¿Quién para la SEP?

La educación en México registró, en la actual administración, un atraso de por lo menos seis años, según cálculos de expertos en el tema.

 

En dicho atraso tuvo que ver, desde luego, la larga pandemia que obligó a los estudiantes de todos los niveles a tomar clases en línea por más de un año.

 

Pero también las políticas dictadas desde Palacio Nacional, que, salvo en el periodo de Esteban Moctezuma como secretario de Educación, provocaron un cambio en las prioridades de la enseñanza a nivel básico y nivel medio.

 

El gobierno dejó de promover la enseñanza de las ciencias para privilegiar materias como el civismo o el llamado “humanismo mexicano’’.

 

Se privilegió la enseñanza de usos y costumbres tradicionales, se denostó a los conquistadores españoles y se exaltó la historia (a su modo, claro), de los movimientos de independencia de Centroamérica y Sudamérica.

 

Incluso se desestimó la realización de la prueba PISA, que aplica la OCDE para comprobar el grado de avance o rezago educativo entre las naciones socias.

 

México siempre estaba en la línea media de los países encuestados, pero el último ejercicio demuestra que los estudiantes mexicanos redujeron sus calificaciones en lectura, matemáticas y comprensión de lo que leen.

 

La discusión sobre los contenidos de los libros de texto gratuitos generó la conformación de dos bandos; los que opinan que Marx Arriaga, responsable de los contenidos de los libros, privilegió la ideología sobre el conocimiento llano y simple, y quienes consideran que la educación básica “es neoliberal’’ y por lo tanto se tiene que desechar.

 

¿Qué pasará ahora con la Secretaría de Educación, considerando que la futura presidenta, Claudia Sheinbaum, es una científica que reconoce el valor de la educación sin adjetivos?

 

Sheinbaum enviará un mensaje al país sobre el futuro de la educación en cuanto dé a conocer el nombre de quién será el secretario de Educación Pública.

 

Ni Delfina Gómez, quien es maestra de profesión, ni mucho menos Leticia Ramírez, que pasó de ser gestora de quejas en Palacio Nacional a secretaria de Estado, pudieron hacer de la SEP un motor de cambio en el país.

 

Quizá la fórmula sigue siendo menos ideología y más conocimiento, sobre todo si la línea viene de una Presidenta científica.

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Muchas voces colocan a la actual secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, como titular en Gobernación.

 

La funcionaria fue la secretaria general de Gobierno de la CDMX en los primeros tres años de la administración de Sheinbaum y desde ese cargo sostuvo un diálogo respetuoso con la oposición, a tal grado que ninguno de quienes la suplieron lograron reconstruir ese puente que había con el gobierno capitalino.

 

Rodríguez era la candidata natural para competir por la Jefatura de Gobierno de la CDMX, pero luego de una charla con López Obrador, se bajó con mucha anticipación de la contienda para terminar su gestión al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

 

El premio a su lealtad institucional sería el segundo cargo político más importante en el organigrama federal.

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La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, entregó mil 324 reconocimientos de calidad de servicios turísticos, clasificación hotelera y acreditaciones de guías de turistas, que aseguran “la mejora continua, calidad y excelencia’’ en los servicios turísticos del estado.

 

“En Quintana Roo el turismo es un importante factor de nuestro desarrollo y crecimiento económico, pero lo impulsamos sin deteriorar el entorno y el patrimonio natural de las futuras generaciones”, dijo.

 

     @adriantrejo

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