Punto para Claudia. Ha optado por acercar a los moderados y alejar a los radicales

La opinión pública, los medios de comunicación y los detractores celebraron, en mayor o menor medida, los primeros nombramientos de Claudia Sheinbaum anunciados la semana pasada.

Los nombres de Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente y Alicia Bárcena parecen haber calmado –o silenciado– algunas de las voces más críticas de la oposición.

Ebrard, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México y ex canciller, sumado a su propia experiencia académica como internacionalista, parece contar con las credenciales para encabezar la Secretaría de Economía.

De la Fuente, ex secretario de Salud , ex rector de la UNAM y ex embajador de México en Naciones Unidas, inspira confianza para ser responsable de la Cancillería. Bárcena, por su parte, en tanto que ex cabeza de la SRE y de la CEPAL, pinta bien para ser la próxima secretaria de Medio Ambiente.

Por otro lado, apenas hace unos días Claudia Sheinbaum puso un alto a las aspiraciones del radical Gerardo Fernández Noroña, cuando este impresentable legislador buscaba ser el responsable de la coordinación de los senadores de Morena. En un acto que provocó la ira del incendiario personaje, la cúpula morenista le envió un mensaje prístino en relación con su futuro inmediato: no está a la altura de la más conspicua clase política del partido oficial.

Quizás sabedora de las posturas políticas inaceptables de Noroña, tales como su apoyo a Nicolás Maduro y a Vladimir Putin, sumado al pasado bochornoso del PT, la presidente electa decidió distanciarse del grupo de extremistas que pretenden que gire hacia posiciones sobremanera dañinas para el bienestar de los mexicanos y para la reputación del país.

El petista deberá conformarse con lo que es: un político de segunda o tercera categoría que no tendrá acceso a los más íntimos círculos del poder, y que seguramente quedará apartado de Palacio Nacional.

Noroña, a lo largo de su carrera, se ha “distinguido” como un político subversivo cuya oratoria muy poco ha aportado a la nación, y cuyo extremismo debe quedar bien lejos del centro de toma de decisiones.

Claudia Sheinbaum ha actuado bien en términos de la conformación de su gabinete y de la definición de las principales fuerzas políticas en el seno del partido gobernante.

Primero, con la ratificación de Rogelio Ramírez de la O como secretario de Hacienda, luego, con el nombramiento de algunos de los miembros de su gabinete, y más recientemente, con su decisión de apartar al radical Noroña de la coordinación de senadores.

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