Después de la euforia electoral, la realidad de la gestión macroeconómica: mercados, déficit y Black Rock. Parte II y última

Una de las tácticas poselectorales de la derecha trasnacional mexicana ha sido, no sólo hablar de fraude, elección de Estado y coacción del voto con los programas sociales, sino aprovechar los movimientos habituales de los mercados de dinero, acciones y divisas hacia los fines de mes (mayo) y principios del mes siguiente (junio), que se conjuntaron con las inquietudes creadas a partir de la natural incertidumbre que crea un proceso electoral como el mexicano, en donde estuvieron en juego miles de cargos públicos y de representación política, y especialmente la presidencia de la república, para asumir una postura de incertidumbre, que nos de temor, sobre los trazos de los líderes de la 4T-4R en la nueva coyuntura política de “poder completo”, para escandalizar con los temas políticos electorales y las reformas planteadas del 5 de febrero de 2024, e incidir, acentuando la incertidumbre en los mercados, que en el corto plazo se muestran dubitativos y titubeantes, y que en muchos casos, deciden cambiar la dirección y el tipo de instrumentos de sus inversiones, mientras pasa la volatilidad que tales movimientos provocan en el tipo de cambio. Pero ni de lejos estamos al inicio de una crisis de fin de sexenio. Hay presiones en y desde los mercados, nada más. Nada de castigo, patrañas. Quienes dan la noticia sobre cotizaciones posicionan su propia opinión, sólo eso, su opinión. Hay otras.

Y no puede haber propiamente temor, a pesar del déficit público proyectado para este año de casi el 6% del PIB, ni por los compromisos inmediatos de deuda internacional que tiene Pemex, o de las expectativas del crecimiento mexicano para este año, porque, si bien son temas delicados a gestionar macro económicamente, los fundamentales de la economía mexicana son sólidos. Y cualquier economía puede cruzar por coyunturas de incertidumbre financiera así percibida en el exterior y volatilidad en el tipo de cambio. Es decir, los mercados mencionados tienen su propia lógica funcional, no dependen de una declaración de un funcionario público mexicano, es absurdo sobredimensionar así lo político. Tampoco estamos ante el triunfo arrollador de líderes políticos bisoños, saben muy bien lo que han hecho, están haciendo y van a hacer. La derecha nacional es infantil.

Los mercados desregulados son inherentemente inestables. La incertidumbre y la volatilidad como resultantes de los indicadores en tales mercados, son procesos políticos nacionales e internacionales, parte de la normalidad, y se presentan coyunturalmente. Los fenómenos que crean trastornos graves son los ataques masivos contra una moneda, o un proceso especulativo contra ella, intenso y más o menos prologado, cuando las autoridades de un país no tienen fundamentos sólidos y reservas internacionales de divisas cuantiosas para responder. Cuando el ataque especulativo se produce sin que las fundamentales de una económica sean robustas, quien puede perder mucho dinero son los inversionistas especulativos y ello se los cobran sus clientes, el dinero de los manejadores de fondos de inversión, no es propio. Ante pérdidas cuantiosas pueden ser hasta imputados legalmente por los dueños del dinero. En otros términos, el país atacado en su moneda, en sus mercados, también tiene mecanismos de defensa, aunque muy disminuidos ante la apertura económica y financiera generalizada. Pero los hay.

El concepto de “castigo de los mercados” se aplica en contextos distintos: por ejemplo por una ley de inversión financiera restrictiva o discriminatoria contra inversionistas extranjeros, o con circunstancias tan severas como esa, México no lo puede hacer de ninguna manera porque tiene firmados tratados de libre comercio e inversión con los países que poseen los más grandes inversionistas en América del Norte y la Europa unificada, además, otros acuerdos de asociación económica con Japón o de asociación estratégica con China, que prohíben tales prácticas discriminatorias, predomina lo que se llama “el trato nacional” para ellos. Son “disparos al aire” derechistas, y veremos como no todos los grandes fondos de inversión o las calificadoras de deuda piensan igual sobre México en estos días. Aunado a lo anterior, los datos sobre la marcha económica de EU, por la gran relación estructural que tiene con la economía mexicana, también impactan en las variables de México y puede haber movimientos a partir de ello, no teniendo nada que ver lo electoral.

El tema central entonces es la situación estructural para responder a esta coyuntura, no la coyuntura aislada de los fundamentales macroeconómicos. Y allí el trabajo del secretario de hacienda, y el Banco de México, es sólido y confiable, y esto lo han reconocido hasta los politólogos y economistas neoliberales, grandes empresarios como Carlos Slim, por ejemplo.

