Xóchitl, tres caídas con límite de tiempo

El domingo pasado se llevó a cabo el último debate entre las dos candidatas y el candidato a la presidencia y no hubo muchas sorpresas; aun cuando se esperaba que Xóchitl Gálvez llegará fortalecida, armada de un discurso más racional, menos confrontada y con un semblante ganador, no pasó.

¿Qué sucedió con la candidatura que prometía ser el conducto para el reposicionamiento de todas las fuerzas políticas que no comparten el proyecto del actual presidente de la república?

Hay muchos elementos que analizar de los que, seguramente, se escribirán muchas páginas después de la elección del 2 de junio. Yo propongo observar tres escenas que podrían describir gráficamente porqué la candidatura de Xóchitl Gálvez, su campaña y su semblante, terminaron siendo una propuesta perdedora:

I.

A la primera escena que gráficamente podemos darle un significado es la de octubre pasado en la Alcaldía Álvaro Obregón donde, frente a cientos de simpatizantes de los partidos que encabezan la Coalición, Gálvez se sienta y la silla en que pretende hacerlo se va de lado y la candidata cae; quienes las rodean son dos presidentes de los tres partidos políticos que decidieron que fuera la candidata, además de dirigentes importantes de la campaña. Durante el accidente Xóchitl abre los brazos, se agarra del aire y nada detiene su caída. Los presidentes de los partidos tardan demasiado en reaccionar y solo atinan a tomarle los brazos cuando ya está en el suelo e intentan levantarla, sin buscar algún apoyo que físicamente lo permitiera, cuidando que su imagen no se viera comprometida.

II.

El segundo hecho, que podría también describirse gráficamente, es la marcha de la marea rosa, que se realizó horas antes del debate. Esa marcha fue, sin duda, la más exitosa de todas, fue cuantitativamente un éxito, no sólo llenó la explanada del Zócalo, también las calles y las principales vías de acceso como Avenida Juárez, 5 de Mayo y 20 de noviembre.

La marcha del domingo terminó siendo lo que tanto habían negado quienes la organizaron: que sería una marcha partidista, de las clases medias, una movilización de cierre de campaña del candidato en la ciudad y la candidata presidencial de tres partidos políticos. Ahora sí la movilización contó con el acarreo de miles de mujeres y hombres de las alcaldías Tlalpan, Álvaro Obregón y Azcapotzalco; la mayoría trabajadoras y trabajadores de base que, por supuesto debían cumplir con el apoyo solicitado por sus jefes.

Los oradores principales ahora no fueron José Woldenberg o Lorenzo Córdova; ahora Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada fueron el centro de atención, dieron el mensaje a los correligionarios y simpatizantes de la Coalición Fuerza y Corazón por México y fue Taboada quien, sin ningún rubor, reivindicó la movilización como la marcha de las clases medias.

Nadie con un poco de sentido común creyó que las movilizaciones anteriores eran la manifestación pura y llana de la sociedad civil y que en ella marchaban ciudadanas y ciudadanos de todas las clases sociales. Por supuesto la M.R. (marca registrada) que Xochitl Gálvez registro como de su propiedad, tampoco tenía que ver con la llamada marea rosa latinoamericanista, pero algunas personas crédulas aún llamaban a este evento el de las ciudadanas y ciudadanos libres.

Xóchitl Gálvez debió asumir esta gran movilización como lo que era: su cierre de campaña, pero su impostura como representante de la sociedad civil no le permitió dar el significado preciso al más importante de los eventos de una campaña que nunca funcionó como ella quería.

III.

La tercera escena es el desarrollo del tercer debate y el triste papel que terminó desarrollando la candidata de la Coalición Fuerza y Corazón por México. La personas simpatizantes y también las detractoras esperábamos a la Xóchitl que se anunciaba desde el segundo debate, pero no; teniendo como única estrategia el golpeteo permanente, se empequeñeció y su insistente impostura como representante de la oposición no le permitió asomar a la mujer estadista que se esperaba pudiera aparecer.

Sus desplantes de busca pleitos la hicieron mala copear y reclamarle a Claudia Sheinbaum el uso de una falda con la imagen de la guadalupana, reclamarle que no creía en dios y volverse la vergüenza ajena de todas y todos quienes seguían el debate.

Estaba claro que no habría ganadoras o perdedoras del debate que, de haberlas, poco influiría en la tendencia electoral que pone muy lejos al segundo lugar del primero, pero era la oportunidad para que al menos se cerrará el ciclo de debates con una visión de quien pretende gobernar un país y, sobre todo, con una investidura digna y decorosa.

Piensen, lectoras y lectores, en tres imágenes: Xóchitl cayendo de su silla intentando sujetarse de la nada; Xóchitl mirando desde un balcón cómo se le va de las manos la gran movilización que no puede decir que es de ella; y Xóchitl, una mujer rijosa retando a una contrincante que había anunciado que no se dejaría provocar

Habrá que esperar los resultados de las urnas el próximo 2 de junio; difícilmente se remontarán los veinte puntos de ventaja de la candidata de Sigamos Haciendo Historia, y habrá que estar muy atentas y atentos a la imparcialidad que ha ofrecido el Instituto Nacional Electoral cuando, ya sin ningún escrúpulo, las funcionarias y funcionarios del servicio profesional electoral marcharon con los uniformes institucionales en apoyo a sus candidatos Gálvez y Taboada.

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