El profeta Isaías, los impuestos de Claudio X. y la advertencia de Claudia Sheinbaum

No sé qué tenga de inicua la dicha de perder el tiempo, a la que hace referencia la poesía de Renato Leduc. En lo personal pensaría que esa más bien es una dicha inocua, ya que no se daña a nadie cuando alguien no hace nada.

Inicua o inicuo es lo contrario a la equidad. Sus sinónimos son malvado, injusto, arbitrario, infame, perverso, vil. Por su parte, inocuo significa que no hace daño.

A las personas de empresa como Claudio X. González no cabe decirles que disfrutan la dicha inicua o inocua de perder el tiempo, puesto que no saben descansar: no se les da estarse simplemente tranquilos para reflexionar o nada más por el gusto de no tener ninguna actividad. Y es que quienes son como el señor X. creen que el tiempo es dinero, lo más sagrado que conocen, así que por ningún motivo lo desperdician.

Hay una dicha inicua que sí disfrutan hombres de negocios sin principios como Claudio X. González: la de no pagar impuestos. Cumplir con sus obligaciones tributarias es algo que no soportan, hasta les genera alergias terribles.

Los que son como don Claudio X. han vivido estos cinco años del gobierno de la 4T llenos de ronchas, y no han encontrado ninguna pomada que se las quite. Son los efectos de la atroz anafilaxia que para ellos significa estar experimentando algo que jamás habían conocido: pagar impuestos. Antes no los pagaban, y si por error de algún contador más o menos cumplían, se las arreglaban para que los presidentes del PRI y del PAN, que eran sus empleados, les devolvieran con intereses el dinero que habían entregado al Estado mexicano.

Eso se acabó en el sexenio de López Obrador; quedó claro desde el día uno de la administración de izquierda que había llegado al SAT gente distinta, honorable, competente y que no se iba a dejar ni corromper ni intimidar.

Algunos grandes empresarios dieron la pelea para seguir disfrutando de la dicha inicua de no pagar impuestos, pero se rindieron cuando comprendieron que AMLO no iba a dar ni un solo paso atrás en esa materia.

Todavía un par de hombres de negocios no se resignan e insisten en pelear con el Estado para no cumplir con sus obligaciones tributarias. Los dos casos más notables son Ricardo Salinas Pliego y Claudio X. González.

El primero está a punto de perder en los tribunales juicios multimillonarios y no hay duda de que Salinas Pliego terminará pagando lo que debe en el final del sexenio de AMLO o en el principio del periodo de la presidenta Sheinbaum.

El otro capitalista que no quiere seguir el consejo del chachachá cubano —tomar chocolate y pagar lo que debe—, don Claudio X. González, está apostando todo lo que tiene a favor de Xóchitl Gálvez, a la que ve como su subordinada, pero el potentado X. empieza a desesperarse ya que su candidata nomás no avanza en las encuestas.

La angustia por la derrota ya prácticamente segura, ha llevado a Claudio X. a insultar en redes sociales a la candidata de izquierda Claudia Sheinbaum. Pero esta mujer no se dejó. Le contestó fuertemente y le recordó que debe dejar de soñar, que no volverán los tiempos aquellos en que la clase empresarial gozaba de la dicha inicua de no pagar impuestos.

Se están cumpliendo las profecías de Isaías, quien decía: “Ninguna paz para los inicuos” y aconsejaba a las personas inicuas olvidar sus pensamientos. No lo entendió Claudio X. González, pero ese será su futuro: pagar impuestos, aunque se llene de ronchas y granos sin curación mágica.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *