La idea delirante de una conjura internacional

El presidente AMLO ha estado enfadado en los últimos días. Desde la aparición del artículo de The New York Times, en el que se dejan entrever las supuestas relaciones de personas cercanas de su campaña con el crimen organizado, el jefe del Estado mexicano y sus leales corifeos han dedicado espacio a denunciar “una conjura internacional” orquestada por la derecha.

Y sí, fieles a la retórica lopezobradorista de denunciar complot o conjura frente a un tema que no les resulta favorable, los seguidores de la 4T ahora han clamado que el artículo del diario neoyorquino es falso y que es – sin presentar argumentos- parte de la dicha conjura.

En este tenor, si bien cualquier hipotética relación de la campaña de AMLO con el crimen organizado cae en la esfera de la especulación, pues no existen elementos para sostenerlo, una “conjura internacional” organizada por la “derecha” se antoja como parte de la clásica descalificación hecha por la pseudo izquierda a sus opositores.

¿Qué interés puede tener el NYT es lastimar políticamente a AMLO y a su gobierno? ¿Creen los partidarios de la 4T que a Washington le importa la conservación de la democracia en México? ¿O que pretenden intervenir en las elecciones presidenciales para imponer un gobierno de “derechas”?

Nada más lejano de la realidad. Contrario a los tradicionales  eslóganes de la pseudo izquierda mexicana dirigidos a hacer creer que al gobierno de Estados Unidos le conviene un gobierno de derechas, la realidad apunta hacia un hecho inequívoco: al gobierno estadounidense no le importa más que el presidente mexicano coopere en el control migratorio. Es decir, que la Guardia Nacional se dedique a detener migrantes centroamericanos.

Por tanto, la idea peregrina de que existe una conspiración de la “reacción” en el mundo para desestabilizar el gobierno de AMLO se cae a pedazos, y se ha convertido en una sandez asaz desproporcionada. Sin embargo, muchos se creen la idea de que la mal llamada izquierda posee el monopolio de la legitimidad del discurso, mientras la derecha es rancia y corrupta.

AMLO está en problemas. Por un lado, su ego se ha visto lastimado ante los señalamientos hechos por el NYT y difundidos por sus opositores, y por el otro, Claudia Sheinbaum estará obligada a defender la “autoridad moral ” del presidente, a la vez que deberá hacer una campaña con sello propio, olvidándose, al menos por momentos, de su jefe político.

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