El PAN que ya fue

Sinceramente, creo que el PAN está dando sus últimas bocanadas de aire para sobrevivir, pero no le queda nada más por hacer para seguir en la vida política.

Ya se venía gestando una lacerante herida en el PAN, con la soberbia y la obsesión de su dirigente Marko Cortés al no querer bajarse del barco y permitirle a gente nueva dirigir el partido.

Él pensaba que era suyo. Así es como va enloqueciendo la gente que entra a la política en este país. Juran que lo que tienen frente a sus manos es ni más ni menos que de su propiedad.

Marko Cortés ya acabó con el Partido de Acción Nacional. Sus militantes más malos que buenos ayudaron mucho para que esto sucediera.

Francamente yo no veo que haya oposición. Unos cuantos alzando la voz en redes que no sirve para gran cosa y nada más.

¿Qué tendría que pasar ahora?

Lo ideal sería dejar de invisibilizar a muchísimos ciudadanos que no son morenistas. Eso es un hecho contundente. Que no hagan mayor cosa para aglutinarse y consolidar un movimiento serio y firme es otra cosa.

Marko Cortés definitivamente tendría que bajarse del PAN si todavía le queda algo de respeto por el partido y sus militantes y tendría que haber una nueva dirigencia donde yo veo que Adriana Dávila, miembro del PAN y senadora por el mismo partido.

En resumidas cuentas no hay PAN ni hay oposición.

Mientras tanto, Morena va adquiriendo la fuerza de un huracán sin que lo esperáramos venir y así ante nuestros ojos.

La decisión de Claudia Sheinbaum de irse a vivir a Palacio Nacional me dio para abajo.

Y es que estoy segura que ella no hubiera querido hacer tal cosa, pero López Obrador sigue manipulándola a su antojo y para sus fines más macabros porque de tantas veces que dice que ya se va a retirar y que no volverá a saber de política ni meterse en eso. Me confirma que sí estará metido en la política sobre todo porque su hijo, el guapísimo Andrés Manuel López Beltrán estará dentro de el paquete.

Recuerden que les he platicado en otra columna cómo un grupo de mujeres al que yo pertenecía llamado “Mujeres de Hierro”, le solicitamos audiencia a López Obrador cuando estaba en campaña para presentarle diferentes proyectos en pro de la mujer mexicana y el que nos atendió fue el hermoso Andy, porque para López Obrador juntarse con puras mujeres francamente dijo que no. Y ahí estábamos en la casa de campaña del líder de la nación ahí, sentado en la silla principal y atendiéndonos con una flojera y una apatía que daban miedo su hijo Andy.

En ese entonces yo intuí y juré que aquel hombre que veíamos, serio y lejano, estaría dentro de la política. Y no, no me equivoqué.

Total que ya no nos quedan más berrinches por hacer los que no votamos por Morena. Tampoco queda mucho por hacer.

Lo único que creo es que nuestra participación sea observar muy de cerca a estos políticos y sus tranzas, y denunciarlos en redes sociales.

Queda también apoyar a la futura presidenta, aunque es difícil porque tiene sobre sí el nubarrón llamado Andrés Manuel López Obrador.

Tengo esperanza de que Claudia rompa ese lazo paternal que tiene con él y por supuesto que amándolo y respetándolo como lo ha hecho Claudia pero empoderándose para tomar mejores decisiones.

La decisión de vivir en Palacio Nacional pues no fue la mejor. Y eso que todavía no toma protesta como presidenta de México.

Tiempos de cansancio y hartazgo por parte de una oposición que ya no tiene cobijo en ningún lado.

Perdón, hoy no me nace ser optimista.

Es cuanto.

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