Relevo generacional
La política puede entenderse desde distintas perspectivas. Es, además de un paradigma, la vía de acceso al poder público institucional. En pocas palabras, es un elemento fundamental e inherente de un proceso de transformación. El más claro ejemplo es el del presidente López Obrador, que durante más de treinta años encabezó una lucha legítima que, a la postre, lo llevó a trepar a la cima de las preferencias de la opinión pública. Eso, además del proyecto que representa, le abrió la posibilidad y, de paso, generó las condiciones para apuntalar la sucesión presidencial.
Con ese mecanismo democrático, el clima electoral que vivimos, a su vez, ha catapultado al relevo generacional que tanto énfasis ha hecho el presidente. Morena ganará la presidencia con Claudia Sheinbaum, y un número potencialmente significativo de posiciones. Es más, tendrá mayoría calificada en ambas cámaras legislativas, pues, a comparación del Frente Amplio por México, el lopezobradorismo ha tomado decisiones con base en los mecanismos de encuesta que, para el caso, se han consolidado como un recurso democrático. Las propias determinaciones para ir armando la dupla para las candidaturas al Senado de la República, son el mejor ejemplo de la apertura.
Así ha sucedido en este proceso coyuntural. De hecho, han quedado definidas la mayoría de posiciones que se jugarán en las boletas para la cámara alta. Debido al mecanismo que se aplicó, muchos legisladores en activo serán nuevamente abanderados. Ganaron la encuesta en sus entidades y, con ello, obtendrán el boleto para participar el próximo dos de junio. Esa lista, de igual forma, la integran cuadros y liderazgos muy competitivos que, para la concepción del presidente, son el prototipo perfecto del relevo generacional.
En Zacatecas, por ejemplo, Saúl Monreal será candidato de Morena para el Senado de la República. Con ello, el hermano menor de Ricardo ha dado un paso fundamental en su carrera. Su destino, como sabemos, será la cámara alta, pues el lopezobradorismo es el gran favorito en esa entidad. Dirán que es muy prematuro, sin embargo, Saúl se coloca, por lo que representa esta tribuna, como el relevo generacional para la próxima elección de gobernador. Sin duda alguna el Senado, para efectos de impulso, es un trampolín o, mejor dicho, la antesala para llegar al despacho del ejecutivo estatal. Tan solo en esta legislatura lograron trepar a la cima de las preferencias: Víctor Castro, Julio Menchaca, Martí Batres, Delfina Gómez, Salomón Jara, Rubén Rocha y Miguel Ángel Navarro, todos ellos, en su momento, pertenecieron a la fracción de Morena en el Senado.
Lo harán, de igual forma, dos cartas potencialmente competitivas como Eduardo Ramírez, en Chiapas, lo mismo que Alejandro Armenta en Puebla. Ellos dos, por cierto, son ampliamente favoritos para ganar las elecciones del próximo dos de junio. Así que, con esa premisa, podemos ir considerando a Saúl Monreal para las elecciones federales del 2027, cuando se renueve el ejecutivo en Zacatecas. No hay ninguna duda de ello. Para ese entonces, de hecho, él será legislador y, de paso, un aspirante natural por la gubernatura. Repito, dirán que es muy prematuro, sin embargo, llevamos tres años consecutivos en pleno proceso sucesorio presidencial. Por tal motivo, no podemos perder de vista el próximo ejercicio que se avecina.
El simple hecho de ser incluido en la dupla que integrará la fórmula del Senado lo catapulta a ese escenario a posteriori. Morena ganará la elección presidencial en Zacatecas. De la misma forma, se llevará los dos espacios legislativos para la cámara alta y, de paso, gran proporción de distritos federales. Se hablan de perfiles como Santos González, coordinador de los asesores en el Senado de la República, y gente muy cercana a Ricardo Monreal. De hecho, todos los vientos soplan a favor de Santos. Se dice que, de un momento a otro, su nombre aparecerá para abanderar a Morena en Zacatecas capital.
Estamos, no hay duda de ello, ante la presencia de una lista grande de perfiles que, para este proceso, han brotado como el relevo generacional. Ahí destacan, por supuesto, todos los cuadros que mencionamos en los fragmentos de esta columna. De hecho, esto también incluye a quienes, en efecto, tienen funciones activas desde la administración pública. El más claro ejemplo es el de Rodrigo Reyes, secretario general del gobierno de Zacatecas, y pieza clave del engranaje de David Monreal. En vista de ello, el presidente López Obrador, una vez que finalice su trabajo, se puede ir tranquilo: hay relevo generacional. Todos ellos, por cierto, dotados de una gran capacidad política para operar cualquier tema o coyuntura electoral.