Los operadores políticos de Sheinbaum
Entramos en un periodo de campaña intenso. Los recorridos territoriales siguen su curso a lo largo y ancho del país y, con ello, una serie de estrategias y propuestas. De igual forma, estamos en un punto clave que nos ha llevado a concluir por la confiabilidad de un esquema de encuestas que, desde luego, ratifican la tendencia holgada a favor de Morena. Todas ellas, por cierto, nos llevan a la misma conclusión: Sheinbaum tomó la delantera con dos dígitos de distancia. No necesariamente todas tienen que coincidir con exactitud por el margen de error que cada institución pondera. Empero, es un hecho que el valor de cada una de las mediciones ronda entre los 25 y 30 puntos a favor del lopezobradorismo.
Hasta la tercera semana de actividades de campaña, Claudia luce imparable. Es imposible que esta tendencia se revierta a estas alturas, especialmente por el proyecto que representa Sheinbaum. Lo que sí está en juego, queda claro, es el descenso acelerado de la abanderada del Frente Amplio por México. Fue una mala idea intentar persuadir a la población civil con ataques y guerra sucia. Eso, naturalmente, ya no funciona como antes. De Xóchitl, por ejemplo, no podemos destacar prácticamente nada más que descalificaciones. Caso contrario, la coalición “Seguimos Haciendo Historia” se ha enfocado —de manera estricta— a promover propuestas que, sin lugar a dudas, profundizarán las políticas públicas.
Son, ni más ni menos, dos proyectos totalmente distintos, no se diga en la base de trabajo que ha construido el presidente. De hecho, la columna vertebral de Sheinbaum, para efectos políticos, ha comenzado a tener mucha injerencia en la toma de decisiones. Junto a ello, desde luego, hay un quehacer de interlocución con muchos sectores de la población. De eso se trata al poder trabajar en equipo. Sheinbaum hace lo propio recorriendo el país. En efecto, todas las reuniones y encuentros van dirigidos a la misma dirección: construir acuerdos al más alto nivel político.
El primer círculo de Claudia, está claro, ha tomado la batuta para ir construyendo puentes con todos aquellos sectores que conforman agrupaciones de trabajadores y grupos empresariales. El encuentro que llevó a cabo Ricardo Monreal, con el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación, es la expresión más clara que, a lo largo y ancho del país, se están tejiendo acuerdos en aras de construir coincidencias para el proceso de transición de este mismo año. Con ese olfato político para edificar consensos, seguramente el zacatecano jugó un papel fundamental para sumar más simpatías a la causa de Sheinbaum.
Y una pieza clave para la construcción de acuerdos como Ricardo Monreal, se vuelve crucial para ganar la elección presidencial. Es sencillo: Monreal es el operador más eficaz que hay en nuestro país. Inclusive, su pericia para tomar decisiones conjuntas ha hilvanado buenos resultados. En el Senado de la República, por ejemplo, su responsabilidad legislativa la hemos visto todos, naturalmente, como indispensable para sacar las prioridades del presidente López Obrador en más de cinco años. De hecho, las tareas específicas del zacatecano no solamente se sujetan a coordinar el quehacer de enlace territorial de la campaña, sino también a dialogar y encauzar la unidad. Eso, desde luego, es lo que siempre ha distinguido a Monreal en todo proceso electoral.
De igual forma, el activismo de Marcelo Ebrard, especialmente en la Ciudad de México —que se ha visto más notorio— ha comenzado a contribuir a favor de la campaña de Claudia Sheinbaum. Y qué decir de Gerardo Fernández Noroña, que se ha convertido, en cuestiones de defensa y promoción del voto, en un protagonista clave de esta transición que viviremos. De hecho, ese es el objetivo esencial para sacar el mayor provecho a quienes, por experiencia y capacidad, marcan la diferencia en todas las trincheras que se desempeñan. Son algo así como elementos indispensables en un armado de esa naturaleza, sobre todo para resolver situaciones que se van suscitando en el clima electoral, máxime cuando hay, desde todas las posiciones del Frente Amplio por México, una guerra sucia que, me atrevo a decir, en financiada por los grupos conservadores del país.
Como punto de partida, entonces, los operadores políticos de Claudia Sheinbaum están marcando una gran diferencia. Sobre en ellos, queda claro, ha recaído mucha responsabilidad, no solamente para coordinar tareas de la campaña que les fueron delegadas, sino para construir puentes de interlocución con la sociedad civil. En tiempos como este, desde luego, su contribución es también determinante para desnudar la ominosa estrategia de hostilidad que diseñó el PRIAN. En cuanto a ello, no hay duda, nada ha podido influir para persuadir a la población civil. El respaldo, en estos tiempos claves de definiciones, se desprende del pueblo de México, y en su inmensa mayoría, sabemos, han tomado partida por el proyecto que representa Claudia Sheinbaum.
Por eso y por muchos motivos, Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial. Tiene el mejor proyecto de nación y, de paso, al círculo de operadores más eficientes del país.