Último semestre legislativo
Será el último estirón legislativo en la Cámara de Senadores, la plenaria significó el arranque simbólico de los trabajos que vendrán, acompañados de una carga de pendientes pero también de iniciativas, como las que -esta misma semana- enviará el presidente López Obrador. Siendo así, seremos testigos de un cierre muy atractivo que coronará un sexenio potencialmente productivo que, desde el pleno, impulsó las reformas constitucionales que, además de ser una prioridad, se convirtieron en el principal sostén del proyecto de la 4T.
Para ello, debemos considerar un aspecto sumamente importante, la comunicación y la capacidad para conciliar con todas las fuerzas políticas que integran el pleno. Como sabemos, hubo un relevo institucional en la coordinación de la fracción de Morena. Hace unos días, Eduardo Ramírez, el hoy abanderado por la gubernatura de Chiapas, dejó de ser el líder para meterse de lleno al proceso electoral, siempre con el acompañamiento de Ricardo Monreal.
En términos generales, podemos hablar de una labor de mucha calidad legislativa. Eduardo Ramírez, en ese sentido, entendió perfectamente el rol que jugaba como coordinador. Trazó una agenda de asuntos prioritarios para el movimiento y, a su vez, mantuvo la fracción en unidad. De hecho, prácticamente no se notaron muchos ajustes en esa ruta de trabajo que, meses atrás, dio buenos resultados. El objetivo, recordemos, es trabajar toda iniciativa desde las comisiones correspondientes. Esa es, sin duda, la esencia de la Cámara de Senadores. Así es como se han aprobado todas las reformas constitucionales, pues no se tramitan los temas en fast track. De hecho, no ha existido ningún pretexto para no debatir o analizar un punto. Todos, sin excepción alguna, se abrieron a la discusión y evaluación por parte de Eduardo Ramírez en su momento.
Desde esa perspectiva, Eduardo Ramírez entregó buenas cuentas una vez que solicitó licencia. De hecho, todos los que integran el pleno, a través de distintos mensajes, le reconocieron la capacidad y el oficio que le imprimió. Este último tramo será algo similar. La fracción de Morena, para lo que se avecina, está cohesionada y consciente que vendrán momentos de mucha tensión. Esto incluirá mucho trabajo, debate y esfuerzo para sacar las iniciativas del presidente Obrador. De entrada, Ricardo Monreal ha tomado el timón. Siendo así, hay garantía de que se pondrá en marcha toda la capacidad y esfuerzo político. De hecho, ha trascendido que, entre las fuerzas del pleno, hay coincidencias en algunos puntos, lo que abre el compás en la toma de decisiones.
Entonces, como una evaluación rápida, el trabajo de Eduardo Ramírez lo podemos calificar como muy eficiente. Eso se mide, claro está, con todos los componentes que mencionamos en los fragmentos de esta columna. Hubo pericia, sagacidad y mucha capacidad política para encabezar un reto mayúsculo como lo es la coordinación de los senadores de Morena. Será, visto desde ese ángulo, como un año redondo para Ramírez pues llega como favorito a la elección por la gubernatura de Chiapas. Inclusive, algo que llama poderosamente la atención es que, en intención del voto, el sur del país promedia más del 65% a favor de la causa lopezobradorista. O sea, “el jaguar” será el futuro mandatario estatal y, de paso, le ha generado las condiciones a Sheinbaum para que obtenga un resultado muy abultado, por lo que significa el efecto que provoca en el ánimo de la gente.
No hay ninguna duda de que Eduardo Ramírez ganó la encuesta interna de Morena. Es más, fue muy superior a todos. Pero, más allá de eso, lo mas significativo de su liderazgo es que, al final de cuentas, tuvo el voto de confianza del presidente López Obrador, y por supuesto de Claudia Sheinbaum, heredera del bastón de mando y personaje clave en la toma de decisiones del partido. Con esas determinaciones, de hecho, Morena está en condiciones de ganar las nueve gubernaturas y la mayoría de las posiciones legislativas. En primera, porque ha recurrido al mejor armado de perfiles en las entidades federativas. El caso de Chiapas es el mejor ejemplo de ello.