¿Quién nos cuida en este país? Nadie… Absolutamente nadie

¿Quién nos cuida en este país? Ya no se diga protegernos físicamente y en nuestra integridad, eso ya es mucho pedir… nadie cuida de nuestros datos personales.

Al menos no el presidente de todos los mexicanos; el presidente bueno, humanista, creyente y religioso.

AMLO de plano ya no cuenta con un filtro que le permita controlar lo que va a decir, hacer o leer.

Miro y escucho con detenimiento la escena dantesca que sucedió hoy en su mañanera: El presidente leyó una carta que le hizo llegar ayer el medio estadounidense The New York Times.

López Obrador aseguró que la carta venía escrita en tono amenazante y fue recibida por su fiel escudero Jesús Ramírez.

Se trata de una carta escrita por Natalie Kitroeff, jefa de la corresponsalía de The New York Times en México.

La carta  da cuenta de que ese medio tenía información acerca de acercamientos de López Obrador con el narcotráfico, independientemente de lo que ya se conocía por la DEA. En esta carta Natalie solicitaba que hubiera algún tipo de respuesta al tema el día de ayer 21 de Febrero dándole  hasta las 17 horas para hacerlo.

En ese escrito venía una serie de cuestionamientos que tenía que responder presidencia sí o sí.

Sinceramente al leer la carta y desde mi punto de vista personal sí creo que el tono de la misma fue amenazante y hostil forzando al presidente a contestar sí o sí en tiempo y forma como se lo requerían.

En ese tenor de ideas, me parece no era necesario eso, pues lo único que se logró es que Andrés Manuel López Obrador se victimizara, como siempre.

Pero de cualquier manera estaba muy enojado por esto. Tan enojado que leyó la carta de principio a fin pero no quiso omitir el número de contacto telefónico de la periodista en cuestión.

Creo que en realidad a Jesús Ramírez Cuevas no le importó cuidar los datos personales de la periodista, pero tampoco al presidente leerlo y darlos a conocer de manera pública y en cadena nacional.

Imagino ahora a Natalie cambiando de número telefónico con urgencia pues sus datos quedaron expuestos para  evitar que reciba una gran cantidad de injurias, amenazas y ofensas.

Creo que nadie, ni ella ni nadie más que su gabinete imaginaron los alcances del presidente cuando le tocan a sus hijos.

Porque si alguien es un padre que adora a sus hijos es el presidente. Eso sin duda.

Pero la rabia y la falta de inteligencia emocional están cobrándole factura a AMLO y no solo se daña a sí mismo, sino que daña a la candidatura de Claudia Sheinbaum que, asombrada segura estoy, también se encuentra ante esta situación.

Porque por más que sea falso o difamatorio lo que se diga en contra del presidente, jamás debió exponer los datos de la periodista en cuestión.

Por supuesto que se le fue a la yugular al New York Times, diciendo que son unos pasquines y otra serie de improperios.

La cosa es que creo que si el presidente hubiera leído la carta sin agregar los datos de la periodista, hubiera sido un punto a favor para el.

Pero leyó de corrido, como si fuera descuido quizá (y seguro dirá que lo fue) y divulgó el número telefónico de la periodista.

Yo soy una simple columnista y ciudadana que todos los días le agradece a SDPnoticias por darme la oportunidad de escribir.

No es el primer acto de ese tipo del presidente, ya lo ha venido haciendo publicando tuits de ciudadanos que se manifiestan libremente en el otrora Twitter, ahora X en plena mañanera exhibiéndolos.

El dicho de The New York Times queda en el dicho, mientras no hayan pruebas.

Sin embargo, aún con todo y pruebas el presidente ya sabemos que las niega todas, las evade y las ignora. Aquí no pasa nada.

AMLO está bien blindado, custodiado y protegido, mientras que nosotros los mexicanos, andamos así sin guaruras ni protección alguna, jugándonos quizá hasta la vida por no callarnos la voz.

Segura estoy ya le urge a Claudia Sheinbaum que su líder termine su mandato y deje de cometer errores tan garrafales como el de hoy.

A varios les estará urgiendo que termine este sexenio.

Es cuanto.

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