Soluciones sencillas para problemas complejos
La prensa y los analistas se han hecho eco de las veinte reformas constitucionales presentadas por AMLO el pasado 5 de febrero. En un intento de buscar influir ilegítimamente en un proceso electoral que no le corresponde (pues claramente él no estará en la boleta) el jefe del Estado mexicano dio a conocer una serie de cambios a la Carta Magna dirigidos a ganar voluntades, y no a impulsar cambios verdaderos.
En opinión de un buen número de analistas y politólogos, la máxima de presentar “soluciones sencillas para problemas complejos” resume perfectamente el ideario populista.
Un político carismático, sabedor de sus altos niveles de popularidad, y aprovechándose también de la ausencia de instrucción de muchos de sus seguidores, presenta un paquete de soluciones atractivas, que suenan bien, que azuzan a muchos despistados, pero que, por el contrario, distan enormemente de ofrecer soluciones en los hechos.
Miremos rápidamente algunas de ellas. Por ejemplo, la propuesta de elevar a rango constitucional el derecho de los jóvenes de bajos recursos a recibir becas; u otra, la de aumentar anualmente las pensiones para adultos mayores.
Si bien ambas propuestas son aparentemente viables y, en teoría, contribuirían a mejorar la calidad de vida de un grupo de la población mexicana, el problema yace en el “¿cómo?” ¿Cómo será capaz el Estado mexicano, y en particular, el gobierno en turno, de hacer frente a esas obligaciones constitucionales sin tropezarse con un déficit de las finanzas públicas o sin caer en una mayor deuda pública?
Todo apuntaría, huelga subrayar, hacia la necesidad de una profunda reforma fiscal que haga posible el fortalecimiento del Estado en términos de la recaudación. Sí, un aumento de impuestos. ¿Hablarán AMLO y el partido oficial sobre un aumento de impuestos en pleno año electoral? Difícilmente.
Otra idea recurrente de AMLO, y ahora presentada formalmente como propuesta de reforma constitucional, ha sido la de eliminar los organismos autónomos; pues, según asevera el presidente, favorecen a los intereses de un puñado en detrimento del interés público.
Para ello AMLO ha propuesto su eliminación del texto constitucional. En adición a las consecuencias en términos del eventual empoderamiento del Ejecutivo como resultado del desmantelamiento de las instituciones autónomas… ¿ su desaparición resolverá el complejo problema de la corrupción? ¿No sería más pertinente una evaluación más profunda sobre qué debe modificarse punto por punto en las leyes orgánicas y reglamentos internos de cada de estas instituciones?
En resumen, AMLO, fiel a la máxima populista de presentar “soluciones sencillas para problemas complejos” pretende una vez más embelesar a sus votantes, para que estos crean fielmente en un discurso vacío y lleno de eslóganes; y sobre todo, para que depositen su confianza en su desangelada candidata.