Starship Troopers: Una sátira del fascismo

Como todo niño noventero, disfruté de las películas del cineasta holandés Paul Verhoeven, tanto en el cine, como en sus eternas repeticiones en la televisión abierta. A esa edad, la capacidad de análisis era “robot disparando a ladrones” y nada más.

Sin embargo, una discusión en Twitter recordó la que fuera la última incursión de Verhoeven en el cine de Hollywood, después del descalabro de “Showgirls”, cinta que prácticamente sepultó el género del “triller erótico” (así es, estimados lectores, ese género cinematográfico existió alguna vez). La cinta Starship Troopers, conocida en tierras mexicanas como “Invasión”.

Según la discusión difundida en Twitter,  Starship Troopers retrata de manera brillante un imperio en declive fascista. La cinta, basada en la jingoista novela de ciencia ficción de Robert A. Heinlein, enfrentó en su momento críticas por su postura militarista o, de plano, fascistoide.

Es evidente a lo largo de la película de Verhoeven, con todo y sus diferencias con la novela, que la Tierra y sus colonias interplanetarias viven bajo un régimen fascista global gobernado por la Federación de Ciudadanos, cuyo objetivo explícito es colonizar y controlar toda la galaxia. En esta sociedad del futuro, anglosajones habitan Buenos Aires y únicamente las personas que sirven en el ejército (las “tropas espaciales” del título de la novela) pueden acceder a la ciudadanía.

En la cinta, se insinúa a través reportero que los humanos invadieron primero el territorio de los “Insectos”, la otra especie inteligente de la película, deshumanizada en cuanto a apariencia y con un apodo despectivo que nos rememora a los discursos fascistas contra el “otro”.

Con ecos fuertes de la actualidad, las fuerzas especiales (en donde aparece el mismísimo “Doogie Howser” con un disfraz de nazi), el conflicto con los “insectos” se recrudece después de lo que parece ser un ataque de falsa bandera contra Buenos Aires, en donde mueren los padres del protagonista, “Johnny Rico”, lo cual recrudece la sed de guerra entre ciudadanos y civiles por igual.

Ni una sola vez los Insectos invaden la Tierra o su sistema solar y Verhoven una y otra vez muestra a los extraterrestres emprendiendo acciones defensivas, no ofensivas.

Al final de la cinta, la guerra perpetua continúa con un régimen terrestre tan desgastado que los reclutas que ingresan al ejército son niños soldados. Una película adelantada a su tiempo, sin lugar a dudas.

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