Lo que AMLO y los suyos no entienden sobre la democracia
La actitud del presidente AMLO ante la marcha del domingo pasado pintó de cuerpo entero el talante del jefe del Estado y de quienes le apoyan. Desde la orden dada a los militares de no izar la bandera nacional hasta las descalificaciones hechas hacia los miles de mexicanos que marcharon libremente, el presidente mexicano demostró una vez más su profundo desdén hacia una de las reglas más básicas de la democracia: el derecho de las minorías a disentir.
AMLO y sus huestes malinterpretan el sentido de la democracia, o si se quiere, lo tergiversan para que sea pertinente y útil para sus intereses políticos. Sí, efectivamente, como lo entienden ellos, la democracia es el gobierno de las mayorías; unas mayorías representadas en el jefe del Ejecutivo y en el Congreso.
A partir de esta interpretación a todas luces incompleta, el presidente y sus fieles propagandistas se arrogan el derecho de hacer y deshacer leyes, reformar la Constitución, atribuirse la legitimidad única del discurso político, a desdeñar cualquier expresión de la oposición, y en suma, a creerse propietarios del país.
Se equivocan. La democracia no se reduce al gobierno de las mayorías, sino que se trata de un concepto amplio que pasa también por el respeto de las minorías, la existencia de contrapesos, la libertad de expresión sin el temor a ser vapuleados por el jefe del Estado en la mañanera, el fortalecimiento del poder Judicial como garante de la Constitución, y, recuperando la alegoría de Lorenzo Córdova, en el mantenimiento de la escalera que hizo posible al líder subir a la cúspide del poder.
También se equivocan los morenistas cuando, ufanos de representar a las mayorías, arguyen que están legitimados para atropellar a las minorías en el Congreso. ¿No han comprendido que las leyes, respaldadas por el marco constitucional y la garantía de respeto ofrecida por la Corte, tienen como misión hacer valer los derechos de los grupos minoritarios?
¿No será también por esta interpretación limitada de la democracia que los morenistas están empecinados en eliminar las doscientas diputaciones plurinominales? ¿no les permitiría esta reforma deshacerse de las expresiones minoritarias y alcanzar el control ilimitado de la cámara baja?
En resumen, como bien ha sido señalado por sesudos analistas, el proyecto morenista está dirigido a destruir la democracia en su concepto amplio; principalmente en términos del sistema de contrapesos y en la eventual posibilidad futura de un cambio de régimen. Ellos no son dueños del país, y los mexicanos deberán demostrarlo el próximo 4 de junio.