La caída del peso, incluso es anterior a la jornada electoral, hacia fines del mes: el 27 de mayo el precio del dólar en pesos fue de 16.65, el lunes 3 de junio era de 17.63 pesos por 1 USD. El dólar estaba aumentando en su demanda desde días antes y ello fortaleció su precio frente al peso. A esos momentos del 27 de mayo no se sabía aún nada sobre la “mayoría calificada”, y el lunes por la mañana, había indicios de ello, no confirmaciones oficiales.

Los indicadores se han venido recuperando, como exponemos a continuación: si bien durante la semana del término de la elección presidencial el peso perdió casi 8% llegando a 18.40 pesos por 1 USD, el miércoles 12 de junio, llegó casi a 18.75 pesos por 1 dólar, y al final de la jornada se recuperó para cotizar en 18.48 pesos por 1 dólar, volviendo casi a su posición inicial, en lo que influyó la demanda de dólares americanos en el mercado de divisas.

El peso inició el 13 de junio en 18.79 pesos por 1 USD, en casas de cambio de la frontera cotizó en 18.30 pesos por 1 USD. Su precio de compra es de 18.00 pesos por 1 USD. El que diga que estos movimientos son porque se anunciaron reformas constitucionales, pues es solo su opinión. El peso abrió en 18.53 pesos la jornada del jueves 13 de junio, se recuperó, pero no lo suficiente. Para mí influyó el dato dado a conocer ese mismo día, de que los precios al consumidor crecieron en EU en mayo menos de lo esperado, está bajando la tendencia inflacionaria, y ello hace más fuerte al USD y refuerza la expectativa de que el Banco de la Reserva Federal pueda proceder a un ajuste a la baja de sus tasas de interés, en 0.25 puntos en el próximo mes de septiembre, para impulsar la economía ante este buen resultado respecto a precios. Es decir, este buen resultado en el movimiento de los precios en EU, toma al peso en pleno movimiento por los ajustes de principios de mes, lo cual habían ya descontado los mercados y en días anteriores se apreció una demanda sostenida de USD, lo cual no le permite al peso una recuperación rápida y lo mantiene depreciado respecto de niveles de fines de mayo.

México acaba de contratar un crédito de $1,000 millones de USD con el Banco Mundial, que son los créditos mejores, blandos en tasa de interés y plazos de pago, para reforzar la solvencia sobre compromisos inmediatos. Además, Rogelio Ramírez de la O, secretario de hacienda, fue contundente ante la Asociación de Bancos de México. Su mensaje sobre la situación financiera resultó tranquilizador: el déficit fiscal de 2024 es una inversión única, dijo, para finalizar las obras de la 4T. En 2025 se reducirá a 3%, aliviando cualquier presión sobre las finanzas públicas. Ramírez de la O prevé un gasto operacional robusto para nuevas inversiones públicas y mayores recursos para estados y municipios. Adicionalmente, dijo, mantendrá comunicación abierta con el sector financiero y las agencias calificadoras. En suma, hay solidez, dato fundamental fuera de “la grilla”.

No sólo Pemex posee una gran deuda, sino también CFE: la empresa calificadora de riesgo sobre la emisión de deuda pública, Fitch Ratings, sostuvo ayer que México requiere impulsar la inversión privada en infraestructura para poder hacer coincidir la oferta de energía eléctrica con la demanda, la cual ha aumentado, y ello no puede lograrse aumentando el endeudamiento, porque la calificación de su deuda bajaría, es decir, si agregamos, sería más riesgoso invertir en ella. (AN/LP, 12de junio, 2024)

Obsérvese entonces, como el tema de opinar sobre los impactos de la lucha política en los movimientos en mercados, que tienen su propia lógica de funcionamiento, es en altísimo grado, subjetiva. Nadie puede decir que posee la verdad, son interpretaciones basadas en ciertos datos e información, y la forma en que cada analista u opinante, pondere cada factor que influye en el proceso, genera una valoración determinada con mayor o menor aproximación, pero nada más. En estos momentos para la derecha mexicana y la ubicada fuera de México “todos los caminos conducen a Roma”, todo es responsabilidad del presidente AMLO o de la candidata arrolladoramente triunfante, Claudia Sheinbaum, las reformas constitucionales, el autoritarismo, y las patrañas de costumbre, y demás.

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