a este tipo de género.
En la CDMX sería otra cosa, pero aquí, al final de la función, la gente no sabe qué hacer.
Los tímidos aplausos del propio equipo de producción dan la señal de que ya, se acabó la obra y es hasta entonces que el público comienza a aplaudir, quedito y despacio.
Están esperando que vuelvan los actores a escena para agradecer los aplausos, pero como la ola, éstos no vuelven.
El personal de apoyo de Casa Musa conduce a la gente hacia el vestíbulo del teatro.
Las personas se voltean a ver unas a otras, cuchichean, nerviosamente se sonríen, y al bajar las escaleras, aparecen los actores, el director y el equipo de producción.
Por cierto, el responsable de la iluminación es un genio.
Desde la alberca que Hernán construyó en su Casa Musa, van llegando los protagonistas de la obra.
Muy Adhoc, porque, misteriosamente salen a la superficie, después de estar bajo el agua, tanto tiempo, que a algunos hasta les brotaron conchitas de mar y moluscos en sus caras.
De hecho, para mí, su aparición, viniendo de la alberca, sigue siendo parte de la obra.
La similitud con el texto original del Angel Exterminador está presente en la persona del náufrago, que de pronto despierta en medio de un hombre y dos mujeres que tenían buena parte de sus vidas sumergidos en el mar, esperando a que volviera una ola, que nunca apareció.
Jesús Anza grita desesperado por no saber qué diablos está haciendo en ese lugar, en medio de Marilú Martínez, Alejandra Ancira y el propio Arturo Mariscal.
Un guiño a la realidad actual mexicana
No sé si así lo pensaron Hernán y André, pero como espectador, percibo ciertos guiños voluntarios o involuntarios del autor y el director, hacia lo que actualmente sucede en México.
Millones de personas dentro y fuera del País esperábamos que una nueva ola apareciera después del 2 de junio.
No solo no llegó, sino que las cosas se quedaron como estaban y -al igual que a los personajes- a lo mejor pronto comenzarán a brotarnos conchitas y moluscos en la cara, de tanto estar bajo el agua.
El náufrago de la historia era el encargado del mantenimiento y limpieza de un barco carguero. Sus oficios no están en el guion de manera circunstancial.
Ahora, bajo el agua, se encuentra rodeado de gente que convive con los despojos de otros naufragios y de la basura tirada por toneladas al mar: excusados, cristos, juguetes con la forma del hombre araña.
Es tan surrealista esta obra, que el narrador es un pez que habla y nos platica que en 1958, las tropas norteamericanas perdieron una bomba nuclear frente a las costas de EU.
Tras el choque de dos aviones militares, el dispositivo Baker -una bomba de 21 kilotones- sigue a 27 metros de profundidad y hasta ahora, no ha detonado.
Cajón de Sartre:
Demasiado surrealismo, pero más surrealista es la ola de México en estos días.Mañana, cambio completo de programa, no sin antes recordar de nuevo, el silencio cómplice de Samuel García, Miguel Treviño de Hoyos y los cuerpos consulares, ante el terror vivido por un técnico extranjero de los Jonas Brothers, durante su estancia en un hotel de postín -el Live Aqua- de San Pedro Garza García.Por supuesto, todo esto sin faltar el Incomparable Iván.