Se acabaron los abrazos

No lo dijo con sus palabras, pero la lectura que le podemos dar a la designación de Omar Hamid García Harfuch como el próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, deja muy en firme y muy en claro que la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, le está apostando a un dramático golpe de timón en cuanto a lo que los mexicanos habremos de vivir a partir del próximo 1° de octubre en materia de seguridad.

El “jueves de gabinete” de ayer fue sumamente revelador con el nombramiento de cuatro nuevos secretarios de Estado (dos hombres y dos mujeres, por lo que el marcador en cuestión de paridad todavía se mantiene empatado: ocho féminas por ocho varones). Cuatro carteras de gran relevancia: Gobernación, con Rosa Icela Rodríguez Velázquez; Bienestar, con Ariadna Montiel Reyes, quien repite en la encomienda; Educación Pública, con Mario Delgado Carrillo y Seguridad Pública y Protección Ciudadana, con Omar García Harfuch.

Considero que a García Harfuch le tocará enfrentar la misión más compleja y delicada de todas, pues son muchos, muchísimos los pendientes que hay en todo México en lo que se refiere a inseguridad,  impunidad y violencia.

Afortunadamente, Omar es un hombre que pese a su juventud es sumamente disciplinado, enérgico y conocedor de temas policiacos. Está sumamente preparado y tanto en su know-how como en el core cuenta con las herramientas, los conocimientos y experiencia que se requieren para este puesto. No es ningún improvisado, por lo que de inmediato llegará al despacho que le fue asignado a dar resultados. Con él pueden olvidarse de las famosas curvas de aprendizaje.

 Juan Ibarrola, catedrático experto en temas de seguridad y de fuerzas armadas, señaló que el nombramiento de García Harfuch es un muy buen augurio para el país, pues por mucho se trata de uno de los mejores policías que hay en México… probablemente el mejor. Sin embargo, varios serán los retos inmediatos a cubrir, siendo los principales la persecución del delito y la procuración de justicia, que durante este sexenio tuvieron un rezago considerable.

Asimismo, Ibarrola consideró como positiva la decisión de mover totalmente a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Dejará de ser una entidad híbrida para (ahora sí) trabajar operativa y administrativamente bajo la tutela de la Sedena, que no del Ejército nacional. Y una vez bien definido esto, Omar deberá generar una Secretaría de Seguridad que sea verdaderamente efectiva y fortalecerla en temas de inteligencia, de investigación, de persecución del delito, de policía científica, de cuadrantes carreteros, de tecnología… Sí, tiene mucho por hacer. Y esta Guardia Nacional, ya convertida en una fuerza intermedia, por fin podrá convertirse en un verdadero coadyuvante en las labores de seguridad pública, que es justo lo que México necesita.

Si la semana pasada comenté que el doctor Juan Ramón de la Fuente se sacó la rifa del tigre con la Cancillería, a Omar García Harfuch definitivamente le tocó bailar con la más fea. Pero puede con eso y más…

 

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