El voto criminal vale doble

Más de 100 casillas no podrán instalarse en la jornada electoral del 2 de junio. Anticipadamente, la valoración de riesgo por violencia y falta de seguridad muestra que en Michoacán, Oaxaca, Nuevo León, Colima, Chiapas y CDMX no se podrán instalar casillas.
El ejército, cargado de atribuciones, obras y presupuesto, también ha decidido negarse a que la democracia pueda encarnarse: La negativa para instalar la casilla básica de la sección 3178 en el campo militar número 1 es contundente y reveladora del ánimo institucional que se ha fortalecido a tal nivel que esto ni siquiera es nota.
En teoría, cada casilla electoral recibe no más de 750 electores y las secciones, al menos, tienen 3 mil habitantes. Aquellas casillas no instaladas por conflictos o violencia no inhiben que sus ciudadanos voten, pero en caso de querer hacerlo, se enfrentarán al obstáculo de trasladarse largas distancias.
Estas elecciones, la ciudadanía desarmada pasó a contar con una ciudadanía de segunda. Prácticamente, sin voz ni voto: en el legislativo, la reelección contemplada como un mecanismo de profesionalización y/o castigo para los votantes, quedó relegada a los acuerdos cupulares partidistas de quienes concedieron o no tales candidaturas.
El crimen organizado pudo intervenir desde el momento cero: palomeando o excluyendo candidatos. A los aventurados que aceptaron seguir, les amenazaron, intentaron extorsionar o pactar y finalmente, más de 150 aspirantes declinaron a sus candidaturas en Estado de México, más de 500 en Chiapas, más de 200 en Zacatecas, 190 en Michoacán y la lista sigue. Los cárteles dominantes pudieron decidir quienes serán los abanderados que podrían competir en sus territorios, quienes podrían hacer campaña y el número de los que perdieron la vida es aún peor.
El día de la elección habrá incertidumbre en algunos lugares. Para el crimen, su “voluntad” anti democrática ya fue expresada. Las incidencias, en caso de haber, podrían eliminar aún más casillas y estos datos tendrían que advertir dos cosas: si salir a votar ha dejado de ser seguro, la votación electrónica con tecnología de blockchain debería comenzar a estudiarse. Si es que se preserva algún atisbo de vocación democrática, esto no debería de repetirse pues en comparación con las elecciones de 2021 y 2018, la violencia criminal electoral ha aumentado.
Como si de enviar un mensaje sobre poderío y control territorial arrebatado a los gobernantes se tratara.
Grandes retos se avecinan para la primera mujer presidenta. Este será el principal.