Xóchitl: magia negra y vampirismo. Claudia: la luz de la razón en 100 propuestas

“La historia de los pactos de sangre se pierde en la noche de los tiempos”. Eso lo leí en un diario catalán. Curiosamente la información no tenía que ver con supersticiones del pasado, sino del presente en su versión más avanzada: “Una empresa española de joyería ha desempolvado este concepto bárbaro de unión y lo ha modernizado para ofrecerlo como una alternativa más millennial”.

En efecto, la compañía Tot-em ha creado un sistema que permite a dos o más personas hacer un pacto de sangre “y unirse para siempre”:

Tot-em desarrolló un sistema para que “las partes se pinchen en el dedo con una aguja y después depositen la gota de sangre sobre los extremos de una superficie de algodón prensado. De esta forma la sangre se acaba uniendo en el centro”.“Queda así acreditado el vínculo. Además, un certificado único da fe de la unión”.“Para que no haya riesgo de contagio de ninguna enfermedad a través de la sangre, el kit incluye varias lancetas esterilizadas y pipetas o cuentagotas, para dos, tres o incluso cuatro personas. Los precios varían entre 35 y 55 euros”.“Además del documento, existe la posibilidad de llevar el pacto de sangre al cuello en forma de collar”.

La superstición no es inocua. Ni siquiera para sellar un compromiso de amor. Nada hay más socialmente dañino que la superstición, ya que es contraria a la razón e inclusive —como dice la Real Academia Española— es lo opuesto a la fe religiosa correctamente entendida. Sus sinónimos son: ocultismo, chamanismo, totemismo, nahualismo, vudú, fetichismo, brujería, y mitificación.

En política, la superstición del pacto de sangre tiene que ver, como queda claro en el título de un libro de Tomas Baeza, con sectas, sociedades secretas, asociaciones criminales, fanáticos religiosos y políticos.

Pasa que se produzcan series, telenovelas y películas con el tema del pacto de sangre. Pero, ¿que una aspirante presidencial selle con sangre sus compromisos políticos? Ya es demasiado pasar.

Xóchitl Gálvez firmó con su sangre sus promesas de campaña electoral. Lo hizo en Irapuato, Guanajuato. ¿Pensará la candidata de la alianza PRI, PAN, PRD que los y las guanajuatenses son la gente más ignorante de México? Qué manera de ofender a una ciudad que aspira, como todas en México, a un desarrollo basado en el conocimiento objetivo que está en la base del desarrollo científico y tecnológico.

O Xóchitl es una irresponsable política dispuesta a recurrir a la ignorancia para su propagada o, de plano, es una fanática convencida de que la fórmula para ganar las elecciones es la brujería.

¿Pacto de sangre? Busqué en Google noticias sobre eso y encontré artículos sobre vampirismo, reflexiones sobre el Antiguo testamento, apuntes sobre una ópera de Wagner, muchas informaciones sobre series de Netflix y HBO, además de reseñar de telenovelas… y dos noticias, digámoslo así, periodísticamente bien estructurada.

Una de esas noticias periodísticamente bien estructuraras es lo que hizo Xóchitl al pincharse el dedo para sellar con su sangre los compromisos políticos de la coalición PRI, PAN, PRD.

La otra noticia periodísticamente bien estructurada sobre un pacto de sangre es de Unvisión: “Adoraban al diablo y hacían pactos con sangre: el extraño caso del Cartel de Houston que desarticuló la DEA”.

El reportero Isaías Alvarado investigó y redactó: “Las autoridades afirman que el jefe de una organización de narcos usó el satanismo para reclutar y controlar a sus operadores en la ciudad texana de Houston. Ellos hacían un ritual de iniciación y un brujo bendecía los cargamentos de droga antes de cruzarlos por las garitas fronterizas”.

La nota de Univisión es de junio de 2023. ¿Se inspiró en Xóchitl Gálvez en ese reportaje antes de tomar la decisión de ofrecer su sangre como su gran acto de campaña? No lo sé, supongo que no, aunque con la candidata X todo es posible.

El hecho es quye Xóchitl jugó al satanismo o al vampirismo. Por cierto, en un artículo reciente comenté la película chilena El conde, de Pablo Larraín, en la que se presenta al dictador Pinochet como vampiro: “Hipótesis: La vampira Hiriart puso al New York Times contra AMLO (aguas, Claudia)”. Comenté:

“En alguna entrevista, el director Larraín dijo que ‘las malas ideas tienen la tendencia a perdurar, mutar e infectar a las sociedades una y otra vez, incluso muchos años después de que supuestamente hayan sido disipadas y destruidas’…”.

“Es verdad. El fascismo pinochetista está vivo y pretende ahora dominar México”.

“El vampiro Pinochet quiere reencarnar en México y pide ayuda al New York Times”.

Sugerí a Claudia Sheinbaum cuidarse de tales fuerzas diabólicas. Ahora sabemos que el enemigo no es demoniaco en sentido figurado, sino que realmente recurre a la magia negra. Xóchitl lo demostró.

Verdaderamente estoy sorprendido, ya que nunca pensé que Xóchitl fuera a llegar al extremo de tomarse en serio la estrategia de llegar al vampirismo para intentar remontar la desventaja de más de 40 puntos en las encuestas. Pero, ni hablar, con la candidata X todo es posible.

Por fortuna, Claudia conoce el antídoto contra la magia negra, el agua bendita del discurso serio, de la propuesta racional, de la argumentación objetiva.

Si algo destruye a los vampiros es la luz del sol. No hay vampiro ni vampira que la resista. Así que de nada le servirá a doña X, aspirante a vampira, realizar hechizos muy oscuros con su sangre. La lunimosiodad del discurso de Claudia Ayer en el Zócalo la ha destruido desde antes de que Xóchitl siquiera empezara su campaña. Lo demuestran los 41 puntos de ventaja de la candidata de Morena en la encuesta más confiable:

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