Dos democracias
Este domingo, los conservadores lograron llenar el Zócalo. A pesar de la bancarrota moral del PRI, el PAN y el PRD y la debilidad extrema de Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada las fuerzas reaccionarias, la sociedad civil privatizada, la prensa conservadora y la clase media intoxicada dieron muestra de que han fortalecido su organización y su capacidad de movilización. Se demuestra la tesis de que el obradorismo no solo revolucionó la conciencia del pueblo, también alertó a la oligarquía y despertó la conciencia política de sectores conservadores para defender sus privilegios.
Después de semanas y meses de desorientación política y fallidas estrategias la coalición conservadora regresó al plan original, presentar a la Cuarta Transformación como una “regresión autoritaria” que pone en peligro “la democracia y la libertad”, #VotoLibre fue la consigna que enmarcó el regreso de la turba odiadora al Zócalo de la Ciudad de México.
¿De qué democracia hablan? ¿De la falsa democracia del periodo neoliberal? ¿La democracia de los fraudes electorales del 88′ y del 2006? Detrás de un Lorenzo Córdova encolerizado se leía “Nuestra Democracia no se toca”, confesión que se agradece. La democracia que añoran es la democracia de la República Simulada, la democracia donde las oligarquías imponían sus candidatos, donde se tendían cercos mediáticos, la democracia donde ganaba quien más dinero gastaba, la democracia donde el aparato del gobierno hacía ganar a sus candidatos, SU democracia, en efecto.
La democracia simulada tenía como objetivo preservar el régimen neoliberal, bajo la apariencia de elecciones “auténticas” y una autoridad electoral “ciudadanizada”, con un sistema de partidos “competitivo” y una prensa “libre”. La alternancia del PRI y del PAN era celebrada como prueba de progreso democrático aunque ambos partidos gobernaban con el mismo programa. Una auténtica estafa.
Irónicamente, mientras las fuerzas conservadoras ocupaban el Zócalo “en defensa del INE”, Morena y su candidata Claudia Sheinbaum colmaban la explanada de la sede del Instituto Nacional Electoral. En su mensaje, la doctora Sheinbaum esbozó lo que significa para el obradorismo la “otra democracia”, la democracia del pueblo, la democracia de los de abajo.
La democracia de la que habla Sheinbaum es la auténtica democracia, aquella donde el poder público se constituye para beneficiar al pueblo y a la nación, aquella donde no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, donde el presupuesto se orienta a atender las necesidades del pobre y del humillado, en lugar de consumirse en los privilegios de una burocracia onerosa y divorciada de la gente común. La democracia a la Abraham Lincoln: el gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo.
En su discurso en la explanada de la democracia Claudia Sheinbaum se comprometió a enarbolar los siguientes puntos.
Un gobierno honesto; división del poder político con el económico; austeridad y disciplina financiera; garantizar libertades; respeto a la diversidad política, cultural y sexual; Igualdad sustantiva para mujeres; garantizar derechos del pueblo de México; promover desarrollo tecnológico; derechos culturales; consolidar proyectos estratégicos; soberanía energética; restauración del medio ambiente; soberanía alimentaria; promover la inversión privada y extranjera; y profundizar la seguridad pública como se logró en la Ciudad de México.
Esto es, dar continuidad a la Cuarta Transformación, profundizar los cambios y construir lo que se ha denominado “el segundo piso de la Transformación”. Millones de mexicanos depositamos en la doctora Sheinbaum nuestra confianza para que nunca más se imponga la reacción, para que no se dé marcha atrás a lo alcanzado y que nunca vuelva a padecerse el abandono, el saqueo y la corrupción del régimen neoliberal.
El autor es Consejero Estatal de Morena en la Ciudad de México por la alcaldía Benito Juárez.