Incómoda herencia para Sheinbaum

En tiempos en que las reformas y los poderes constitucionales se adornan para entregarse como premio de salida al presidente Andrés Manuel, la herencia que se va acumulando para Claudia Sheinbaum parece verse cada día más envenenada.

Por un lado, los cambios sobre la marcha plagados de ocurrencias peligrosas en el dictamen de la reforma judicial como la introducción de jueces sin rostro, deja claro que ni siquiera la futura presidenta sabrá qué es lo que terminará aprobándose. Por otro lado, el regalo envenenado le contendrá lo más difícil de afrontar que será realizar despidos, contener protestas, atravesar turbulencias financieras que irremediablemente vendrán, afrontar el incremento en precios de servicios de telecomunicaciones como consecuencia de la desaparición del IFT que contenía el monopolio de Carlos Slim, organizar elecciones judiciales con un presupuesto limitadísimo y una metodología que no se ha dimensionado en costos de operación y logística, que bien podría hacer que el ejercicio termine por ser organizado por el INE junto con los servidores de la nación o bien, electrónicamente. Peor aún. Por la Guardia Nacional y cualquier tipo de fuerzas armadas.

El gran problema es que Claudia Sheinbaum se enfrentará a una situación en la que la tentación de utilizar la Guardia Nacional y policías para contención, y el riesgo de represión, se mantendrá latente.

Además de eso, su equipo deberá asumir la simplificación administrativa con la consecuencia directa de recortar a trabajadores especializados que, según sus contratos y derechos laborales, bien podrán interponer todo tipo de demandas. El impacto operativo implicara que la curva de aprendizaje haga a los funcionarios que queden o a los que lleguen realizar tareas que antes eran asignadas para dos o tres personas. A pesar de los niveles de aprobación con los que, según El Universal, se despide López Obrador que alcanzan el 73%, es una realidad que el contexto macroeconómico advierte la antesala de una recesión mundial, ya con estragos en Estados Unidos.

Lo peor de esta herencia, digna de un testamento político que de facto, deroga la Constitución como la hemos conocido, es que en su medida, el poder judicial contiene los malestares a través de la expectativa de justicia así como de la noción sobre un posible revés en situaciones particulares que hoy, quedarán en vilo porque las condiciones para que siquiera se revise un caso están cambiando. Esta inestabilidad generada de manera innecesaria, abrupta y acelerada podría alargarse a los primeros dos años de gobierno.

El perfil de Claudia Sheinbaum, sus virtudes de escucha y mejora, así como la inmensa prudencia que cabe en su visión a futuro fueron elementos que brindaron confianza para equilibrar distintos momentos que se vivieron en este sexenio. Ahora, además, tendrá que lidiar con la distancia entre nuestro país y las embajadas de Canadá y Estados Unidos anunciada por el presidente, que no es jurídicamente clara y cuya declaración tampoco advierte las consecuencias. En términos comerciales, potencialmente devastadoras por el hecho de que se trata de nuestros principales socios comerciales, quienes concentran cerca del 82% de exportaciones. En términos políticos, señales de distancia e indisposición de cumplir con acuerdos que plantean reglas claras.

Un acto que levanta las alertas y socava la confianza que es la base de toda relación comercial. A veces se piensa que administrar la gloria es aún más difícil que afrontar los fracasos, el hecho es que el triunfo de Claudia Sheinbaum podría verse manchado por las consecuencias de aquello que ahora mismo, parece no poder parar, o simplemente, no querer hacerlo. Como lo científica e inteligente que es, ojalá quepa en la futura presidenta la consciencia profunda sobre el tiempo, que se necesita sustituir y cambiar de raíz el modelo constitucional en México, lo efectos regresivos que podría tener, así como los compromisos internacionales que existen. Que pueda saber que su movimiento la respaldará aun cuando las reformas no sigan al pie de la letra lo dictado por López Obrador. Que la estabilidad rinde frutos y la justicia de los derechos fundamentales en nuestro país es tan joven que aún es frágil. Que la valentía del sentido común es otra forma de pasar a la historia, que no hay venganza más cara que la que destruye todo, hasta a uno mismo. Ojalá también quepa la prudencia en la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

X: @ifridaita

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