El mundo al revés
La desinformación es una herramienta muy socorrida en cualquier batalla, hasta cierto punto puede considerarse “normal” o esperable que se haga uso de este recurso para confundir al enemigo. Sin embargo los conservadores exageran. Lo que hemos visto en los últimos meses y semanas no solo es una deliberada estrategia para desinformar sino una operación gigantesca para torcer la realidad y reescribir la historia.
Confieso que cuando vi el reportaje auspiciado por la DEA donde se acusa al presidente López Obrador de haber recibido donaciones del crimen organizado para financiar la campaña de 2006, primero me reí y luego pensé: qué tontería, nadie se va a creer esto. Días después todo el Zócalo repleto de la turba de odiadores coreaban al unísono que AMLO era narco.
“El mundo al revés, ahora resulta que los narcos somos nosotros”, dijo el presidente en la mañanera del lunes. Y la verdad es que sí, como magia la turba de odiadores decidió que el obradorismo está coludido con el narco, no importa que Genaro García Luna haya sido declarado culpable en una Corte en Nueva York de haber conspirado para introducir drogas a los Estados Unidos, no importa que García Luna haya dirigido la Policía Federal en el sexenio de Fox y la Secretaría de Seguridad Pública durante el gobierno espurio de Calderón.
Los odiadores o los polarizados, como me gusta definir a los votantes del conservadurismo, en su odio a López Obrador son capaces de sumar capas infinitas de calumnias a su repertorio de descalificaciones al presidente. No importa que las finanzas públicas estén sanas o que la paridad con el dólar sea más favorable que al inicio del sexenio, o que se hayan roto récords de inversión extranjera directa, ellos están convencidos de que “López es como Chávez: endeuda y lleva al país a la quiebra”.
¿Esto quiere decir que un sector de la población ha sido irremediablemente intoxicado de desinformación y que no tiene remedio? Es probable que así sea, estimo que 20% de la población ha sido víctima de este fenómeno, ha sido consumida por el odio al presidente y todo lo que huela a la Cuarta Transformación. ¿Debemos renunciar a interpelarlos? Me parece que de momento sí. En los próximos días comenzarán formalmente las campañas, la energía de los obradoristas debe concentrarse en los mexicanos que están dudando, que no se han decidido y que aún no se han incorporado a ningún bando. Cualquier estrategia para aclarar la desinformación debe ser dirigida a ellos.
Advierto que esto es solo el principio, los estrategas extranjeros de Xóchitl Gálvez profundizarán la campaña de desinformación sin importar cuán increíble o ridículo, su propósito es alimentar el odio y mantener la energía de los votantes opositores para que salgan a votar así como captar a votantes fácilmente influenciables, ya sea por su edad, nivel educativo o condición económica.
Por nuestro lado no queda más que recordar lo que hasta este momento hemos logrado e ir dibujando a lo largo de los próximos meses de qué se va a tratar la segunda etapa de la llamada 4T.
El autor es Consejero Estatal de Morena por la alcaldía Benito Juárez.