Hacia una economía verde

En un contexto donde el cambio climático, la contaminación del agua, la erosión de los suelos y la reducción de la biodiversidad generan una creciente preocupación, los bonos verdes emergen como una herramienta clave en la transición hacia una economía sustentable, consolidándose como una tendencia creciente en el mundo bursátil.

Sin duda, la crisis ambiental que enfrentamos, hoy en día, exige soluciones innovadoras. No obstante, cualquier iniciativa de esta índole requiere financiamiento para ser llevada a cabo. Es aquí donde entran en juego los bonos verdes, activos que permiten a los proyectos obtener los recursos necesarios, mientras ofrecen un retorno a los inversores que apuestan por un futuro más sostenible.

Los bonos verdes canalizan sus fondos exclusivamente hacia la financiación o refinanciación de proyectos ambientalmente sostenibles. Sin embargo, es crucial que estos proyectos estén alineados con los Green Bond Principles, para garantizar que los fondos no se desvíen hacia otros propósitos no especificados, manteniendo así la integridad y transparencia del proceso.

Esta precaución es fundamental ya que, detrás de la promesa de un futuro más verde, existe el riesgo de que estos bonos sean utilizados como meras estrategias de simulación ecológica, un fenómeno conocido como “greenwashing”. Por esta razón, los bonos verdes se adhieren a estándares comunes y su cumplimiento es validado por una segunda opinión o calificación de un agente independiente. Este enfoque garantiza a los inversores que sus fondos están verdaderamente contribuyendo a proyectos sostenibles y que pueden confiar en el impacto positivo de sus inversiones.

Cabe mencionar que los bonos verdes ofrecen una rentabilidad similar a otros bonos comparables, beneficiando especialmente a emisores de menor calificación crediticia que obtienen mayor demanda. Mientras que los inversores, por su parte, buscan cumplir con sus propias políticas de financiamiento verde, encontrando en éstos una vía transparente y relativamente segura de contribuir al medio ambiente.

Hasta ahora, países como Chile, Brasil y México lideran el mercado de bonos verdes en Latinoamérica. En 2019, Chile se convirtió en el primer país del continente en emitir bonos verdes soberanos, un hito que no sólo ha inspirado a otros países de la región, sino que también demuestra que la sostenibilidad no es sólo una moda pasajera, sino una prioridad cada vez más presente en las agendas políticas y económicas.

Frente a este panorama, no cabe duda que los bonos verdes tienen el potencial de ser una poderosa herramienta en la transición hacia una economía sostenible, pero su éxito depende de la integridad y la transparencia con la que se gestionen.

En ese sentido, será crucial que tanto inversores, reguladores como emisores trabajen juntos para evitar simulaciones ecológicas y asegurar que cada bono verde realmente impulse un cambio positivo y tangible; pues sólo entonces podremos confiar plenamente en que estamos invirtiendo en un futuro más verde y sostenible.

 

Consultor y profesor universitario

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